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Tal y como acostumbraba hacer una vez que una determinada cantidad de días pasaran, Sakura se hallaba en el mercado en la búsqueda de ciertos ingredientes que hacían falta en su despensa para el resto de la semana.
Mentalmente estaba tanto agotada como irritada por los acontecimientos vividos aquel día, todo transcurrió con normalidad mientras se ocupaba de sus respectivas responsabilidades, sin embargo, la llegada de unos fastidiosos rumores a sus oídos no hicieron más que amargarla y calentarle la cabeza, detestaba tener que repetirlo, pero cada vez que Naruto y ella tenían un encuentro en público sus nombres iban de boca en boca durante unos días y su último encuentro con el rubio aún no era olvidado por los habitantes de Konoha, a pesar de que su reunión no poseía ningún motivo de peso de por medio más que pasar un agradable momento juntos, los rumores no eran dañinos en sí, pero era razón de molestia para ella que la gente se concentrara más en lo que ambos hacían con sus vidas que en las propias.

En cuanto se vio a las afueras del mercado, una ráfaga helada de viento azotó contra su persona, siéndole imposible no sobar uno de sus brazos con su mano libre ante el repentino cambio de temperatura, bastaba con echarle una ojeada al nublado cielo para caer en cuenta de que la fría estación del año estaba a la vuelta de la esquina.

Por unos cortos instantes, la joven kunoichi se maldijo por no haber traído un abrigo consigo e incapaz de soportar aquella ola de frío, se dispuso en regresar a su departamento, ya había dado por completada toda tarea que pudiese tener bajo su cargo y sin duda no iba a quedarse ahí afuera congelándose solo por gusto. No obstante, su camino se vio obstaculizado ante la llegada de un fugaz y sencillo saludo a sus espaldas, haciéndola frenar sus pasos.

–¿Tan mal día tuviste como para que traigas esa cara?

–Haha... qué gracioso. –Respondió Sakura con ironía, aguardando a que su pálido compañero llegase hasta donde ella yacía.

A pesar de que sabía cómo era el comportamiento de Sai cuando se trataba de lanzar ese tipo de comentarios bromistas, en ese momento no tenía ninguna gana de ser molestada, aunque fuese de forma inofensiva.

A fin de cuentas, Sai acabó acompañándola en lo que restó del camino y esto en resultado de la plática que llevaron a cabo luego de haberse encontrado. Debía reconocer que aquello logró que pudiese airearse de sus malestares aunque sea un poco, pero no faltó la ocasión en que estos atentaron nuevamente contra su conciencia, obligándola a simular una tenue sonrisa para que el joven no notase su decaído estado de ánimo.

–Bueno, gracias por haberme hecho compañía hasta acá. –Contestó la kunoichi, dispuesta a dar media vuelta para abrir la puerta de su hogar. –Nos vemos mañana, supongo.

–Deberías practicar más cómo fingir una buena sonrisa. –Las repentinas palabras pronunciadas por el chico la tomaron de sorpresa a tal punto que volteó a verlo estupefacta, sin saber cómo responderle. –¿Has tenido algún desacuerdo con Naruto?

–¿Por qué tendría Naruto algo que ver en mis problemas?

–Es Naruto, no veo por qué no tendría conexión con esto. –Justificó Sai, enseñándole a la joven de rosados cabellos su típica sonrisa.

Incapaz de poder disfrazar la verdad Sakura exhaló en un pesado suspiro, nada conseguiría insistiendo en su mentira pues a fin de cuentas, Sai había dado justo en el blanco y hacerlo cambiar de opinión sería tarea difícil.

A continuación, Haruno procedió a relatarle de manera sintetizada lo ocurrido aquella tarde y durante todo su relato, Sai no se inmutó en abrir la boca para interrumpirla, al contrario, en completo silencio la escuchó hasta que la última palabra saliese de sus rosados labios.

Don't dream, it's overWo Geschichten leben. Entdecke jetzt