24.

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┌───────── °° ─────────┐
NUNCA ES DEMASIADO TARDE
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1 hora antes.

—March, si sigues así comenzaré a cuestionarme tu cordura—se quejó Drew al ver que caminaba de un lado a otro sobre su alfombra.

Suspirando, me dejo caer sobre una silla.

—¿Mejor?

—¿Acaso me dirás que es lo que te trae así? ¿O seguiremos ignorando el elefante en la sala?

—No tengo idea de que hablas—me encogí de hombro fingiendo indiferencia.

—¿No? Deja que te resuma estas últimas horas—canturreó antes de aclararse aclararse la garganta como si fuera a dar un discurso—. Llegaste aquí con los zapatos llenos de barro en mano, y tu vestido chorreando agua por todo MI departamento. Entre tú palidez y tu apariencia, un espíritu hubiese sido algo más agradable a la vista.

—Pe-

No pude terminar de objetar que un almohadón se estrelló contra mi rostro.

—Mi turno de hablar querida, tú te sientas y escuchas.

—Te odio—me cruce de brazo hundiéndome más en la silla.

Ni que me viera tan mal,  ya me había desecho del anterior vestido, el cual no era más que harapos, y comprado uno nuevo.

—Mentir es un pecado. En fin, comienza a hablar March, desde el principio, donde ese hombre apuesto está involucrado.

—¡Theodore no tiene nada que ver en esto!—refute antes de darme cuenta del gran error que había cometido.

—Con que ese es su nombre. Al menos me alegra que ambos estemos en la misma página sobre su aspecto. El joven es un verdadero Adonis.—canturreo, antes de volver su atención a mí—. Ahora afloja esa lengua y empieza hablar, por esta vez dejaré pasar la atroz mentira que acaba de salir de tu boca.

—Yo...No se por dónde comenzar—volví a suspirar.

—¿Qué tal si me cuentas qué haces aquí?

—¿Acaso debo recordarte que te han dado la paliza de tu vida, y que no me moveré de tu lado hasta que el último moretón se haya borrado de tu cuerpo?—inquirí confundida.

—No. No hablo de eso mi querida March. Y tú lo sabes muy bien, más seguiré tu juego. Hace tres años me preguntaste que hacía yo aquí en París, ahora es tu turno de responder.

Dándome cuenta que sería en vano continuar discutiendo, cedí ante su pedido.

—Una gala de Año Nuevo. Allí empezó todo.—una risa nostálgica escapó de mis labios—. Ni siquiera me habían invitado, no directamente. Mi hermana Meg, la mayor, tuvo que suplicarle a sus "amigas" que la dejaran llevar a sus dos hermanas menores, porque mi madre había sugerido que eso sería una grandiosa experiencia para nosotras. Recuerdo que al enterarnos, con Jo pasamos dos días enteros ideando un plan perfecto para escabullirnos sin llamar la atención de ninguno de los presentes y huir de esa absurda fiesta una vez que la comida y la música no fueran suficientes razones como para permanecer. Sin embargo...

Así, una cosa derivando en otra, comencé a contarle todo. Navidades, los Hummel, óperas, casas abandonadas, miradas, besos, confesiones y la carta. LA carta que lo había cambiado todo.

Hasta acabar en el presente.

Luego de haber terminado mi monólogo, el cual estaba segura que había durado al menos media hora, el ambiente se sumió en silencio.

LITTLE WOMEN|| 𝑚𝑎 𝑏𝑎𝑙𝑙𝑒𝑟𝑖𝑛𝑒Where stories live. Discover now