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Chūya se disculpó, luego de haber conocido la verdad acerca de Dazai y Ryūnosuke. Ahora sentía pena, coraje, ganas de matar a ese hombre que abusó de Dazai luego de drogarlo. Pero primero, debía averiguar de quién se trataba.

Decidió quedarse en casa del castaño por si alguna urgencia con Ryū surgiera de repente a mitad de la noche, ya que él traía su motocicleta y podrían llegar más rápido al hospital.

Se encontraba recostado en un futón al lado de la cama, sobre el suelo. No quería ser una molestia para el joven de vendas, ni mucho menos para Ryū, quien ni siquiera se quedó dormido en su cuna, sino en la cama.

- Chūya, deberías subir a la cama. Aún queda espacio.

Insistía Dazai.

- Te dije que no, Dazai. No quiero ser un estorbo para Ryū.

Respondió desde el futón, acomodándose mejor para dormir.

- Si me llevo a Ryū a la cuna podría despertarse y eso sería problemático para mí. Tengo que irme temprano a trabajar mañana por mi primer día en la Agencia Armada.

Dijo el castaño, dejando de insistirle a Chūya dormir en la misma cama.

En sus sueños, que en realidad se habían vuelto una pesadilla, Dazai recordaba el momento en el que era terriblemente abusado sexualmente. Podía recordar a un azabache que se satisfacía con su cuerpo de manera brusca y forzada, aprovechando el estado en el que él (Dazai) se encontraba, débil, sin fuerzas, con poca visión y poco consciente.
El hombre no se atrevió a mencionar palabra, ya que quizás se trate de alguien listo que decidió no hablar para no ser reconocido por su voz años más tarde. Sólo podían oírse sus gemidos de placer y jadeos, nada más.

Algo peludo y suave cayó sobre la cara del castaño en el acto, no pudo saber qué era, dado que el azabache lo recogió enseguida.

Dicho sueño-recuerdo, regresaba a la realidad cruel que tenía el ex mafioso. Si nunca tuvo una razón para estar con vida, ahora mucho más eran sus ganas de terminar con ella. ¿Para qué vivir cuando eres el juguete y la basura de alguien? Eso siempre se preguntaba.

Despertó de terribles recuerdos, sudando, agitado. Por fortuna, Ryū ni siquiera se movió, seguía durmiendo y Chūya con más razón, ya que no pudo sentir el movimiento de la cama al sentarse Dazai repentinamente.

El joven del vendaje salió de la habitación, en busca de su estuche de navajas, y por una cuerda. Quería terminar con esa pesadilla llamada "vida" lo antes posible, aprovechando que Chūya se quedaría con Ryū y no lo dejaría nunca.

Temblaba y derramaba lágrimas en silencio, quitándose rápidamente sus vendas para luego hacer nuevos cortes en sus brazos.

- Odasaku, espérame del otro lado, Odasaku...

Murmuraba. Sus nuevos dos cortes sangraban poco. Su dolor era mucho menor al dolor que sentía en su alma. Había perdido su dignidad, virginidad, orgullo, libertad, niñez, adolescencia, su mejor amigo, todo estaba perdido para él y no podía seguir soportando.

Dejó de lado las navajas, y subió a uno de los bancos, para alcanzar la cuerda que estaba lista para colgarse de ella. Estaba decidido, lo haría sin pensarlo demasiado.

RYŪ EL HIJO DE DAZAIWhere stories live. Discover now