Extra: Adalia

8.6K 1.5K 912
                                    

Cada día dejaba en su puerta una grabadora contándoselo todo. No tenía el valor decirlo mirándola a los ojos, temía de cómo pudiera mirarme. Estaría decepcionada, de seguro. En los libros que leía las personas como yo nunca tenían un final feliz, eran los villanos. No importaba si tenía buenas intenciones, ante todos mis actos no estaban justificados, no eran correctos.

Ella me llamó. No pude distinguir qué sentía por su tono de voz. No había su característico nerviosismo, se escuchó segura y distante. Sólo pidió verme. Accedí.

La vi. Estaba sentada en la banqueta cruzada de brazos mirando los autos pasar. Me sentí nervioso, inseguro. Fui honesto, así que estaba bien. Confesé que no me arrepentía y ahora había convertida a Adalia en mi cómplice. ¿Me pediría que me entregara? ¿Qué corrigiera esto? ¿Qué fuera a un psiquiatra? ¿O necesitaría tiempo para pensar las cosas?

—Hola.

Ella se sobresaltó cuando escuchó mi voz. Yo traté de fingir estar tranquilo, como si no me importara que en ese momento ella decidiera alejarse. Al verme, sonrió. Pero era una sonrisa triste. Eso me puso aún más nervioso.

—Entonces... ¿Todo eso te pasó? —Musitó sin mirarme. Vi sus manos, estaban relajadas. Eso era algo bueno, no me tenía miedo. Su voz era calmada pero vacía. Ella ya no tartamudeaba al hablar conmigo, comenzó a tenerme confianza y temía que eso pudiera acabarse — No sé qué decirte, no sé por donde empezar. Yo... Quisiera... Yo... —Su voz se quebró—. Lo siento tanto, Scott.

Me quedé sin aliento al verla. Seguía sin mirarme y estaba esforzándose en que no lo notara. Tallaba su rostro con su muñeca, se escondía entre sus brazos pero aún escuchaba sus sollozos.

—¿Por qué lloras? —Silencio— No es necesario que digas nada, Adalia. Actúa como si nunca te lo hubiera dicho, hará más fácil las cosas para los dos.

Antes mis palabras, ella cayó y me miró. Vi la hermosa imperfección en sus ojos llenos de tristeza, mientras que las lágrimas seguían saliendo. No entendía porqué actuaba así.

—¿Qué dices? —Dijo con la voz temblorosa— ¿Me estás pidiendo que finja que nunca escuché esos audios? ¿Cómo se supone que lo haré ahora que sé porqué odias la oscuridad y los cines? O porqué tu departamento es completamente blanco, porqué es difícil para ti tocar a otra persona o porqué ríes continuamente cuando estás sufriendo por dentro. Y me entristece todo esto, ¿sabes?

—Adalia, no...

—¡No! —interrumpió— Ahora tú escúchame. Ya sé que estoy llorando, y no es por miedo, es por ti. Cada vez que escuchaba hablar de cómo eras, de cuánto te esforzaste por ser bueno, nunca veía a un chico asustado o hipócrita, como te describías. El Scott bueno era fuerte, soportó un año en ese infierno, soportó ser usado, esconder su naturaleza y luchar contra ella él solo. Tú pediste ayuda, Scott, pero nadie te escuchó. No es tu culpa.

Me quedé en silencio sin saber qué responder. ¿Era así como veía? ¿Por qué? Maté personas, las torturé. ¿Por qué me ve como si hubiera tenido una vida injusta? ¿No era ese mi castigo por ser así?

Reí.

—Pero lloré, ¿cómo no puedo ser débil? Maté y torturé personas, ¿cómo eso no es mi culpa? Y cuando lo hice, lo disfruté, ¿cómo es que no me hacen cruel? Herí animales y personas, el mundo no me hizo nada, me castigó por mis actos. Lo merecía. Yo...

—Basta. Cometiste errores porque estabas asustado y solo. Pero debes de dejar de castigarte por ello.

—¿La muerte de alguien es un error para ti? —Adalia no respondió. Sonreí— Tenía plena consciencia de lo que estaba haciendo. ¿Crees que cargo con la culpa? No lo hago. No estás intentando hacerme sentir mejor, tu quieres sentirte mejor. Quieres escuchar que no debí hacerlo, que eso estuvo mal; quieres ver al chico bueno que siempre te has imaginado, pero no es así y no me disculparé por ello —Me puse de pie y la miré directamente a sus ojos—. Disfruté lo que hice, Adalia. No podía estar más satisfecho y tranquilo con mi consciencia.

Scott [Precuela de Adam]Where stories live. Discover now