Las morenas preferimos a los rubios.

Capítulo 6.

{18 años} 

Tolerar quiere decir que soy amable y evito las confrontaciones que haría con mi desagrado expresándolo con palabras. Tolerar no es una invitación para colmar mi paciencia e incitarme a discutir. Me considero una guerrera de la paz; que lucho mis propias batallas con el silencio. No soy buena defendiéndome en el momento en el que soy agredida, prefiero repasar los detalles de lo que me hicieron en la soledad cuando puedo pensar en algo para regresarles mi humillación. Contengo mi impulso de ir tras ellos cuando me lastiman; siempre espero lo ideal para destruir. A diferencia de ellos, no hago alarde para que me responsabilicen de lo sucedido; soy pasiva en el sentido de guardar mi triunfo para mí misma. Se podría decir, también, que soy rencorosa: no tienen mi perdón hasta que los hago sufrir. Tenía la intención de cambiar, ser mejor y olvidarme. Ser comprensiva con los que me lastiman, pero me di cuenta que sólo me estaba aguardando para dar el golpe.

Algunas personas tenían que pagármelas antes de saltar del edificio.

***

Conocí a la persona correcta por casualidad cuando fui con mi madre a buscar nuevos empleos para mi hermano Rony. Valió la pena gruñir en todas las calles y caminar independiente como si no conociera a nadie, como si nadie estuviera a mi altura, como si todos estuvieran a mis pies y fueran subordinados de mi magistral inteligencia y belleza. Llamaré vergüenza a lo que me sucede cuando tengo que estar cercas de mi familia en un lugar público. Mi seguridad fue lo que llamó la atención del sujeto para que me propusiera algo que yo no podía negar.

Como he hecho gala antes, mi hermano es un tipo inseguro que solicita la compañía de mi madre para no perderse en la gran New York, darle valor para hablar entre adultos y conseguir una entrevista. Él consigue trabajos de los cuales siempre termina despedido pocos meses después. Realmente no sé cómo se las ingenia para echarlo a perder. Mi padre dice que es un mediocre que jamás llegará a ningún lado, y yo le apoyo. Brooke no es tan diferente a Rony, pero al menos ella ha estado con su trabajo de camarera durante 6 años. Ahí fue donde conoció a su esposo, Liam. Ella también tuvo algunos tropiezos con otro perdedor llamado Leny, pero lo dejó por perdedor #2 (actual esposo). Mis padres casi quieren cavar su propia tumba y enterrarse vivos. Para ellos soy su pequeña y última esperanza, la comprobación de que su unión en matrimonio no fue un fracaso y que no sólo crearon parásitos para el mundo. Mis hermanos son sus bebés grandes, los que deben tener al cuidado a las 24 horas. Por eso cuando conocí a este tipo y me ofreció —lo que me ofreció— dije que sí sin pestañear, porque sabía que esa decisión mis padres no me la cuestionarían.

El trabajo necesitaba de capacitación, quise echarme para atrás cuando dijeron lo primero que tenía que hacer para demostrar que podía con el empleo, pero me negué a rendirme. Estaba destinada a triunfar.

Creí que después de aceptar todo iría bien conmigo. Fue casi así de bueno e instantáneo.

El casi fue el que jodió la afirmación.

***

Grace me preguntó si veía a Justin en la casa de él después de la escuela todas las tardes y nos quedábamos ahí hasta la noche, contesté que no, que era una mentira que organizó un inadaptado para dejarme en mal ante todos. Incluso dije que él podría estar diciéndolo para crearse popularidad y sacarlo de su miseria marginada. Negué a Justin, mi prostituto personal con el que pasaba un tiempo considerable entre las sabanas perfeccionando su táctica para hacerme llegar al orgasmo. Debo darle excelentes notas al alumno por ser el único que consigue tal éxtasis en mí. No mi novio. Evan no me hace querer arrancarle la piel de su espalda con mis uñas al llegar al momento de la locura, el precioso momento donde siento que levito y quiero más de eso aunque esté acabando de conseguirlo. Mi Ojos Miel sólo desataba esa pasión en mí.