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NUEVOS COMIENZOS
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—Esto es aún más deprimente que su pobre vida—masculló la menor apenas la puerta de la antigua casa de la tía March cedió tras un fuerte chirrido

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—Esto es aún más deprimente que su pobre vida—masculló la menor apenas la puerta de la antigua casa de la tía March cedió tras un fuerte chirrido.

—¡Amy!—las tres la reprendimos.

—¿Qué? Esa ambiciosa anciana murió tan sola como siempre lo ha estado.

—Diría una plegaria, más todas sabemos que su alma no descansa en el cielo—murmuré, a lo que Jo soltó una risotada.

El eco de nuestros pasos retumbaba sobre las paredes mientras avanzábamos. Polvo y suciedad cubrían cada una de las superficies de los muebles, haciendo que nuestros rostros se fruncieran en disgusto.

—Estaba convencida de que me odiaba—confesó Jo sorprendida.

—A fin de cuentas, tú fuiste quien le trajo menos decepciones—bromeó Amy provocando que todas nos riéramos—¿Quién lo hubiese dicho?

En un punto era cierto. Estaba completamente segura de que en su lecho de muerte, la Tía March se había ocupada personalmente de cambiar su testamento, en un acto de capricho y soberbia.

—¿Y tú y John?

—No, no necesito una gran mansión. Mi vida ya es perfecta tal y cómo es—Meg sonrío satisfecha—. Es toda tuya, Jo.

La mencionada dejó salir un chillido de emoción antes de echarse a correr por los pasillos.

—¡Por el amor del cielo!

—¿Qué estás haciendo?

—Debería venderlo, yo se que debería hacerlo—canturreó—. Pero me encantaría hacer algo que realmente provocara que la tía March se revolcara en su tumba.

—Apoyo eso—acoté.

—Ya que estamos hablando sobre situaciones que harían que la anciana quisiera volver a morirse...—. interrumpió Amy. Sus facciones denotando inquietud— Le he comunicado a Fred Vaughn que no me casaré con él.

Mis ojos se abrieron a más no poder ante la confesión.

—¡Por Cristóbal Colón!

—¿Cómo dices?

—Comprendo que es algo...inoportuno. Sin embargo, he llegado a la conclusión de que no necesito a ningún hombre para poder cumplir mis sueños. Si el arte resulta no serlo para mí, entonces hallaré una alternativa que me haga así de feliz y pueda mantenerme.

La gran casa volvió a sumirse en un silencio absoluto, más esta vez no del tipo escalofriante, sino de ese que ocurre cuando observas a tu alrededor y te das cuenta que todo ha cambiado, que esos tres pares de ojos sonrientes ya no provienen de niñas ingenuas e inocentes, sino de mujeres.

LITTLE WOMEN|| 𝑚𝑎 𝑏𝑎𝑙𝑙𝑒𝑟𝑖𝑛𝑒Where stories live. Discover now