Capítulo 4

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Valentina no estaba del todo segura sobre cómo es que había terminado un viernes por la noche en la parte trasera y más oscura del cine viendo una película de terror junto a Juliana Valdés. Todo se había dado de manera muy orgánica, un momento estaba saliendo de clases y al siguiente estaba pululando afuera del salón de Juliana, cuya expresión al verla esperándola había sido de grata sorpresa, casi como si no esperara verla allí a pesar de ser la tercera vez esa semana que pasaba por ella. Valentina le había puesto un brazo alrededor de los hombros mientras se dirigían a su camioneta – tengo que ir a recoger algo que compré en línea al mall, la vez pasada mencionaste que te gustaba la comida japonesa y resulta que acaban de abrir un restaurante nuevo allí que tiene muy buenos reviews por lo que estaba pensando que si me acompañas de paso podríamos...- Sí, quiero – Juliana había respondido parando todo el discurso que Valentina se estaba armando, la sonrisa de felicidad de la más alta no se hizo esperar y tres horas después se encontraban caminando sin rumbo por el mall para bajar la comida, mirando lo que las tiendas les ofrecían pero sin realmente prestar atención más que a su propia conversación. El tiempo se había pasado tan rápido y cuando la chica de ojos azules divisó las luces del cine no lo pensó dos veces y jaló a la morena para escoger una función. Y ahora estaban aquí, Valentina miró de reojo el perfil de Juliana hasta bajar a la mano que tenía sobre el reposabrazos, su mano se aferraba a este con fuerza como si estuviera pasando toda la tensión de su cuerpo al asiento – está asustada- pensó de repente – seguro no le gusta este tipo de películas, pero sin embargo no protestó cuando la escogí.

- Quizás debimos haber escogido otra cosa, te ves algo tensa – susurró al oído de la muchacha que pareció estremecerse por un segundo.

- No, me gusta la trama...es solo que...soy de las que se meten mucho en la historia y todo eso – respondió Juliana sin atreverse a voltear a ver a su acompañante, sabía que estaba demasiado cerca como para poder mantener la compostura si se volteaba y sus rostros quedaban a escasos centímetros de la otra.

- Esa nadie te la cree Juls – Valentina soltó una risita que resonó en todo el cuerpo de la menor, de pronto se escuchó un grito agudo que provenía de la protagonista en la gran pantalla y todo el cuerpo de la morena se puso tenso – yep, no te afecta para nada – siguió la más alta con tono socarrón. Juliana estaba a punto de contestar cuando sintió la mano de Valentina deslizarse en la suya y entrelazar los dedos, sobra decir que todas sus palabras se quedaron atrapadas en su garganta y se atrevió a hacer contacto visual con la otra muchacha por primera vez desde que entraron a la oscura sala de cine. Le gustaría ser capaz de describir lo que encontró en sus ojos en ese momento, pero ni ella estaba segura de que emociones se veían reflejadas en los hermosos orbes azules de la chica de cabellos claros.

- La verdad es que no he estado prestando atención a la película como que para nada...solo... reuniendo el valor para hacer esto toda la noche – confesó Valentina en un susurró tan bajo que por un momento Juliana creyó imaginárselo, pero al sentir el apretón en su mano intensificarse se dio cuenta de que fue real.

- Nos hemos agarrado de las manos antes – contestó de manera automática la menor, aunque ella sabía perfectamente a que se refería la otra muchacha y su corazón estaba latiendo a mil por hora en respuesta a ello ¡¿qué se supone que haga ahora?! Nada nunca la había preparado para este momento mucho menos con alguien como Valentina; que, dejando de lado su apariencia, era la persona más interesante, genuinamente amable y dulce que se había cruzado en su camino. Le gustaba todo de ella, no solo lo bonita que se veía ABSOLUTAMENTE todo el tiempo, sino que también hablar con ella, compartir ideas, debatir puntos de vista o simplemente reírse de cualquier tontería que se les pudiera ocurrir. Juliana nunca, nunca había sido así con nadie y hasta este día se venía negando lo que todo eso significaba para ella, pero al ver los ojos cristalinos casi anhelantes de Valentina, ya no pudo seguir negándolo – estoy jodida – pensó – muy jodida.

El corazón roto de Juliana ValdésWhere stories live. Discover now