Capítulo 9.

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22 años

La única vez que dije que no iría a apoyar en un evento benéfico a favor de los niños sin hogar, la única vez que me había negado a dar un discurso para las masas espectadoras, la única vez que dije que no daría ni un centavo para la causa, ¡y me tratan como como el peor tacaño, el hombre con peor corazón y sin un ápice de filántropo! Olvidan que desde que he sido un niño, no he hecho otra cosa más que ayudar a los menos favorecidos.

¡Un sólo error basta para que se venga abajo todo lo que he conseguido!

Nunca me gusto la intimidación. Desde que dejé la secundaria me prometí que nadie más me obligaría a hacer cosas que yo no quisiera hacer, que nadie tendría el poder de hacer cambiar mis pensamientos, que jamás alguien me iba a manipular. Y justo ahora, estoy pensando en romper mi código y hacer lo que es correcto para ellos y no para mí.

A veces sucede que se tienen que hacer las cosas no porque quieras, sino porque así se debe de hacer; porque según para otros, que no tienen ni idea de lo que vives, es lo más correcto.

Mi dulce, honesta y hermosa Justine está preocupada por mí y por todo lo que dicen esos periódicos amarillistas que tratan de sobajar mi propósito en la vida. Ella sabe que no soy ningún maldito que aborrece a los niños —como me han llamado en muchos sitios— y detesta la idea de que las personas me vean como algo que no soy. Sabe que es la primera vez que me niego a dar una aportación, pero no me juzga o pide explicaciones, ella simplemente sabe que he de tener mis razones para rechazarlo.

Me han dicho que yo soy la Bestia que encarceló y obligó a la Bella a casarse con él. Eso es un titular que nos hace reír a carcajadas y aumenta nuestra creatividad a la hora de hacer el amor. Fingir que soy la Bestia que se comerá cada pedacito de su sexi cuerpo, nos gusta y lo disfrutamos. El juego de roles es lo único que le agradezco a la prensa.

Dios bendiga su enorme cabeza creativa. Amén.

Como nunca me ha gustado ver a Justine preocupada por mí, cedo a la caridad.

Cuando le explicó a papá lo que sucede, se inventa una gran historia para la prensa de que yo jamás rechacé el dar una aportación y mi participación en el evento benéfico, que sólo fueron periodistas tratando de manchar mi reputación de Caballero Blanco (seudónimo que me he ganado por mi gran corazón). Algunos no creen ni una palabra. Los demás lo hacen.

Justine se desahoga de mis problemas después de eso, pero con ello le entra el estrés de sólo dos meses para la boda.

¡Dos meses para hacerla mi mujer!

Parece un sueño del que quisiera hacer mi magia y aparecer en la escena de la boda, justo en el momento que le digo que sí, después nos vamos a la luna de miel y comenzamos a crear cientos de bebés.

Estoy jodidamente desesperado para que las cosas sucedan lo más inmediatamente posible.

Misteriosamente a mi padre no le gusta que tenga que ir a ese acto benéfico, está más preocupado por ello que por la prensa, y busca soluciones para yo poder dimitir. No comparte nada, pero el parece igual o más nervioso que yo por la anfitriona que es, nada más y nada menos como si la vida me jugara una broma, la famosa modelo internacional, Aeryn Rowling.

También me prometí no ser un cobarde contra nadie, pero si me dijeran que Aeryn es la única que habita la tierra, me encerraría en una cárcel de máxima seguridad para que ella no me encontrara.

***

La universidad terminó.

Oficialmente terminé con ello. Otro diploma que se colgará en la habitación de trofeos en la casa de los Wallace. Otro grato orgullo que les dediqué a mis padres. Otro discurso al que le di gracias a mis profesores por hacerme de más conocimiento. Otro abrazo que le di a mi madre cuando ella lloró de felicidad por mí, su único hijo y diamante más preciado. Otro primer lugar en mi clase para mí satisfacción.

Las morenas preferimos a los rubios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora