Capítulo 14

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Juliana releyó el mensaje que había mandado por milésima vez "yo también te quiero" frunció el ceño comprobando que valentina todavía no le había respondido.

- ¿Se habrá molestado porque no lo dije a tiempo? – se cuestionó en voz alta volviendo al momento en donde Valentina le decía que la quería y ella se paralizaba totalmente.

- ¡Ahhhhh! – gritó exasperada ahogando el rostro en una de sus almohadas, miro hacia el acuario en donde se encontraba su tortuga quien casualmente se encontraba mirándola fijamente.

- Deja de mirarme así ¡me paralicé! Esto también es culpa de Val por soltármela de frente – se imaginó que su tortuga le respondía con una "ajá, la culpa es suya por decir que te quiere" volvió a soltar un gruñido de frustración y vergüenza ante la idea.

- Quizás debería llamarla...- caviló sentándose en la cama, en ese momento su madre abría la puerta de su habitación de golpe.

- ¿Ya le llamaste? – preguntó Lupe, Juliana era una mezcla de confusión e indignación por la súbita violación de su privacidad.

- En primer lugar, ya te dije que no entres a mi cuarto así y segundo... ¿tú también crees que debería llamarle? – llegados a este punto estaba dispuesta hasta a consultarle a su madre.

- Ya Juli, se me pasó, a veces olvidó que ya te consideras "adulta"- defendió su madre haciendo comillas con los dedos – y claro que debes llamarla, en eso quedamos.

Ahora sí que Juliana estaba confundida, frunció el ceño y automáticamente su mamá se lo alisó con los dedos.

- Ya te dije que no andes haciendo eso, vas a arrugar tu carita...

- ¿De quién estás hablándome? – preguntó interrumpiendo la caricia maternal.

- ¿De quién me estás hablando tú? – Lupita contrarrestó inmediatamente.

- Pues de Val...- en ese momento la morena se dio cuenta de que había metido la pata.

- Ahhhh Valentina, ese es otro asuntito pendiente mijita, hasta ahorita no me dices que tanto andabas haciendo con esa muchacha como para que se te pasara la hora y no vinieras a tu casa, ese día me la barajeaste cuando me dijiste que llamarías a tu abuela, pero hasta ahorita al parecer nada de nada.

A Juliana le cayó el veinte casi al instante, Lupe estaba hablando de su abuela paterna a la que hasta ahorita no le devolvía la llamada.

- ¿Te refieres a llamar a esa señora? Ya entendí, dame un momento y lo hago – se paró como un resorte y comenzó a empujar suavemente a su madre fuera de su habitación.

- Bueno eso está muy bien, pero ¿y Valentina? Me tienes que contar que pasó – protestó Lupita viéndose expulsada de los dominios de su hija.

- Ya te cuento luego, ma, ahorita me siento muy cansada y me voy a preparar para dormir – Juliana todavía tenía que pensar en que decirle a Val y su mamá seguía insistiendo.

- Ok, ya entendí, pero no te olvides de llamar – Lupe se rindió plantándose afuera de la puerta, su hija asintió rápidamente con la cabeza.

- Sí, sí lo prometo Lupe, buenas noches – y sin más cerró la puerta, ella se quedó parada mirando la puerta cerrada, Juli ni siquiera había intentado darle un abrazo o un beso de buenas noches. Suspiró con desgana dirigiéndose a su cuarto, desde el accidente que era así.

Y no es que fuera culpa de Juli ¡claro que no! Aquí la culpable era ya, ella y el monstruo que le había dado como padre. Todos los días miraba a su hija lidiando con las secuelas físicas y emocionales del terrible accidente de hace 6 años. Las cosas estaban mejor por supuesto, mucho mejor comparado al inició, pero, aun así, ella no sabía cómo sobrellevar el sutil rechazo de su hija. Quién nunca le había reclamado nada, solo había puesto sus palabras bajo llave y lidiado con la situación todos los días de estos 6 largos años. Mientras Lupe se ahogaba entre la culpa y todo el amor que tenía para dar a su única hija, quien cada día se alejaba más de ella.


El corazón roto de Juliana ValdésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora