17

634 81 7
                                    

Chūya no pudo evitar sentir celos, ¿Qué hacía Fyodor en casa de Dazai en su ausencia? ¿Volvió a hacerle daño? ¿Lo habrá amenazado? ¿Pensará quitarle a Ryūnosuke?

Tan rápido como pudo, se adentró a la habitación, encontrándose una escena que le dolió bastante. Fyodor jugaba con el niño, animándolo, intentando que se sintiera mejor después de su recaída. Era un momento conmovedor de padre e hijo del que Chūya estaba celoso. Se quedó en la puerta de la habitación, sin decir nada, alejándose lentamente. Dazai suspiró.

— ¿Piensas volver con él? Después de todo, es el padre de tu hijo.

Preguntó serio.

— Chūya, yo nunca estuve con él. Tú sabes cómo sucedieron las cosas. Yo nunca he sentido ni sentiré nada por Fyodor. Sólo... Le estoy permitiendo su última voluntad.

Respondió tranquilo, yendo hacia la sala seguido por Chūya. Ambos tomaron asiento en los sofás, sirviéndose unas copas de vino tinto.

— ¿Me estás diciendo que ese tipo se va a morir?

— Ryū heredó su enfermedad de los pulmones. Fyodor está cerca de la muerte, y quiere llevar a Ryū a Rusia para que sus padres y familiares lo conozcan y puedan recordarlo una vez muera.

Explicó, apretando sus puños. Esto no pasó desapercibido por el pelirrojo, quien de nuevo sintió celos. ¿Por qué Dazai parecía sufrir al decir eso?

— ¿No quieres que ese maldito se muera, Dazai?

— Chūya... No es eso, sino que... Mi bebé, mi Ryū... Tendrá el mismo destino...

Derramaba lágrimas, que pronto limpió. Chūya se sentó más cerca de él para abrazarlo, besó una de sus mejillas y daba algunas palmadas de ánimo en su espalda.

— No. Buscaremos una manera para que Ryūnosuke viva más de lo aproximado. Ya verás que lo tendremos por muchos, muchos años, Dazai.

— Eso espero, ni siquiera en Rusia han podido encontrarle cura a Fyodor. Por cierto, ¿Y Atsushi-kun?

En el dormitorio de Ryūnosuke...

Fyodor estaba vistiendo al pequeño azabache con ropa ligera, para nada cálida, por si la fiebre regresaba. Le había quitado el oxígeno al verlo mejor, y ahora tenía en mente jugar con él.

— Ryūnosuke, ¿te gustaría conocer a los abuelos en Rusia? Ellos seguramente estarán felices de saber de tu existencia.

Decía ilusionado. Se recostó cara arriba, y sentó a Ryū sobre su abdomen, para platicar con él.

Ryūnosuke se quedó pensativo durante un momento. No sabía qué era "abuelos" ni "Rusia", pero no dudó en responder un "Sí" lleno de energía.

— ¡Shii! ¡Abelos! ¡Doshia! ¿Mamá tambén?

Preguntó curioso, llevándose un dedito pulgar de su mano a su boca.

— Nonono, no haga eso.

Le apartó el dedo.

— ¿Mami Doshia?

Volvió a preguntar.

— Ryūnosuke... Dazai no puede ir con nosotros. Mis padres, mis familiares, nadie debe saber que tu mami es otro chico... Se darían una mala impresión de mí.

— Uh... ¿Mami?

Volteaba hacia los lados, buscando con la mirada al tipo del vendaje, sin éxito. Comenzó a quejarse y sus ojos se llenaron de lágrimas, llevándose sus puños a ellos.

— ¿Eh? ¿Vas a llorar?

Eso le preocupó. ¿Cómo se suponía que calmaba a un bebé que llora? Tenía miedo.

Trabajar para la Agencia de Detectives Armados le dejaba poco dinero para sus gastos y los de Ryū, y no quería seguir dependiendo de Chūya, y ahora de Fyodor, que le daba dinero por el niño.

Dazai se sentía como en los viejos tiempos, con un poco de nuevos cambios en su vida: ahora estaba Ryūnosuke.

Se vestía de negro con una gabardina elegante propia de la Port Mafia. Mirándose al espejo. Había decidido trabajar otra vez para la mafia y Mori inmediatamente lo dejó en el lugar de líder y próximo jefe. Ahora era el aprendiz de jefe de Mori Ougai, siendo igual de listo que siempre.

En cuanto a la agencia, trabajaría sólo los fines de semana. Mientras no hiciera daño a la organización contraria, no había problema para ninguno de los dos lados.

Ryūnosuke estaba sentado sobre la cama, jugando con un sonajero, lo agitaba y se divertía con el sonido. Miraba cómo Dazai se vestía diferente y eso llamó su atención. Bajó de la cama con cuidado, y jaló de la gabardina negra de Dazai varias veces, señalando su ropa de colores claros.

— ¿Ryū? ¿Necesitas algo? Mamá ya casi se va a su antiguo trabajo. Te quedarás con papá Fyodor. Chūya debe trabajar conmigo.

Explicó. Hasta que notó el significado de lo que el niño quería: una gabardina negra igual que la suya. Por suerte, la tenía. Dazai buscó esa gabardina de Ryū, y antes de ponérsela, le dejó una ropa de colores blancos que hacían juego con el traje oscuro.

— ¡Shii! ¡Ya, ámonosh!

Ryū fue a un mueble dónde tenía un sombrero negro, similar al de Chūya. No le gustaban mucho antes, pero al ver a papá Chūya con uno de esos sombreros, le dieron ganas de tener y portar uno también.

— Bien. En tu bolso, llevas pañales, toallas húmedas, toalla de baño, ropa, biberones, un vaso entrenador de niños grandes como tú, que ya no deben alimentarse de la leche de su mamá, papillas, jugos frutales, talco, protector solar, y tus cucharas. Le dices a la rata de tu padre que llevas todo, por si lo necesita.

Explicó lo más breve posible. Colgándose la bolsa de Ryū sobre uno de sus hombros, y sujetando una de las manitas del niño para caminar hacia afuera.

Debía ser lo más cuidadoso posible de no ser visto con Ryūnosuke. Para Mori y los de la Port Mafia, sería problemático que un integrante, y mucho más si será el jefe, tenga hijos o una relación con alguien de la misma mafia u organización contraria.

Fue a llevar a Ryū a casa de Fyodor, para luego irse a la sede de la Port Mafia, reintegrarse, y fingir no estar en ningún tipo de relación con Chūya.

Algo que le dió felicidad al momento de llegar fue ver a Atsushi en brazos de Kouyou, la única que sabía del secreto. Sonrió.

— Dazai-kun, bienvenido a la Port Mafia.

Saludó Mori.






Algo que les gustaría que sucediera??
Quieren pronto el baby del Soukoku?
Aunque...este fic es más de Ryū que de cualquier otro uwu

Necesito opiniones de todo tipo :")

RYŪ EL HIJO DE DAZAIWhere stories live. Discover now