Capítulo 18

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Gabriel observó a Renato en las noticias, amparado por los gemelos. Isabella se acurrucó contra él. No se había despegado de su lado desde que había entrado por la puerta, y se aferraba a su mano tan desesperadamente que la abrazó durante un tiempo muy largo.

Por el bien de ambos.

Guillermina y Emilia tampoco le apartaban la vista. La Quattordio numero dos no dijo nada de la llamada frente a los más pequeños, pero supuso que Emilia si lo sabía. Emilia estaba con una mirada enojada sobre Gabriel, pero no le dijo nada.

—¿Está todo bien? —susurró Isabella debajo de la cortina que formaba su pelo en el cálido abrazo de Gabriel.

—Todo está bien. Tío Juan y el tío Julián necesitaban mi ayuda con algunas cosas importantes. Por eso tuve que ir hasta allí.

La explicación pareció sorprender a Isabella. Se echó hacia atrás, con los ojos abiertos.

—Pero Emilia dijo que hubo una pelea…

—Emilia cometió un error muy sencillo —dijo Gabriel suavemente, capturando su mirada mientras lo contemplaba desde el otro asiento—. Pero está bien, era entedible que pensarán eso.

Emilia puso los ojos en blanco, pero no dijo nada.

***

Luego Emilia lo encerró en la cocina, Gabriel no tenía forma de salir de la cocina sin hablar con ella. Emilia lo miró críticamente, con las manos en las caderas.

—¿Está todo bien? ¿Solo es lo que le dijiste a  Isa y a Guille?

—Si, si. Solo es eso, no te preocupes pequeña.

—¿No te vas a ir de nuevo?

Gabriel igualó su postura y su tono.

—Hace un tiempo te habrías alegrado si hubiera salido por la puerta.

Ella se echó el pelo hacía atrás, una adolescente y todavía esa niña astuta al mismo tiempo.

—Bueno, eso fue antes de que me diera cuenta de que hacés las mejores pizzas.

Él sonrió.

—Me querés.

—Ehhh, no. —Cuando ella sonrió y le echó los brazos al cuello, Gabriel la besó ruidosamente en la mejilla.

***

Gabriel recogió algunas cosas alrededor de la casa. Se sentía como si hubiera estado fuera un mes y no solo dos días. Todo se sentía un poco extraño, como cuando vivían en casa de Renato y Agustina y no en la casa de Gabriel y Renato.

Los gemelos reaparecieron después de hacer sus tareas, contentos de volverse a echar de nuevo en el sillón con Gabriel para ver la televisión. Nadie mencionó a Renato o
cuando vendría a casa. Isabella sostuvo su mano, la cabeza en su hombro. Incluso el estoico Bruno, el tranquilo Bruno, se sentó más cerca de él de lo normal.

Esta es la razón por la que regresé, pensó Gabriel. Esta era la razón de porqué necesitaba arreglar las cosas con Renato. Lo iba a hacer, porque más allá de amar a Renato con todo su corazón, estos cuatro niños eran su vida.

La puerta se sacudió un poco después de las nueve. Gabriel vió como Guillermina y Emilia dejaron sus celulares, sintió a Isabella tensarse y Bruno se cerró. Los acarició antes de ponerse de pie lentamente.

Renato entró por la puerta delantera. En una mano, una bolsa. En la otra, un ramo de rosas rojas.

***

#4 V&T Quallicchio [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora