48

1.5K 221 26
                                    

—¿estás bien Jiminssi?— te pregunté un poco preocupado.

—Esa caja...

—¿Qué tiene adentro?— pregunté mientras la sacudía un poco intentando descifrar que contenía.

—No sé pero siento que es algo importante Kookie, necesito abrirla— te sentaste en la cama y corriste como pudiste algunas cosas para hacerme lugar. Rápidamente me acerqué a ayudarte ya que no quería que hagas fuerza y te duelan las heridas que ya comenzaban a sanar. Puse la caja en medio de los dos y comencé a quitar la cinta. Mientras lo hacía una idea cruzó por mi mente y recordé aquella bendita caja de recuerdos que alguna vez me nombraste y mis neuronas conectaron.

—¡Dale Kookie abrila!— me apuraste ansioso.

—Creo que ya sé que es Jiminssi... si estoy en lo correcto es algo que durante mucho tiempo quisiste borrar de tu vida— me miraste sin comprender muy bien a que me refería así que continúe explicándote.

—Son recuerdos... nuestros recuerdos—

—¿Yo los guardé así?— me miraste apenado.

—Las pocas veces que hablamos sobre lo que está acá adentro me dijiste que no tenías idea que había, porque la casa la limpiaron tus papás y sacaron todo lo que era nuestro. Y después nunca quisiste volver a abrirla... ni siquiera cuando volvimos a estar juntos, supongo que siempre te dio miedo enfrentar ciertas cosas del pasado—

Tu mano se posó sobre la mía que estaba apoyada sobre la tapa de la bendita caja. Me acariciaste suavemente los dedos y con una sonrisa dulce en el rostro me dijiste:

—Quiero recuperar todos los recuerdos en los que estés presente Jungkookie... no me importa si son buenos o malos, son nuestros, parte de nuestra historia y los que nos hicieron llegar hasta donde estamos ahora. Abrila y recordemos juntos ¿Si?—

Sin dudar un segundo me acerqué para besarte, yo jamás había perdido ni olvidado ningún detalle de nuestra increíble historia de amor y por nada del mundo quisiera perder esos recuerdos, aunque hubo momentos de muchísimo sufrimiento y dolor no los cambiaría jamás porque de todos habíamos aprendido algo, cada suceso de nuestras vidas nos había hecho crecer y amarnos cada día más. Así que luego de un beso lleno de ternura y agradecimiento, juntos terminamos de abrir la caja.

Comenzamos a sacar una a una las cosas guardadas allí adentro, un sinfín de fotos nuestras, desde aquellas primeras fotos que nos habíamos tomado cuando ni siquiera éramos novios, dos jóvenes e inexpertos amigos, completamente inconcientes de todo lo que nos tenía la vida preparado por delante. Cartitas y notas de amor que solíamos dejarnos por la casa cuando ni bien nos mudamos juntos, todos esos portaretratos que estaban colgados por el departamento. Detalles que nos regalabamos en fechas importantes, el collar de luna dorado que te había comprado en nuestro último aniversario antes del gran accidente.

Cada objeto que sacabamos de esa caja tenía historia, tenía valor sentimental para los dos. Las lágrimas no tardaron en rodar por nuestras mejillas, y también reímos a carcajadas con algunas fotos un poco vergonzosas. Sorbías tu nariz constantemente intentando controlar el llanto así que me levanté para ir a buscarte un poco de papel o algún pañuelo.

No estaba seguro si estabas pudiendo recordar algo mientras mirabas todas esas cosas pero me daba tranquilidad verte disfrutar, reír y emocionante a la par mío.

Cuando volví a la habitación estabas llorando más fuerte y me preocupé un poco.

—Hey Jiminssi... bebé ¿que pasa? ¿viste algo que te hizo sentir mal?—

Levantaste tu mirada hacia mi y negaste con tu cabeza. Me senté nuevamente frente a vos y cuando vi lo que tenías en la mano casi me desmayo de la sorpresa.

Durante todos estos años que habían pasado jamás volví a pensar en ese objeto que ahora brillaba perfectamente sobre la palma de tu mano, era el anillo de plata... ese que tanto te había gustado y que compré con muchísimo esfuerzo para pedirte que seas mi esposo. Habían pasado años de eso, años y mil cosas en el medio pero mis ganas de pasar mi vida entera con vos no se habían esfumado ni un poco.

—Kookie... es el anillo que vi esa tarde que paseabamos por el centro... ¿lo compraste para mi?—

No pude evitar sonrojarme un poco al recordar todo lo que había trabajado para pagarlo y como me había costado mantener el anillo escondido en el departamento sin que me descubras.

Después del maldito accidente lo que menos hice fue pensar en él. Seguramente había quedado escondido y al limpiar la casa alguien lo encontró y lo guardó entre nuestros recuerdos.

—No puedo creer que por fín lo estés sosteniendo, aunque no fuera de la manera que yo había imaginado en mi romántica mente... lo compré porque iba a pedirte que te casaras conmigo Jiminssi pero bueno... el destino no quiso que eso sucediera entonces...— dije con una sonrisa un poco triste en mi rostro.

Guardaste el anillo de nuevo en su caja y me lo pusiste en las manos.

Lo tomé fuertemente, recordando cada una de las cosas que había pensado y planeado para que la propuesta fuera "perfecta", los días que pasé organizando el viaje, deseando la mejor habitación y la bendita vista a la playa, todas esas cosas que ahora ya no tenían valor porque todo lo que me importaba estaba frente a mi, no necesitaba adornos ni parafernalia, sólo necesitaba tenerte conmigo y que me aceptes... nada más ni nada menos. Así que sin tener una pizca de duda en mi ser lo hice, me arrodillé frente a vos ante tu mirada hermosamente asombrada y dije todo lo que tenía dentro, sin titubear ni por un solo instante.

—Desde el primer día que te conocí supe que eras el amor de mi vida, porque llenaste de brillo todo a mi alrededor tan sólo con una de tus sonrisas, porque cada vez que miraba tus ojos sentía que podía lograr cualquier cosa si estabas a mi lado... amarte siempre fue mi prioridad y la razón por la cual me levantaba cada mañana, por eso el día que pensé que te perdía para siempre creí que nunca volvería a ser felíz, pensé que era más fácil morir y encontrarme con vos en donde sea que te encontraras... afortunadamente no lo logré y la vida me sorprendió dándome el regalo más hermoso que podía pedir que era volver a verte, escucharte reir y volver a besar esos labios que me vuelven completamente loco... pero no todo salió como lo pensamos y tuve que aprender que la vida seguía adelante aunque no estuvieras conmigo, que mi felicidad dependía solo de una persona y que esa persona soy yo mismo. Hoy comprendo más que nunca que era necesario para los dos pasar por todo eso para crecer y ser hoy quienes somos. Estoy orgulloso de la persona en la que me convertí y te prometo que pase lo pase siempre vas a contar conmigo, de la manera que creas que es mejor para vos, te admiro, te respeto, te amo y confío ciegamente en vos Jiminssi, no hago esto porque siento que mi vida sin vos no tiene sentido, ni porque necesite tenerte para ser felíz, lo hago porque es mi deseo compartir con vos cada segundo de felicidad que el destino tenga para darme y por eso quiero que me respondas esta pregunta sin miedo, sea cual sea la respuesta la voy a entender ¿te querés casar conmigo?— 

Te levantaste de la cama y te arrodillaste frente a mí, sostuviste mi mejilla y me acariciaste suavemente, limpiando con ternura cada lagrima silenciosa que iba rodando sobre mis mejillas.

—Quizás hoy no recuerde absolutamente todo lo que pasamos pero no tengo dudas de cual es mi respuesta Kookie... te amo como nunca amé a nadie en mi vida, y no importa cuantas veces mi cabeza quiera jugarme malas pasadas yo siempre voy a seguir a mi corazón... si... quiero casarme con vos—

Sentados los dos en el piso de la habitación, rodeados de la ropa que estaba desparramada por doquier, vos con tu yeso y yo con los ojos rojos e hinchados de tanto llorar, no éramos una escena de película de amor hollywoodense pero eso no importaba. Nos abrazamos y nos quedamos en silencio por varios minutos, escuchándonos respirar el uno al otro, disfrutando el simple hecho de poder estar juntos una vez más.

Cuando nuestros llantos se calmaron volví a sacar el anillo y lo puse orgullosamente en tu dedo. Se te veía incluso más hermoso de lo que jamás había imaginado.

—Es hermoso Jungkookie, te amo— dijiste para luego besarme con tanto amor que era irreal a veces.

—yo te amo más Jiminssi, con todo mi corazón—

Finalmente lo que había deseado durante tanto tiempo se había vuelto realidad, a pesar de todos los acontecimientos desafortunados y las vueltas de la vida ahí estábamos los dos... amándonos y eligiéndonos una vez más.

Miraculum *Kookmin* COMPLETAWhere stories live. Discover now