28.

7.2K 928 369
                                    

┌───────── °° ─────────┐
DULCES PROMESAS
└───────── °∘❁∘° ─────────┘
.
.
.

┌───────── ∘°❁°∘ ─────────┐DULCES PROMESAS  └───────── °∘❁∘° ─────────┘

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Laurie, te juro que si esto resulta ser alguna de tus bromas, voy a-

—Shh, ya casi llegamos. Tú solo continúa avanzando—sus manos sobre mis hombros aplicaron presión para que no pudiera darme la vuelta o retroceder.

Resoplando, seguí caminando a tientas. Un trozo de tela vendaba mis ojos, evitando que pudiera ver hacia dónde nos dirigíamos. Así habíamos comenzado el día, con Laurence golpeando la puerta demasiado temprano para poder siquiera discutir con él, y aclamando que tenía una "sorpresa".

—Dame una pista—supliqué.

—Ya deja de ser ansiosa saltamontes, no queda mucho para llegar.

—Laurie...

—Confía en mi, Lyds—susurró en mi oído, para luego darme un casto beso en la mejilla.

Sonriendo, continuamos por al menos unos diez minutos, antes de frenar. Por los ruidos a mi alrededor y la conocida sensación de tierra bajo mis pies, sabía que estábamos al aire libre; más donde seguía siendo un misterio.

—Ya puedes abrir los ojos—me indicó removiendo la venda.

Frente a mí, el gazebo de la casa abandonada estaba adornado con docenas de flores de distintas especies, sus coloridos pétalos creando una vista digna de ser admirada. Una pequeña manta se extendía en el medio junto con una canasta.

—¡Laurie, no debiste molestarte!—sonreí girándome para observarlo.

—¿Te gusta?—inquirió pasando sus brazos por mi cintura.

—Me encanta, es perfecto—deposité un beso en sus labios antes de tirar de él para sentarnos.

Habremos pasado horas y horas, riendo, conversando y comiendo, hasta que el sol había comenzado a bajar. Ambos nos apoyábamos contra el barandal contemplando como el cielo se tornaba en una combinación exquisita de colores.

—¡No!—jadeé de repente provocando que Laurie a mi lado saltara alarmado.

—¿Qué sucede?

—¡Mira!—señalé el pequeño letrero a un costado del patio de la casa—. Alguien la ha comprado. Eso significa que ya no podremos regresar.

Una sensación agridulce me inundo de inmediato. Mi mirada vagó por todos los rincones, reviviendo cada una de los momentos que habíamos compartido juntos en este mismo terreno. Todos esos años en los cuales disfruté de la soledad y tranquilidad que me brindaba.

El lago, el gazebo, el invernadero de Bigotes...

Una sonrisa triste se formó en mis labios.

—Será difícil despedirse. ¡Imagínate si sus nuevos dueños deciden demolerla! Oh no, eso me dolería demasiado. ¿Tú crees que serían capaces de hacer tal atrocidad?—ante su falta de respuesta, me volteé para averiguar porqué Laurie se había mantenido callado.

LITTLE WOMEN|| 𝑚𝑎 𝑏𝑎𝑙𝑙𝑒𝑟𝑖𝑛𝑒Where stories live. Discover now