Capítulo 4

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16 años.

A papá siempre le viene bien regocijarse de que él tiene la razón. A veces solamente lo dejó creer que sabe todo sobre mí y de todo lo que siento, porque eso lo hace feliz. Me gusta verlo contento, pero más me gusta ser yo la que le dé la satisfacción, aunque a veces sea mentira. Él tiene que tener el control, saber los pronósticos de una mala decisión y ser capaz de darte la más lánguida sonrisa por su razonamiento que fue acertado. Le gusta gozar en su triunfo, y eso es lo que nos hace muy iguales. Mamá no es tan diferente, pero ella tiene la timidez de mostrarse incomoda y no engreída por su triunfo. Ella es humilde.

Mamá es un poco resentida en el buen sentido. Me refiero a que no deja ir las cosas tan fácilmente, siempre tiene que trastornarse la cabeza pensando en cómo se pudo equivocar para conseguir hijos como los suyos. Ella no acepta que nosotros somos los protagonistas de nuestras vidas. Por ese motivo no le cuento mucho, tiene suficientes preocupaciones con mis hermanos como para molestarse en mis problemas.

No tengo los padres que todos desean tener. Tampoco los que son unos completos desgraciados. Tengo padres que tienen más errores que aciertos, pero son soberbios como para reconocerlos ante sus hijos; que son protectores de su familia, pero dramatizan con tantos cuidados y limitaciones; que son incomprensivos, pero saben escuchar para luego ordenar cómo deben ser la cosas como ellos quieren; que son incondicionales, pero tan lejanos en algunos aspectos sentimentales; que son luchadores, pero se rinden en descubrirme; que son inteligentes y audaces en descubrir mentiras, pero son molestos cuando los engaño y ellos nunca se dan cuenta; que son perfectos en tantas maneras, pero no me gusta hacerles saber ese detalle, porque sabrían que les envidio. Ellos no saben muchas cosas de mí, y no es porque no se esfuercen por saberlo, es porque no les permito entrar.

Esta mañana papá y mamá me dijeron que no saliera o que llevará un paraguas porque llovería por la tarde, pero les ignoré. Por eso motivo estoy estancada en una calle inundada, donde el agua sucia de la lluvia me llega hasta las pantorrillas. Espero un taxi que me lleve hasta la puerta de mi casa, pero ninguno se detiene al ver mi aspecto. Estoy empapada hasta en lugares que nunca creí que me mojaría al menos que estuviera en la ducha. Mi pelo me escurre y se pega en mis mejillas. Mi falda de mezclilla se deslava y mis piernas son manchadas de azul rey. Mi blusa blanca no está mejor —desde luego que no—, ésta se aferra a mi torso como una segunda piel, revelando el color rosa de mi sostén.

Puedo ver a mi padre con su rostro iluminado de arrogancia y mi madre con su "Te lo dije" con una mueca compasiva. Sacudo mi cara para ahorrarme esos pensamientos innecesarios.

Mis dientes castañean mientras me abrazo. Los autos que circulan no tienen la piedad de pasar lento para evitar chapotearme cuando cruzan la calle. Los relámpagos iluminan la noche, pero los truenos me asustan como el infierno y hacen que mi corazón se acelere.

He perdido las esperanzas de no pescar un resfriado que me dejara la nariz roja, muchos estornudos y perderme el primer día de escuela. Aunque quizá sería un premio. No quiero ir jamás ahí. Después de esta tarde, lo único que quiero es ocultar mi cara en la tierra y no salir hasta que tenga seguro que nadie me recordara para comenzar con una nueva identidad.

Pero no haré aquello, aún acumulo coraje para saber que mi siguiente movimiento será mortal. He ocultado por mucho tiempo a aquella chica que siempre obtenía lo que quería. Eso me ha dejado escueta de armas.

Al menos no todo está mal.

Por primera vez probé una cerveza y fumé un cigarrillo. Y no fue tan malo como pensaba que lo sería. Es decir, la cerveza tiene el sabor como la mierda pura y el humo del cigarro te estrangula una vez que le das una calada, pero ambos te relajan con una buena dosis. Sé que lo estaré haciendo en cualquier oportunidad. Me gusta la sensación inestable y el descontrol de mí misma.

Las morenas preferimos a los rubios.Where stories live. Discover now