Capítulo 2.

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14 años.

Molesta no se acercaba a describir mi estado de ánimo. Decirlo era como estar refiriéndose a que había una partícula en el mundo. ¡Una mala partícula que no alcanza ni a describir una millonésima parte de las demás que habitan en el mundo! Mis padres son los que crearon tal sentimiento feo en mí.

Mi primer año en secundaria tendría que estarse festejando con bombo y platillo o, conformándome con las posibilidades, en una fiesta de piscina en casa de Miranda. Todos los junior y senior, amigos de los gemelos, irían a la fiesta con kilos y kilos de carne para barbacoa. Grace, Candie, Miranda y yo no fuimos legítimamente invitadas a la fiesta, pero utilizaríamos el pretexto de hacer el primer trabajo en equipo en la asignatura de filosofía para estar echando una ojeada a todos los calientes chicos. Y después, si nuestras agallas nos daban para tanto, nos pasearíamos por la piscina y charlaríamos cómodamente con los gemelos. Pero quizá esa última parte del plan no se efectuaría, no sin mí ahí.

De las cuatro, me alegro en reconocer que yo soy la más osada y pocas cosas me avergüenzan. Sin mí ellas no podrían pavonearse con chicos más grandes sin sentirse incomodas. Como sea, los chicos mayores no me intimidan, he convivido con un montón de ellos gracias a todos los amigos de mis hermanos. Ellos dicen que les agrada conocer a una pequeña que mantenga una charla divertida e inteligente con ellos, porque la mayoría chicas de mi edad no sabrían de qué hablarles sin parecer aburridas o inseguras. Aunque ninguno de los amigos de mis hermanos son lindos, puedo reconocer que son las personas más perspicaces que he conocido sin ningún título universitario. Me mantengo a su alrededor en sus charlas cuando van a mi casa y ellos nunca me excluyen.

Para finalizar mi punto, Grace podrá ser todo lo perra que se pueda conmigo, pero envidia mi manera de desarrollarme con los demás. También envidia otras cosas, como mis pechos que son más grandes que los de ella. Le quité el lugar como la mejor dotada en nuestro grupo. Creo que todavía no lo supera. Mi disculpa es decir que todo estaba normal hasta que cumplí los catorce y todo en mi cuerpo pareció crecer. Tener curvas está bien para mí mientras conviva con unas esqueléticas rubias que parecen tablas, los chicos lindos me miran a mí y se olvidan de las chicas rostros de ángel. Pero las miradas se pueden ir al drenaje, porque mis padres no me permitirán salir o tener novio hasta los quince. Serán 5 meses más hasta que experimente la flor de la adolescencia: corazones rotos, enamoramientos esporádicos, coqueteo, citas a restaurantes lujosos y primer beso.

He tenido largas noche de insomnio imaginando quién me dará mi primer beso y cómo será. ¿Será guapo? ¿Será mi primer novio? ¿Tendrá linda sonrisa? ¿Será simpático? ¿Me gustará? ¿Será un beso que me derrita el corazón? ¿Ese será mi primer amor y el único?

Candie nos contó que su primer beso francés fue con un amigo de su prima que vive en Houston, Texas. Ocurrió en las vacaciones de verano, estaban en el boliche en motivo de celebración por su décimo quinto cumpleaños de la prima. Candie dijo que apostó un beso contra un chico petulante y guapo. Él fanfarroneó que sería el ganador de la primera ronda y ella tuvo el descaro de impugnarlo, creyéndose la diva del boliche sólo porque siempre nos gana a nosotras. Sí, eso de ganarle no pasó. Terminaron besándose en la oscuridad de un estacionamiento. Nos dijo que no sintió nada, pero que su lengua cosquilló cuando se encontró con la del chico.

Recabando información de cierta experiencia, yo no pienso besar a nadie al menos de que me atraiga demasiado. No me importaría pasar toda la vida esperando por ello. Haré que el primer beso valga la pena. Las primeras veces siempre son las que capturan nuestro pensamiento. Quiero que cuando ya no recuerde a todos los chicos que he besado —porque existirán muchos en el futuro—, sólo tenga la imagen de mi primer beso y eso me dé consuelo de que no lo he arruinado por completo, que al menos una vez besé porque quería que fuera especial, que no besé por la pasión del momento o por un encuentro casual. Recodaré que besé por conciencia madura.

Las morenas preferimos a los rubios.Where stories live. Discover now