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En lo alto de una de las cabezas de piedra de los Hokages de la Aldea, en la del Cuarto Hokage específicamente, tanto Naruto como Sai descansaban e intercambiaban alguna que otra palabra ocasional con el otro, o más bien, Naruto dialogaba y Sai se limitaba a contestarle mientras yacía con ambos ojos sobre el cuadernillo que sostenía entre sus manos.

–Entonces, ¿dices que fuiste a ver a Ino esta mañana?–Preguntó el pálido ninja sin dejar de hacer trazos en el papel bajo su nariz.

–Aproveché de hacerlo antes de que estuviera ocupada en otra cosa, pensé que sería útil preguntarle a ella qué tipo de flores podría regalarle a Sakura-chan.

Las respuestas de Naruto eran elaboradas con evidente despreocupación, lo cual era una situación bastante lejana e increíble de ver después de haber pasado los últimos días con el corazón en un puño.

Naruto sabía que obsequiar flores era presente bastante común o cliché, pero era un detalle que nunca pasaba de moda o al menos eso prefería creer e Ino era la persona perfecta para guiarlo en ese aspecto, su familia es dueña de una floristería después de todo. Aún así, el frío comportamiento por parte de la joven kunoichi era fácil de percibir, ya que en el corto tiempo que estuvieron juntos sus respuestas fueron lo bastante secas, pero pese a su obvia molestia hacia él accedió prestarle su ayuda en cuanto se la pidió, gracias al cielo.

Luego de haberse hundido en un estado lo bastante deplorable y plagado de negatividad decidió dejar de lamentarse por su conflicto con Sakura y tomar cartas en el asunto, no iba a forzarla a nada, al contrario, aunque le fuera difícil le daría el espacio que le dio a entender que necesitaba, no obstante, eso no implicaba que no pudiera hacerle un pequeño regalo, no se había topado con ella al momento de entregarlo, así que no estaba incumpliendo nada.

–¿Acaso importa qué tipo de flores le regalas a una mujer?

–Pues claro, no podía ir con Sakura-chan con cualquier tipo de flor, no después de todo lo que ha pasado estos días.

A continuación, Naruto se inclinó ligeramente en dirección a su compañero dispuesto a observar qué era lo que tanto hacía en ese cuaderno que siempre traía consigo y no le tomó mucho darse cuenta que, en esta ocasión, Sai buscaba plasmar el paisaje que tenían frente a ellos, los trazos eran precisos y se esmeraba hasta con el más mínimo detalle, otorgándole una similitud considerable a todo aquello que tenía al alcance de sus ojos, sin duda Sai tenía una habilidad para el dibujo.

–En serio nunca te cansas de dibujar, ¿eh?

–Lo hago muy a menudo, cuando tengo tiempo libre e incluso cuando estoy aburrido y en otros casos cuando veo algo que me interese me detengo a dibujarlo si tengo mi material a la mano. –Se explicó sin cesar el movimiento de su mano sobre el papel. –Me ayuda a relajarme un poco, quizás debas intentarlo alguna vez.

–El dibujo no es lo mio, no tengo ni la habilidad ni la paciencia suficiente para dedicarme a eso.

–Eso dices porque no lo has intentado todavía, podrías llegar a sorprenderte. –Una leve sonrisa se curvó en los labios de Sai a causa del comentario formulado por Naruto y agregó. –También Sakura, quizás así habría manejado un poco mejor todas sus preocupaciones.

Al oír aquella última frase, Uzumaki se fijó en su amigo con aparente sorpresa. –¿Lo sabías?

Sai contestó afirmativamente ejerciendo un breve movimiento de cabeza. –Parecía estar bastante perturbada al respecto, lucía diferente, con todo ese tema de vivir en la boca del lobo por estar saliendo contigo.

–¿Ah, de verdad?, no me dio esa impresión cuando vino a hablar de eso conmigo...

–Solo estoy hablándote de lo que vi y escuché de ella cuando me la crucé, pero si dices que ya lo solucionaron entonces supongo que ya no es muy importante.

Don't dream, it's overWo Geschichten leben. Entdecke jetzt