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Al día siguiente estaba deshecho, creo que el ataque de llanto que sufrí me dejó deshidratado. Casi que no podía levantarme para desayunar con Yeri. Con mucho esfuerzo lo hice, pero ni bien ella cruzó la puerta del departamento volví arrastrandome a la cama. No tenía ganas de hacer nada, tenía que contactarme con Jin, pero no sentía las fuerzas necesarias para soportar todos los reclamos que sabía iba recibir cuando lo vea nuevamente.

Así que mi día pasó así, de la cama al sillón y viceversa. Me excusaba a mi mismo diciendome que el día siguiente sería más productivo. Cosa que no pasó, ni al siguiente tampoco. Volver a Seúl estaba haciendome tener algunos comportamientos que pensaba había dejado atrás. Una semana de depresión después, Yeri empezó a preocuparse. Ella me daba mi espacio porque sabía que mi duelo por vos realmente nunca había terminado. Nunca tuve el "cierre" como me recomendaron todos los psicólogos a los que fui.

—¡Jkeeey! ¿Adivina quién tiene día libre el sábado?— el gritito de Yeri me hizo reír. Ella no tenía muchos días libres y rara vez le tocaban un sábado. Así que era motivo de festejo. Sospeché que había hecho algún malabar en el hospital para cambiar su día libre con algún compañero para poder sacarme de casa a respirar algo de aire fresco. No tenía que preguntarle para confirmar mi teoría, estaba seguro que eso fue lo que hizo. Era su manera de ayudarme a volver a estar en pie y funcionando. Era algo que decía cuando pasamos bajones emocionales. Siempre que estemos en pie y funcionando ibamos por buen camino.

La ví tan entusiasmada que un poco se me contagió.

—¿Y qué quiere hacer la señorita Yeri en su día libre ?— dije mientras hacía una exagerada reverencia al estilo mayordomo antiguo.

Ella pusó una mano sobre su pecho dramáticamente.

—Me ofende señor Jk... usted debería saberlo—

Me reí y me tapé la cara con mis manos, sabía lo que quería. Y ella sabía que yo sabía.

—¡Bailar!— dijo mientras me tomaba de las manos y comenzaba a hacer un bailecito estúpido sólo para hacerme reír.

No me malentiendan, amaba bailar pero Yeri tenía tanta energía que una noche de baile para ella era sinónimo de ampollas en los pies para mi. Después del baile de la victoria al cual me ví obligado a participar nos sentamos a ver cualquier cosa en la tele, lo que sea, era solo la excusa para comer snacks sin culpa. Yeri no conocía lugares para ir a bailar en Seúl, porque ella no vivía allí antes. Su familia era de Gwangju. Así que se suponía que el conocedor de la noche era yo así que me hizo organizar la salida del sábado.

A decir verdad no sabía bien a donde podemos ir, vos y yo éramos más de salir a bares Jiminssi, a tomar cerveza con nuestros amigos más cercanos. Y no era porque no disfrutaramos bailar, amabas bailar y lo hacías terriblemente bien. Pero los últimos tiempos salir a bailar era sinónimo de pelea. Tus celos estaban un poco fuera de control y cualquier mirada que se dirigía remotamente cerca a mi era motivo de discusión. Así que por el bien de nuestra paz preferíamos pasar nuestros días de salidas en un bar tranquilo, el cine o paseos nocturnos por la ciudad charlando y disfrutando de la compañía del otro.

Todavía no me sentía suficientemente valiente para llamar o visitar a Jin, ni a Namjoon. Así que la única otra persona en la que pude pensar fue Hobi. Él me había contado que era bailarin urbano, así que era imposible que no supiera de un buen lugar para pasar la noche del sábado.

Sin dudar le mandé un mensaje. 

 

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Miraculum *Kookmin* COMPLETAWhere stories live. Discover now