Capítulo 3

1.4K 134 10
                                    

- ¿Así que? ¿vives lejos de la u? – Valentina preguntó mientras se dirigían hacia la salida del edificio en dónde acababan de presentar el proyecto que habían estado trabajando juntas durante las últimas dos semanas. Se habían reunido un total de cuatro veces, un número impresionante para Juliana si tomabas en cuenta que para este tipo de cosas normalmente la gente se reunía una vez para acordar las partes que trabajaran y el resto se termina de manera virtual. Pero Valentina había insistido que, si no lo hacían de manera presencial, al menos la mayoría de las veces, el trabajo no demostraría un verdadero esfuerzo en conjunto y el profesor calificaba muy bien esas cosas, lo había escuchado de parte de sus compañeros de carrera que ya habían cursado esa clase por lo que no quería arriesgarse, al parecer necesitaba una muy buena nota en esta clase. Juliana no objetó; sin embargo, todas las veces que se reunieron terminaban hablando de cualquier otra cosa al final que, del trabajo en sí, al final la mayoría se había terminado de manera virtual, pero ella no iba a ser quién señalara este detalle a Valentina, no, ella estaba más que feliz con este arreglo.

- Bueno, lejos, lejos no. A 45 minutos en bus, si no hay tráfico o no es hora punta son 30 minutos – decidió responder.

- ¿Y con tráfico?

- Una triste hora y media a dos, realmente se nos va la vida en el transporte de esta ciudad – mencionó más como comentario casual que a modo de queja, Valentina la miró como si intentara comprender la situación. A Juliana le causo ternura ver que se estaba esforzando por responderle de manera empática, ella sabía que vivían dos situaciones muy diferentes, mientras que consideraba que su vida era cómoda. Su madre tenía un buen trabajo que pagabas las deudas y la universidad, y espacio de sobra en esa casa de cuatro habitaciones y dos pisos que solo ellas dos ocupaban. Claro, el tamaño de la casa se debe a que originalmente el Chino quería que tuvieran más niños, pero eso nunca llegó a pasar, para su desgracia, de Juliana no pudieron pasar; y, él ya ni siquiera estaba en sus vidas de todas formas. Pero Valentina era otro rollo completamente diferente, ella era rica, del tipo que sale en portadas y páginas de sociales haciendo gala del apellido familiar, una mansión, propiedades en la playa, el campo y el extranjero, camionetas blindadas con chófer y al menos un miembro de seguridad personal y muchas otras cosas más que Valentina había mencionada aquí y allá de pasada sin darle mayor importancia y que mareaban un tanto a la morena por lo mucho que marcaba diferencia entre ambas.

- Bueno, ya no tengo más clases por hoy y sé que tú tampoco y ya que son las 5 p.m. o sea inicio de hora punta ...- pauso por un momento cómo tomando valor para continuar - ¿No te gustaría ir por un café o algo para celebrar que nos fue bien? Yo invito y después te jalo a tu casa con mi chófer – terminó mirándola directamente a los ojos mientras caminaban por las áreas verdes de la universidad, el sol se estaba poniendo y se filtraba entre los árboles reflejando destellos dorados en los ojos azules de la chica más alta – así se pasa la hora punta y no te quedas atrapada en el tráfico tan feo de la ciudad, debes admitir que es buena idea – sonrió de manera brillante y Juliana tuvo que apartar la mirada ¡¿por qué tenía que ser tan gay?! Sea acomodó el beanie azul que llevaba en la cabeza y asintió suavemente.

- Es buen plan, pero yo pago por el café – Valentina hizo una mueca entre molesta y divertida.

- Yo invitó, yo pago –

- Siii pero no sé si me... - comenzó a protestar.

- No hay lugar a objeciones – la agarró de la mano en un impulso y la guío hasta dónde su chófer esperaba afuera de su camioneta – Puedes pagar la próxima vez cuando sea tu idea, hasta entonces, su carruaje señorita, I'll be your ride today – hizo una especie de reverencia que provocó que Juliana soltara un bufido cómico, era tan ridícula a veces.

El corazón roto de Juliana ValdésWhere stories live. Discover now