Capítulo 28

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Renato se arrastró a casa a las once. Se había sentado junto a Gabriel antes, cuando llamaban a los niños. Los tranquilizaron y mantuvieron en una actitud positiva, ambos fingiendo a través de cada conversación.

Camila había recogido a los cuatro nenes cuando terminaron sus clases.

-¿Papi? -lo llamó Emilia en voz baja, mientras bajaba por las escaleras en pijama.

Renato, con todo su cansancio, parpadeó hasta que dejó de ver tanto de Agustina en su hija.

-Hola, corazón. ¿Cómo estás?

-Bien. Los chicos estaban bien cuando se fueron a la cama. Pero, estamos preocupados por Gabi.

Renato se quitó los zapatos y se sentó en el sillón.

-Yo también.

-Esa historia en el diario, no había necesidad. -Emilia se sentó en el sillón-. ¿Peleaste con alguien?

Frotando la frente con la palma de la mano, Renato se rio.

-No. Estuve cerca, sin embargo. Algunos de los superiores no se preocupan mucho por él.

Emilia frunció el ceño.

-¿Hay algún problema en tu trabajo?

-Un poco.

Se sentaron en silencio durante unos momentos. Entonces Emilia se removió en el sillón.

-Sé que no querés oírme hablar de esto, pero... si vos y Gabriel van a estar juntos durante el resto sus vidas, ¿no pensas que tu trabajo debería estar bien con su relación?

-Pensaba que lo estaban. Pensaba que era parte de la razón por la que me buscaron para ascenderme -dijo Renato, las palabras amargas en la lengua-. Pero parece que quieren que esconda mi relación.

-Ese no sos vos, realmente -rio Emilia-. Ni
parecido, nunca.

-Gracias. -Renato se deslizó hacia abajo en la silla, apoyando su cabeza hacia atrás-. Por lo tanto, Emi, como ya sos una señorita ¿Debo dar la espalda a mi trabajo por la persona que amo? ¿O tengo que aguantar y morderme la lengua cuando me dicen cosas tontas?

-¡Ah! -Emilia pareció pensar en la pregunta muy atentamente-. Bueno, supongo que depende. ¿Te gusta Gabi más que tu trabajo?

-Realmente no puedo comparar los dos. Son diferentes tipos de amor.

-Al igual que Gabriel y mamá -dijo con ligereza.

Renato movió la cabeza para mirarla.

-No. Gabriel y mamá, eso está a un lado. Con vos y los chicos. Mi trabajo es... es lo que me ayudó a mantener a mi familia y lograr algo con mi vida.

-¡Ah! -dijo Emilia de nuevo-. Entonces a todos en el lado de la familia no le importa lo que haces para ganarte la vida.

-Cierto.

-¿Te importa a vos lo que haces para ganarte la vida?

Renato se detuvo a pensarlo detenidamente. Sí, sí le importaba. El escudo, el uniforme, el juramento... significaban algo. Y si eso alcanzaba a lo mucho que amaba a su familia, sí que tenía importancia para él.

Quería proteger a la gente. Quería servir. Lo único que quería más era que su familia fuera feliz y estuvieran juntos.

-¿Qué crees qué mamá pensaría? -preguntó Renato de repente-. ¿El mismo consejo?

-Creo que diría lo mismo. Pero... - Emilia apartó la mirada por un momento-. A veces pienso que odiaba tu trabajo.

-Las horas, el estrés... -murmuró Renato, recordando las peleas. El silencio.

-Te estabas volviendo loco centrado en tu trabajo y olvidando las cosas de la casa. La volvías loca muchas veces. -Emilia se estremeció un poco antes de recoger la manta de la parte posterior del sillón para ponerla sobre sus piernas-. Hay cosas que vale la pena soportar.

-Mamá era buena en eso. -Renato luchó por un momento, luego se incorporó-. Gracias, Emi, por el buen consejo.

Emilia sonrió.

-De nada.

****

Renato besó a Emilia y le dijo buenas noches antes de ir a su habitación. Arrojó todo en la esquina. Solo quería dormir.

Lo que hizo fue soñar.

#4 V&T Quallicchio [Adaptación]Where stories live. Discover now