15.

12.4K 1.3K 1.2K
                                    


┌────────── °° ──────────┐
SI PUDIESE DETENER EL TIEMPO
└────────── °∘❁∘° ──────────┘
.
.
.

Las cartas seguían llegando, informándonos que la situación iba de mal en peor.

Caminaba de un lado a otro como animal enjaulado, esperando y rezando que la siguiente correspondencia de Meg o Jo, tuviera escrito "Beth ha mejorado". 

Aunque la carta llegó, y su contenido decía todo lo contrario. La esperanza en estos momentos era como una vela en una habitación completamente a oscuras; esta se iba consumiendo cada vez más, y nosotros sabíamos que en cualquier instante podría apagarse, y quedaríamos sumidos en una oscuridad avasalladora.

Dada las circunstancias, no pudiendo contenernos más, Amy y yo nos encontrábamos de regreso en el salón de nuestra casa. Si Jo y Meg estaban disconformes con nuestra presencia, no habían dicho nada; tal vez era resultado del agotamiento en sus cuerpos o la falta de voluntad para continuar por sus cuentas.

Las cuatro, Hannah y los Laurence, aguardábamos pacientemente a que el doctor bajara y nos informara acerca de la situación. El silencio era escalofriante, el ruido de nuestras respiraciones era lo único que se proyectaba en la habitación. Nadie quería a hablar, tampoco es como si supiéramos que decir.

¿Qué se supone que debías decir en situaciones cómo estás? Cuando las palabras de ánimo ya se habían acabado y con ellas todo el positivismo que pudiéramos tener.

Beth contaba con nosotros para mantenerla, éramos sus pilares, más, comenzábamos a flaquear. No podíamos ser su apoyo si nosotros mismo comenzábamos a caer.

El crujido de la madera de los escalones hizo que todos saltáramos como resortes.

Amy se aferraba a mi mano con tal vehemencia que podría jurar que oí el crack de mis huesos.

—Está delicada, la situación es más crítica de lo que creíamos—el doctor Bangs nos informó.

Mi corazón dio un vuelco.

—Pero con el tratamiento y los medicamentos, se curará ¿verdad?—la desesperación era notable en la voz de Meg.

No pude continuar oyendo la conversación. Mi mente se negaba a aceptar lo que estaba ocurriendo.

No podía pasar. Esto no podía estar pasando. No a nosotras, no a la dulce y tierna Beth.

Me levanté de un golpe y salí de la casa.

Las paredes parecían venirse abajo y no había nada que pudiera hacer para evitarlo. Mi respiración era agitada, mis latidos acelerados.

Me gustaría poder detener el tiempo. Detener la enfermedad. Quisiera poder detenerlo todo hasta poder salvarla.

Detener el mundo hasta que las piezas volvieran a unirse.

No la podíamos perder. Ella no podía....

De un tirón, algo me hizo dar media vuelta, y estamparme de lleno contra si.

Bastaba con la fragancia de su perfume y la desgastada tela de su bufanda para reconocerlo. Sus brazos se entrecruzaban tras mi espalda en un agarre demasiado fuerte, pero no tenía intención alguna de pedirle que me soltara. En vez de eso, me aferre a él con mayor vehemencia.

—No quiero perderla Laurie—sollocé—. Si hay alguien en este mundo que merezca vivir, es ella. Siempre ha sido tan buena y bondadosa. ¡Maldición! Esta es nuestra culpa. Es mi culpa. Tendría que haberla detenido cuando quiso ir sola a lo de los Hummels. Tendría que haberla cuidado. Era nuestra responsabilidad. Y la dejamos sola.

LITTLE WOMEN|| 𝑚𝑎 𝑏𝑎𝑙𝑙𝑒𝑟𝑖𝑛𝑒Where stories live. Discover now