14.

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Cuatro días pasaron desde la última vez que habló con Ino, o por lo menos con respecto al tema que mayor controversia estuvo teniendo recientemente y nada sufrió algún tipo de cambio durante dicho periodo.

Fue realmente sincera al momento en que le transmitió su sentir aquella ocasión, le había platicado con firmeza sobre sus esfuerzos por evitar que su relación con Naruto se fuese por el mal camino y podía decir, de momento, que las cosas estaban yendo según sus expectativas, después de todo, en plena madrugada estaba contando con la compañía del hombre en cuestión en los interiores de su departamento. Naruto yacía dormido a su lado sin mostrar indicios de querer despertar pronto, panorama que estuvo siendo repetido desde hace ya una semana cuando el susodicho le preguntó por la posibilidad de pasar unas cuantas noches en su domicilio, justificando su petición con el deseo de querer pasar más tiempo con ella antes de tener que emprenderse en una misión que lo tendría fuera de Konoha unos cuantos días.

En un principio, en la época en la que apenas comenzaron su relación, creyó que hacer algo tan simple como compartir la cama sería una actividad sumamente incómoda de realizar, si Uzumaki era alguien inquieto en temas de personalidad, entonces pensó que lo mismo sería a la hora de dormir. Sin embargo, se llevó toda una sorpresa al percatarse de lo erradas que estuvieron sus ideas, cada vez que despertaba por la mañana o incluso en un algún punto de la noche, Naruto yacía de un modo u otro pegado a ella cariñosamente, si no era rodeando su cintura con sutileza, entonces directamente la abrazaba haciendo uso de ambos brazos, provocando que la distancia entre sus cuerpos se redujera al mínimo... no era sensación intolerable, sino todo lo contrario.

Una vez que despertó esa mañana, con Naruto en esta ocasión dándole la espalda, Haruno se giró en la dirección contraria con el propósito de alcanzar a ver el reloj situado sobre la no muy grande mesita de centro que ahí residía, quedaban aproximadamente quince minutos para que las manecillas marcasen las ocho.

De repente, Sakura dio un ligero sobresalto ante el inesperado roce de los brazos de Naruto aferrándose alrededor de su cuerpo, abrazándola mientras hundía su rostro en su nuca.

–¿Llevas mucho tiempo despierta? –La piel de Sakura se erizó con tan solo oír el la ronca voz del muchacho rubio a sus espaldas.

–Acabo de despertar.

Uzumaki, quien aún padecía de los evidentes efectos del cansancio, murmuró. –Ya veo...

–No te pongas cómodo, te recuerdo que se supone que debes estar en las puertas de la aldea para reunirte con los demás a las nueve.

–Dame tan solo cinco minutos más...

–En cinco minutos ya no querrás salir de la cama. –Replicó. –Levántate ya o se te hará tarde.

–¿Y... Y qué tal si no voy?, puedo decir que estoy enfermo o algo...

Sakura era más que consciente de que tales palabras no iban en serio, más bien era su cansancio hablando por él. A pesar de que fuese agotador tener que ejercer tal insistencia para que Naruto hiciese algo tan simple como salir entre las sábanas, debía reconocer que oírlo decir lo primero que se le venía a la cabeza con tal de que le permitiera seguir durmiendo le hacía gracia, sin embargo, se mantuvo firme ante su posición.

–No digas tonterías. Ahora suéltame, yo también tengo que levantarme. –Sakura hizo ademán de salir de su acomodada posición, pero los brazos que yacían rodeando su torso la retuvieron en su lugar, apenas pudo moverse siquiera. –¿D-Dónde crees que estás poniendo tus manos?

Antes de que pudiese volver a intentar abandonar su colchón, Haruno sintió el toque de las manos de Naruto deslizándose por debajo de ropa, entrando en contacto directo con su piel. Por un lado, una de sus manos descendió con lentitud hacia su vagina, colándose entre su ropa interior para, posteriormente, hacer uso de sus dedos para masajear la humedecida zona, mientras que por otro lado, su otra mano yacía ocupada en uno de sus pechos, amasándolo y apretándole, dándole además algunos pellizcos ocasionales a su pezón en lo que se entretenía jugando con este.

Don't dream, it's overWo Geschichten leben. Entdecke jetzt