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   LA EXPOSICIÓN DE ARTE
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—¿Amy, puedo saber porque traes contigo un número?—señalé al pequeño cartel que sostenía entre sus manos

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—¿Amy, puedo saber porque traes contigo un número?—señalé al pequeño cartel que sostenía entre sus manos. Se le entregaba uno a cada uno de los presentes, que serían en fin de cuentas, lo posibles compradores.

—He llegado a la conclusión de que es hora de invertir mi fortuna, y claro darme algunos lujos—susurró con una sonrisa, haciendo que soltara una pequeña risa.

Ambas nos hallábamos aquí porque las pinturas de Amy habían sido solicitadas para formar parte del evento. Su reciente éxito con una de ellas había logrado llevarla al estrellato, convirtiendo su nombre en uno aclamado por la sociedad del arte.

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Meses atrás, a altas horas de la madrugada, había irrumpido en nuestra casa, despertándonos a Laurie y mí, alegando que se le había ocurrido la brillante idea de emplear su segundo nombre estratégicamente para que pudiera interpretarse como si el artista fuera un hombre.

Completamente brillante no lo iba a negar, más podría haber aguardado al menos hasta un horario prudente para compartirlo. Ese era el porqué Amy había sido despojada de su llave de emergencia.

—Bienvenidos, damas y caballeros, a la exposición de arte mas grande y esperada a nivel mundial—la presentadora hizo una pausa dando lugar a los aplausos de toda la sala—. La subasta del día de hoy contara de seis valiosas y únicas piezas de grandes artistas que ya están fuera del mercado, haciendo de esta la última oportunidad de algunos afortunados para hacerlas de su posesión.

Mientras dejaba que la mujer hablara me incliné hacia Amy para que solo ella me oyera.

—¿Con cuantas piezas cuentan las colecciones de arte normalmente?

—Depende del artista, su edad y experiencia. El evento de hoy debe tener no más de ochenta piezas de arte, es decir que cada colección ronda entre siete u ocho unidades.

Mire fascinada a mi alrededor, notando el claro contraste entre las personas que se movían de un lado a otro ansiosos por comenzar a ofertar en la subasta, y aquellos que paseaban por las galerías, analizando las colecciones exhibidas y debatiendo si deberían comprarlas.

La oferta y demanda comenzó, la euforia y la tensión palpable en el ambiente mientras observábamos cómo sumas incoherentes de dinero eran sugeridas sin premeditación alguna.

Me hallé tan involucrada en lo que estaba sucediendo que ni siquiera me detuve a tomar un sorbo de la copa que descansaba en mi mano.

—Finalmente, damos comienzo a la última subasta del día, con nada más y nada menos que la pieza más exquisita de Felippé Ardoir, "Dama de la Medianoche"

LITTLE WOMEN|| 𝑚𝑎 𝑏𝑎𝑙𝑙𝑒𝑟𝑖𝑛𝑒Where stories live. Discover now