LITTLE WOMEN|| Mi bailarina
Las hermanas March eran sin duda una atracción que dejaba perplejo a cualquiera.
Meg, la joven cuyo corazón ansiaba formar una familia; Jo, la escritora empoderada y sus firmes ideales; Lydia, la bailarina que siempre e...
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Navidad...
La mejor época del año sin duda alguna.
El día en el que todo el pueblo se teñía de blanco; los prados y las flores quedaban cubiertos de una gruesa capa de nieve; y los lagos se congelaban, haciendo ideal el poder sacarle el polvo a tus patines y patinar sobre el translúcido hielo.
El humo saliendo de todas las chimeneas, campanas y niños cantando villancicos, llenaban al pueblo de alegría.
Amaba la Navidad, todo el mundo lo hacía.
Como de costumbre me desperté más temprano que todas en la casa. Procurando no hacer ruido, tomé mi abrigo y recogí mi cabellera rubia en un gorro. Me coloqué las botas, unos guantes y salí afuera, no sin antes agarrar mi bolsa con los patines.
El aire gélido de la mañana llenó mis pulmones, provocando que sonriera de satisfacción.
—Feliz navidad mundo.
Di media vuelta y me dirigí hacia el bosque. Al sumergirme más adentro, el olor a tierra húmeda inundó mi nariz y los ruidos de los pájaros cantando llegaron a mis oídos. En primavera, cuando los árboles no estaban cubiertos por una gran capa de escarcha, me gustaba sentarme de bajo de uno de estos a simplemente leer o incluso bailar e improvisar con el canto de los pájaros y el ruido de las hojas al chocar entre sí a causa del viento.
Pero por más hermoso que fuera, mi destino no era este bosque, sino lo qué había escondido en él o mejor dicho detrás de él.
El lago de cristal así lo bauticé cuando lo encontré por primera vez a los siete años. Un lago con aguas cristalinas, el cual se encontraba al frente de una gran mansión antigua y abandonada. Claro, el nombre había quedado en el olvido, junto con la imaginación de esa niña pequeña, más de todas formas continuaba con mis visitas regulares.
