Capítulo 10

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¡Sorpresa! me vino la inspiración y deje el trabajo de lado para escribir este capítulo que viene a ustedes desde una perspectiva diferente. Siempre hay más un lado diferente de una historia para escuchar, incluso si es que no nos agrada el personaje. Espero les guste y dejen sus comentarios con sus opiniones :B


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- Este no es mi día – se dijo Lucho renegando de las malas notas que había sacado en los parciales de la mayoría de sus cursos, todo el asunto de Valentina había estado jodiendo con su cabeza provocando que fuera imposible para él concentrarse en otra cosa y sus notas eran el reflejo de ello. Tampoco es que fuera un alumno excelente ni nada, pero al menos se las apañaba para ser decente y con las conexiones de su familia graduarse con notas pasables era más que suficiente. Pero ahora, todo iba a ser más difícil puesto que con esas notas tendría que esforzarse el doble de lo normal para poder salvar los cursos que tenía bajos.

Pasándose la mano por el cabello en señal de frustración comenzó a preguntarse por enésima vez cómo es que todo se había ido al diablo con Valentina. Se conocían desde pequeños, sus padres eran dueños de una prestigiosa firma de abogados que representaba al Grupo Carvajal en todas sus acciones legales. Viéndolo desde una perspectiva externa, era la situación ideal, los papás de ambos eran grandes amigos aparte de ser socios, no por nada su padre era el padrino de bautizo de la castaña y siempre vivía pendiente de ella como si fuera hija suya.

Los papas de Lucho no pudieron tener más hijos aparte de él, por lo que su padre la consideraba la niñita que nunca tuvo "aunque ahora esté muy lejos de ser considerada una niñita" pensó con amargura mientras deambulaba sin rumbo por la amplia universidad, ellos habían sido compañeros de juegos y cómplices de travesuras durante toda su infancia, hasta que la pubertad les golpeó con fuerza dando fin a esa etapa de sus vidas. Sin embargo, siempre habían estado presentes en la vida del otro, la misma escuela, el mismo círculo social, los mismos eventos y, por supuesto, las mismas fiestas.

Todavía recuerda la primera vez que vio a Valentina después de su regresó de Canadá, todos sus amigos se habían vuelto locos por ella, incluyéndolo a él, y comenzaron los acercamientos entre los dos; al inicio, pensó que ese era el desarrollo más natural y esperado de su relación, tomando en cuenta toda la historia que compartían, pero la castaña parecía pensar diferente. Con el tiempo, se consoló con hecho de que la ojiazul nunca se establecía con nadie y solo tenía enamoradillos que solo duraban semanas para luego quedar en el olvido, mientras que él permanecía a su lado como su fiel amigo, esperando por ella, por el momento en que se decidiera a dar ese paso que muchos a su alrededor venían anticipando, hasta que las vio juntas.

Él la había invitado a su partido de polo, como ya era costumbre entre ellos, pero Valentina no había aparecido sola, tenía agarrada de la mano a una muchacha menuda de cabellos morenos y facciones bonitas que lucía totalmente incómoda. Ahora, él no era ningún estúpido, ya llevaba semanas o incluso meses notando el cambio en el comportamiento de Valentina, ignorando sus invitaciones para salir o ir a alguna fiesta, yéndose directamente después de clases en lugar de quedarse a platicar con sus amigos, hasta había ido a su casa a buscarla varias veces y ella nunca parecía estar.

Supuso que estaba saliendo con alguien, pero al verla conversando animadamente un día a la salida de la universidad con la misma chica entendió que simplemente se trataba de una nueva amistad, pero todo cambió cuando la trajo al partido, la forma en la que hablaba, miraba y tocaba a esa chica, tan íntimamente, como si solo estuvieran las dos, le hicieron entender que no se trataba de una amistad pasajera, Valentina...estaba...estaba enredada con esa mocosa que obviamente no pertenecía su mundo. El resto había sido historia, Valentina la había presentado con todos sus amigos y él la había odiado, dejando sus sentimientos más que claros con su actitud hacia ella, al menos había tenido el respaldo de sus amigos que compartían su opinión. Pensó en cómo se había sumergido en la amargura por semanas después de eso.

El corazón roto de Juliana ValdésWhere stories live. Discover now