Capítulo 9

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Valentina vio desde el asiento trasero de la camioneta a la joven cabizbaja que esperaba en la parada de autobús, vestía un beanie negro que protegía sus sedosos cabellos morenos y hacia juego con sus zapatillas del mismo color.

- ¿No vamos a recoger a la señorita Juliana? - la voz de Alirio desde el asiento del conductor le hizo percatarse de su situación actual, acechando desde el vidrio de sus ventanas polarizadas como si se tratara de una acosadora en serie.

- Un momento por favor- le contestó, optando por mandar un mensaje rápido a la chica de ojos café.

VC: ¿Cómo va el grupo de estudio? ¿Crees que terminen temprano?

Valentina sentía su corazón bombear con ansiedad mientras observaba a Juliana revisar su celular a lo lejos, esta era la cuarta vez en la que le decía que estaba ocupada y no podía verla ni siquiera por un rato porque se encontraba abarrotada de tareas o de trabajos grupales en los que no podía estar ausente. Ella no era ninguna tonta, sabía que Juls había dado un cambio drástico desde el partido de polo al que la había llevado hace un par de semanas, en su momento, Valentina reconoció que fue una pésima idea y que haría lo posible por compensarle el mal rato que había tenido que pasar. Pero, Juls siendo Juls, le insistió en que todo estaba bien y que lo mejor era dejarlo por la paz; bueno, a juzgar por su actitud esquiva y sus malas excusas nada estaba bien.

- No me mientras, chiquita, no otra vez – susurró bajito, rogando que la morena se sincerara y sean capaces de superar esto de una buena vez.

Juls: Terrible :/ parece que va para rato

El mensaje se sintió como una espina en su corazón y, de repente, gran parte de la tristeza que venía albergando por su relación fallida, si es que se le podía llamar relación a algo que ninguna de las dos había sido capaz de definir hasta el momento, se convirtió en ira. Valentina no era una persona que experimentara este tipo de emociones muy a menudo, puesto que, a lo largo de su vida como la pequeña y consentida heredera de la familia Carvajal, habían sido pocos los instantes en los que se había tenido que enfrentar a situaciones que le generaran esta clase de sentimientos. Su padre y hermanos siempre se habían asegurado de protegerla, quizás demasiado, para que nunca la pasara mal y solo vea la mejor cara que la vida podía ofrecer a una niña que había visto partir a su madre a una edad muy temprana por una afección al corazón, pero con todas las atenciones de su familia y el dinero del mundo para contentarla. Es por ello que, frente a este tipo de situaciones, valentina siempre había preferido por optar por un escape, alejarse en lugar de confrontar las cosas, tampoco era que fuera una tonta inconsciente de que sus acciones tenían consecuencias, pero la situación con Juliana se estaba pasando de castaño a oscuro. Si hubiera sido cualquier otra persona, ella no se hubiera molestado con insistencias y habría pasado al siguiente, después de todo, uno solo es joven una vez como para vivir atormentándose cuando las cosas no salen bien con alguien. Pero esta era Juliana, estaba segura de que le había gustado desde el inicio, no era para nada su tipo usual, comenzando por el hecho de que era una chica. Una chica de aspecto algo frágil, tímida y bastante resguardada, Valentina no recordaba alguna vez tener una sola amiga que fuera así. Cuando la abordó la primera vez se había convencido de que sería bueno para ella tener una amiga así, alguien que la mantenga calmada, alguien con quién tomar café y hablar de películas extranjeras de bajo presupuesto, de los curiosos objetos en línea que a veces no podía evitar comprar (aunque muchas veces saliera estafada), de la colección de libros que iba en aumento pero todavía debía comenzar a leer, de la novela que sí se leía por lo menos tres veces al año a pesar de sabérsela de memoria, de cómo no podía entrar al cuarto de su madre, no porque le diera tristeza sino porque no podía reconocer nada de lo que veía ahí, ni un solo recuerdo que alimentara su necesidad maternal y como eso la hacía sentirse patética a veces. En fin, Juliana Valdés le inspiraba compartir todo eso y sus primeros encuentros no la habían decepcionado, al contrario, se sentía atraída hacia ella cada vez más y más. Había pensado que quizás la veía como la hermanita menor que siempre quiso, pero nunca llego, alguien con quien compartir secretos, alguien de quien cuidar, eso solo duró un par de semanas hasta que la había hecho carcajear mientras paseaban por un parque. Sus ojos lucían como miel derretida debido a luz solar, su rostro adornado por una hermosa sonrisa haciendo destacar su curiosa barbilla partida le habían hecho pensar en ese momento que era preciosa, había querido tocarla más allá de lo platónico pero lo único que terminó haciendo fue entrelazar sus dedos de manera amistosa o al menos eso esperaba que pareciera "hermanita, sí claro" se dijo.

El corazón roto de Juliana ValdésWhere stories live. Discover now