El último cuarto

298 79 32
                                    

El último cuarto


La noche transcurrió anónima. Los cuatro jóvenes descansaron al calor de las llamas en aquella misteriosa cabaña, Elijah fue el último en dormirse, debido a que la idea de que todo aquello fuese una trampa no lo dejaba pegar un ojo, sin embargo, el tiempo pasó y ni el menor ruido de advertencia atravesó la noche, por lo que los párpados cansados del joven comenzaron a apagarse.

Las brisas matinales fueron las causantes de que despertasen, Evan fue el primero, al ponerse de pie, observó a los tres jóvenes privilegiados esparcidos por el suelo de madera «¿Qué estoy haciendo?», cruzó por su mente.

Las circunstancias tan extrañas a la que se había expuesto fue la principal razón de la pregunta, sin embargo, todo aquello lo veía de una manera peculiar, no era malo o incorrecto, sino más bien extraño y hasta cómico. Un inferior siendo rescatado por una privilegiada y luego despertarse con tres privilegiados a su alrededor, sí que era algo cómico, no obstante, ninguna sonrisa brilló en su rostro somnoliento.

Pensó en robar un caballo y huir hacia cualquier parte, sin embargo, ¿Cuánto duraría? ¿Era necesario? Estas dos preguntas fueron suficientes para frenarlo por ahora, por lo que comenzó a deambular por la cabaña. Esta poseía una sala medianamente grande, en donde habían dormido, luego una puerta colocada en la pared izquierda lo conducía a una pequeña habitación ordenada. «Nadie la ha usado en algún tiempo», pensó al notar el polvillo y el olor a encierro.

En la sala, del lado derecho, una escalera caracol lo conducía hasta el piso de arriba, un espacio reducido, parecido a un estudio con un escritorio y una biblioteca atestada de papeles y pergaminos marrones y afectados por el pasar de los días. «Nadie los ha tocado en mucho tiempo», meditó al comprobar la gran cantidad de polvo que se encontraba sobre ellos.

Este estudio poseía dos puertas a ambos lados, una era maciza de roble y parecía estar cerrada, la otra era de un cristal muy transparente, aunque, poco se veía a través, debido a la cortina elegante que la cubría. Detrás, permanecía un balcón angosto que dejaba apreciar las hermosas vistas blancas que el bosque cubierto de nieve y el día pintaban por todo el terreno.

—¿Qué haces? —lo interrumpió Elijah extrañado.

—Yo… Nada, solo observaba la cabaña —respondió inseguro.

—¿Encontraste algo?

—No, solo deduje que no fue habitada desde hace varios días.

—¿Por qué lo dices? —le preguntó observándolo con un gesto de desconfianza.

—Pues en varios sectores de la cabaña el polvillo se ha estado acumulando hace tiempo. Las velas, que no son velas cotidianas, pues estaban hechas de cera de abeja, estaban muy derretidas, casi extinguidas diría yo, como si alguien las hubiese encendido hace días y las abandonara allí. También he observado la chimenea, una gran acumulación de cenizas se encuentra dentro y ni hablar del hogar, en gran parte chamuscado, como si un caliente fuego permaneciera encendido dentro durante mucho tiempo.

—¿Crees que alguien ha dejado encendida la chimenea durante varios días por algún motivo?

—Pues… estamos aquí, ¿no?

—Entiendo… —dijo Elijah pensativo—. ¿Qué hay detrás de esa puerta?

—No lo sé, está cerrada de alguna manera.

Los PrivilegiadosWhere stories live. Discover now