~19~

5.2K 1.2K 564
                                    


Dean, 16 años.

Unas horas más tarde Scott le devolvió su teléfono. No dijo a quién le llamó ni dio detalles de lo que hizo. Aunque tampoco es que se haya esforzado en saber más.

Veía a Scott inquieto, inseguro y en mal estado. Todo el tiempo se la pasó caminando de un lado a otro murmurando cosas, observando cada rincón de la casa y revisando muebles y puertas; como si temiera que alguien lo encontrara o estuviera asegurándose que no tuviera nada malo.

Había caído la noche y Dean le explicó los espacios disponibles para dormir. Scott aceptó dormir en una habitación.

—Yo estaré en la puerta de enfrente si necesitas cualquier cosa, ¿de acuerdo?

Scott miró la cama durante unos segundos, pensativo. Dean estuvo a punto de hablar cuando él levantó la colcha dorada y la observó por debajo. Hizo una mueca jalándola bruscamente y tirándola al suelo, junto con un par de almohadas a las que les empezó a quitar las fundas.

—¿Ahora qué estás haciendo?

—Quiero intentar algo —murmuró sin mirarlo mientras le quitaba la funda a la última almohada—. Me dijeron que el blanco es un buen color para estar limpio.

—¿Qué? ¿Dormirás con esas sábanas y ya? Podría darte frío o...

—Puedo soportarlo —respondió, indiferente—. Blanco, blanco, blanco... Sí, está bien. Ropa blanco no, se vería mal. Pero dormir limpio está bien, bien, bien...

Nuevamente, Scott había comenzado a murmurar cosas extrañas, por lo que Dean prefirió dejarlo hacer lo que quisiera, apagando la luz y saliendo de ahí.

—¡NO, NO, PRÉNDELA! —El grito de Scott le hizo dar un sobresalto que de inmediato regresó a ver lo que ocurría— No apagues la luz, la oscuridad no está bien, es mala. Necesito, luz, luz, luz...

—Tenías las lámparas encendidas, Scott. No hacía falta tu escándalo.

—Es una luz tenue, como esa habitación. Tu no entiendes, Dean. Debo tener luz, luz, luz... No entiendes, no...

—Bien, ya. Ya entendí. Descansa.

Dean salió y se encerró en su habitación sin dejar de pensar que haberlo salvado (si se le puede llamar así) había sido lo correcto. Después de todo, no era un total desconocido.

Antes de acostarse se detuvo y giró hacia la puerta. ¿Debería echarle pestillo?

Con la mano sobre la perilla lo pensó unos minutos más antes de ponerle seguro.

Sólo es precaución, se dijo.


~~~~~*~~~~~


Scott, 17 años.

Scott se cubrió de sábanas blancas de pies a cabeza. Creyó que podría dormir ahora que ya había escapado, pero ahora se daba cuenta que había dormido más tranquilamente estando encerrado que ahora. Sus pensamientos hacían mucho ruido y sentía frustración de que ahora ni si quiera pudiera dormir como antes. Ya no soportaba estar una habitación con alguien, tampoco soportaba estar a oscuras y cualquier color en su cama ya no lo quería si no era blanco.

¿Y sí esto no está pasando?, ¿Y si sigo encerrado?, ¿Y si me espera algo peor?...

Era demasiado injusto que hasta su sueño le hubiesen robado. Quizás podría ser un detalle pequeño, pero esto había comido su hábito; y al cambiar ese hábito, se daba cuenta que su vida no sería la misma.

Scott [Precuela de Adam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora