Vista al pasado (La escuela)

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Vuelves a la torre, ese lugar donde inició tu martirio, maldito lugar raro.

Es hora de mirar hacia atrás un rato:

Recuerdas haber estado como unos 5 años ahí dentro, pueden no parecer muchos, pero para un niño deprimido y enojado, esos años se convierten en una eternidad.

Fue hasta que cumpliste... ¿unos 15 años quizás? que la torre te dejo poner un pie fuera de ella, ¿y como no? Intestaste salir de la ciudad, por todos los medios posibles, pero oye, no eras el único que cambiaba las cosas, y te enteraste por las malas, cuando creíste encontrar la salida, sorpresa, estabas entrando a la ciudad, y de nuevo, y de nuevo, posible salida, nueva entrada, mismo lugar.

Recordaste haber gritado ¡CARAJO! Con todo lo que tus adolescentes pulmones te permitían, pero eso no cambiaba nada, con el paso de los días te rendiste.

Mejor aprovechaste el tiempo, si vas a estar atrapado en esa ciudad, al menos ibas a hacer algo con ella.

Entrenaste tus habilidades, aquellas que adquiriste estando encerrado.

- Oye ¿al menos me puedes dar algo que me quede? – Le preguntaste al conjunto de ojos carnosos que veías todos los días. Estabas creciendo y tu abrigo largo, camisa y pantalones ya apretaban, no ibas a andar desnudo por la vida, solo eso faltaba, maldita sea.

La torre no te respondía, pero escuchaba tus peticiones, en realidad, lo quemas te jodía de ella era el hecho de que no te dejaba ir fuera de la ciudad, pero al menos te escuchaba de vez en cuando.

Detrás de ti aparecieron: traje y camisa de vestir, no hay zapatos ni algo para la cabeza.

- Me viste cara de viejo o que – miras las prendas, aunque se parecen a lo que usabas, no te convencen del todo, ni modo.

Pasaron los años, creciste, ya nunca intentaste salir de la ciudad, al menos te dejaba salir de la torre e ir a explorar, eso ya era ganancia.

En uno de tus tantos paseos te resbalaste y caíste, tu ropa se rasgo con los escombros y te lastimaste los pies, estar descalzo dejó de ser una opción.

Regresaste a la torre cojeando, te lastimaste enserio, le pediste nueva ropa a la torre, tiene que, tú le estas llevando comida, los cuerpos de la gente cuya alma y energía absorbes son su alimento.

Una vez más, un traje, al parecer le gusta la elegancia, adición nueva: zapatos, calcetines y un sombrero.

Te pones la nueva ropa, miras el sombrero, puede parecer nada, pero sabes que eso significa algo.

El día de final no está lejos.

Te tomas la libertad de dar una vuelta.

Con el paso del tiempo, y todas las repeticiones que ha habido hasta la actual, decidiste interactuar un poco más con... los demás, uno de ellos fue la maestra.

Fuiste a la escuela, en el interior podías escuchar los gritos y risas de los niños, pensabas pasar desapercibido, pero no es fácil cuando esos seres están por todos lados.

Pero no te preocupas, hace tiempo que empezaron a huir de ti.

Cuando creciste, ese miedo que les tenías se convirtió en lastima, a diferencia de ti, ellos jamás pudieron crecer.

La maestra se veía triste y frustrada, te sientes mal por ella, sabes que ama, o amaba su profesión, pero ahora era simplemente hacerlo por hacerlo, ya no tenía un fin.

Cuando recorrías el lugar, veías las fotos de esta, y notabas que en algún momento fue una gran escuela, te hubiese gustado asistir a ella en tu juventud, si las circunstancias fueran más normales.

Little Things (Little Nightmares)Where stories live. Discover now