La cólera de los esclavos

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La cólera de los esclavos


Elijah, mientras el barco se separaba del muelle y se desplazaban rumbo hacia el golfo, observó a Evan junto a Sirdul y una decena de soldados corriendo hacia ellos.

—No importa, Elijah. Estaré bien. Encárgate de llevar está gente a casa, te lo encargo. —le dijo Evan mientras el joven lo observaba dubitativo, toda su mente viajó por las peores pesadillas a medida que el barco se separaba de su compañero, no obstante, Evan le mostró aquella sonrisa y esta, como dotada de algún encantamiento mágico, lo hizo entender lo que estaba a punto de pasar.

Elijah, asintiendo con nostalgia y entendiendo el labor que caía sobre sus hombros, supo que Evan mentía, o al menos creía hacerlo, pero también entendió que el único motivo por el cual se había arriesgado por ellos, era tan simple como remontarse tiempo atrás en aquel antiguo primer encuentro, la muerte de un hombre será justificada siempre y cuando un pueblo sea libre a cambio.

—¡Elijah! —gritó Drake desde el timón—. ¡Ayúdanos!

Este, despojado de sus pensamientos, apartó la vista de Evan, y se concentró en el flanco izquierdo, pues habían retomado el afluente que desembocaba en el golfo y con ello, se acercaron al muelle principal. En él, corrían soldados armados con sofisticadas ballestas y espadas cortas y diestras con el fin de arribar al barco y detenerlos.

Este avanzaba a cierta velocidad, despacio a comparación de la velocidad cotidiana en mar abierto, sin embargo, bastaba para mantenerse separados del cúmulo de Magnos que se acercaban enfurecidos.

—¡Cuidado! —gritaron los tripulantes, pues una lluvia de flechas se dibujó en el cielo opaco sobre la cubierta.

Todos se protegieron con lo que tenían a su alcance, sin embargo, algunos hombres fueron alcanzados por aquellas flechas puntiagudas. Elijah, que se había cubierto con un tablón de madera que estaba cerca, observó que los arqueros, que seguían corriendo sobre el muelle cada vez más cerca del barco, comenzaban a recargar sus armas, fue en aquel instante que, movido por el terror y la angustia, alzó su mano y la hizo brillar de aquel color verde pardo. El joven se concentró, pues su talento en el arte de las Habilidades Fundamentales no era tan diestro, sin embargo, lograba controlar la madera lo suficiente bien como para dar pelea a aquellos soldados. Fue entonces que, luego de un sonoro tronar de dedos, los robustos tablones de madera del muelle comenzaron a modificarse, algunos se vieron convertidos en curvas enredaderas con el fin de atrapar las piernas de sus perseguidores, otros en vigas curvas, similares a las de Gia, pero más débiles y flexibles, y otras tanto se transformaron en pinchos, paredes, o simplemente se disolvieron en pequeños ápices de madera, dejando así un hueco en donde tropezar.

De esa forma el joven, lanzando reiterados ataques, detuvo a los soldados que los perseguían. Mientras todo esto ocurría, Drake había conducido al barco cerca de la costa, no faltaba demasiado para llegar hacia el final de puerto y con ello, alejarse de la isla. Sin embargo, por más cerca que estuvieron, la tripulación observó un brillo en la costa, pues en aquel instante el afluente por donde navegaban flanqueaban las últimas extensiones de la isla antes de desembocar en su totalidad en el gran Golfo de Wak. Mientras el barco estaba a no más de diez metros de las arenosas playas, aquel brillo llamó la atención de todos en el barco, inclusive Elijah, que se encontraba recuperando un poco de la energía perdida unos Instantes atrás. Luego de un resonante chasquido, no quedaron dudas sobre el origen del brillo.

Mientras el barco conducía por los últimos tramos del afluente, el chasquido resonó en toda la costa y, luego de un breve instante del más áspero silencio, tres vigas poderosas golpearon la coraza del barco. Dos de ellas habían impactado en el nivel inferior, produciendo severos daños, el tercero de estos fue a dar contra la cubierta. El barco, tras los tres ataques, se sacudió de sobremanera y todos cayeron al suelo, algunos por el brusco temblor y otros por los intensos ataques.

Los PrivilegiadosWhere stories live. Discover now