Renato se arrastró a casa a las once. Se había sentado junto a Gabriel antes, cuando llamaban a los niños. Los tranquilizaron y mantuvieron en una actitud positiva, ambos fingiendo a través de cada conversación.
Camila había recogido a los cuatro nenes cuando terminaron sus clases.
-¿Papi? -lo llamó Emilia en voz baja, mientras bajaba por las escaleras en pijama.
Renato, con todo su cansancio, parpadeó hasta que dejó de ver tanto de Agustina en su hija.
-Hola, corazón. ¿Cómo estás?
-Bien. Los chicos estaban bien cuando se fueron a la cama. Pero, estamos preocupados por Gabi.
Renato se quitó los zapatos y se sentó en el sillón.
-Yo también.
-Esa historia en el diario, no había necesidad. -Emilia se sentó en el sillón-. ¿Peleaste con alguien?
Frotando la frente con la palma de la mano, Renato se rio.
-No. Estuve cerca, sin embargo. Algunos de los superiores no se preocupan mucho por él.
Emilia frunció el ceño.
-¿Hay algún problema en tu trabajo?
-Un poco.
Se sentaron en silencio durante unos momentos. Entonces Emilia se removió en el sillón.
-Sé que no querés oírme hablar de esto, pero... si vos y Gabriel van a estar juntos durante el resto sus vidas, ¿no pensas que tu trabajo debería estar bien con su relación?
-Pensaba que lo estaban. Pensaba que era parte de la razón por la que me buscaron para ascenderme -dijo Renato, las palabras amargas en la lengua-. Pero parece que quieren que esconda mi relación.
-Ese no sos vos, realmente -rio Emilia-. Ni
parecido, nunca.-Gracias. -Renato se deslizó hacia abajo en la silla, apoyando su cabeza hacia atrás-. Por lo tanto, Emi, como ya sos una señorita ¿Debo dar la espalda a mi trabajo por la persona que amo? ¿O tengo que aguantar y morderme la lengua cuando me dicen cosas tontas?
-¡Ah! -Emilia pareció pensar en la pregunta muy atentamente-. Bueno, supongo que depende. ¿Te gusta Gabi más que tu trabajo?
-Realmente no puedo comparar los dos. Son diferentes tipos de amor.
-Al igual que Gabriel y mamá -dijo con ligereza.
Renato movió la cabeza para mirarla.
-No. Gabriel y mamá, eso está a un lado. Con vos y los chicos. Mi trabajo es... es lo que me ayudó a mantener a mi familia y lograr algo con mi vida.
-¡Ah! -dijo Emilia de nuevo-. Entonces a todos en el lado de la familia no le importa lo que haces para ganarte la vida.
-Cierto.
-¿Te importa a vos lo que haces para ganarte la vida?
Renato se detuvo a pensarlo detenidamente. Sí, sí le importaba. El escudo, el uniforme, el juramento... significaban algo. Y si eso alcanzaba a lo mucho que amaba a su familia, sí que tenía importancia para él.
Quería proteger a la gente. Quería servir. Lo único que quería más era que su familia fuera feliz y estuvieran juntos.
-¿Qué crees qué mamá pensaría? -preguntó Renato de repente-. ¿El mismo consejo?
-Creo que diría lo mismo. Pero... - Emilia apartó la mirada por un momento-. A veces pienso que odiaba tu trabajo.
-Las horas, el estrés... -murmuró Renato, recordando las peleas. El silencio.
-Te estabas volviendo loco centrado en tu trabajo y olvidando las cosas de la casa. La volvías loca muchas veces. -Emilia se estremeció un poco antes de recoger la manta de la parte posterior del sillón para ponerla sobre sus piernas-. Hay cosas que vale la pena soportar.
-Mamá era buena en eso. -Renato luchó por un momento, luego se incorporó-. Gracias, Emi, por el buen consejo.
Emilia sonrió.
-De nada.
****
Renato besó a Emilia y le dijo buenas noches antes de ir a su habitación. Arrojó todo en la esquina. Solo quería dormir.
Lo que hizo fue soñar.
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#4 V&T Quallicchio [Adaptación]
RomanceEl Subcomisario Renato Quattordio, al que ascendieron recientemente, toma el mando de su propia comisaría de policía, dependiente de la Superintendencia de Derechos Humanos al mismo tiempo que la empresa de seguridad de Gabriel Gallicchio se expande...