12.

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Consciente del vapor que yacía encerrado entre aquellas cuatro paredes del no muy espacioso cuarto de baño, Reiko Shiozaki abrió la puerta del mismo para así permitir que tal caluroso ambiente poco a poco fuese desvaneciéndose.
Eran alrededor de las nueve y treinta, quizás un poco más, no estaba segura y la verdad sentía pereza de tener que detenerse a revisar algo tan simple como la hora, no tenía a ningún sitio al cual ir de todos modos, así que no le quedaba nada más que recostarse a dormir dentro de aquel cuarto de hotel en que había estado hospedándose hasta hace un poco más de una semana, no tenía quejas al respecto, al contrario, pero si continuaba sin encontrar otro sitio para quedarse todos sus ahorros terminarían yéndose en esa habitación y eso era un escenario al que le gustaría evitar tener que llegar.

Aún con la blanca toalla envolviendo su cuerpo y con una coleta recogiendo su largo cabello se dejó caer con pesadez sobre la cama, había venido desde Kumogakure con la esperanza de ampliar sus horizontes y todas esas fantasías típicas insertadas en películas de aventura. Sin embargo, no estuvo haciendo demasiado desde que llegó, encontrar algún empleo que la apoyase estaba siendo complicado y a causa de la decepción terminaba bebiendo un par de copas para pasar el mal humor, esperando también encontrar a algún sujeto que le llamase la atención o al menos que le fuese de ayuda para distraerse.

–Naruto Uzumaki ¿eh?, no se ve tan excepcional como todo el mundo dice... –Comentó para sí misma en voz alta.

Se le hizo ciertamente extraño ver en carne y hueso al reconocido shinobi que hace años se llevó el logro de salvar a todo el mundo ninja y había oído tantas maravillas de él que estaba esperando ver a un sujeto rígido y bien enfocado, pero se equivocó totalmente, resultó ser más simple de lo que creyó. Aunque había dialogado bastante poco con él tenía la impresión de que no era como aquellos hombres que conoció en su aldea natal, era más... ¿innovador quizás?, Reiko había abandonado su aldea para dejar aquel ambiente tan monótono y se atrevía a decir que él era la clase de nuevo aire que tanto estuvo buscando alcanzar.

En lo que la joven Shiozaki husmeaba en su maleta para encontrar alguna prenda con la que cubrirse una corta risita divertida escapó de sus labios tras rememorar el intento de conversación que tuvo con Uzumaki aquella tarde. –Con que "no recuerdo haberte visto antes"... Así que soy lo suficientemente fácil de olvidar luego de ahogarse con unas cuantas bebidas alcoholizadas.

En un inicio cuando el rubio sujeto negó conocerla se pensó que estaba intentando bromear con ella, pero conforme la conversación fue progresando cayó en cuenta de que en definitiva estaba siendo sincero y si alguien hubiera estado en su posición probablemente se habría ofendido, pero no le molestó en lo absoluto, ver aquella expresión de estupefacción en su rostro fue una de las cosas más graciosas que le habían ocurrido en los últimos días, lucía como si hubiera visto a la muerte en persona.

Aunque aquel recuerdo le hacía gracia sintió cierto grado de curiosidad por su reacción. Sí, Naruto había bebido unas copas de más, cayó rendido y ahora era incapaz de recordar con lucidez aquellos instantes, una situación bastante cliché, pero no nada grave a su parecer y tenía la creencia de que a cualquier otra persona probablemente tampoco le habría importado pasar por eso, más allá de interesarse por los detalles, Naruto lucía... angustiado.

Tras cubrir su torso con una camiseta azul medianamente ancha y llevando únicamente su ropa interior por debajo, Reiko regresó al cuarto de baño para cepillar y secar su liso cabello color burdeo y una vez con el secador encendido en mano, se miró en el espejo y dijo. –Para ser un héroe tan admirado se preocupa demasiado por tonterías, con tantas mujeres a sus pies debería relajarse y divertirse un poco más.

En ese aspecto Naruto Uzumaki ciertamente le parecía un hombre complicado y aburrido, era curioso que no aprovechara aunque sea un poco esa clase de privilegios, ya que no solo era joven, también era soltero según sabía y es por eso mismo que no le parecía mala idea intentar acercarse a él en el futuro, en aquella aldea aún desconocida en la que yacía parada no tenía absolutamente nada que perder, por lo que hacer el intento valdría la pena.

Don't dream, it's overWhere stories live. Discover now