Capítulo 25

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Renato se movió a través del caos de la calle. Tres patrulleros, un camión de bomberos, el SAME. Curiosos y mirones, atestaban la entrada del edificio. Renato ya estaba en el celular.

—¿Nora? ¿Podrías conseguirme otro patrullero en el 1140 de la calle Congreso? Necesito un control de multitudes y alguien que mueva el tráfico, para no terminar con un lío en hora punta. Gracias.

Mostró su placa y consiguió pasar.

El ascensor estaba bloqueado para ir, solamente, a la planta en cuestión, el resto del edificio ya había sido evacuado. Cuando las puertas se abrieron, Renato aspiró una
bocanada de humo y lejía.

Otro destello de su placa, esta vez al patrullero estacionado en la entrada.

—¿Qué pasó? —preguntó Renato, mirando a través del desorden, tratando de encontrar a Juan o Agustín.

El patrullero lo acompaño hasta la zona acordonada.

—Todos llegaron tarde hoy. El piso superior estaba bien, pero no olieron humo, así que llamaron al emergencias. El cuerpo de
bomberos vio unos pocos incendios y, luego, se dan cuenta de que el lugar había sido destruido antes de que se declara el incendio.

Renato asintió a través de su explicación.

—¿El escuadrón de incendiarios?

—Ya están aquí.

—Gracias. —Comenzó a caminar hacia el sonido de voces, pero se detuvo—. Ey, cuando los detectives lleguen aquí, deciles que hay cámaras de seguridad por todo el lugar. Asegurate de que reciban el aviso.

Renato siguió caminando. Oyó la voz de Gabriel.

****

—¿Qué mierda pasó? —preguntó Gabriel, paseándose por el despacho más alejado, uno de los únicos puntos que no fueron destruidos por el fuego o el vandalismo.

Fuera de allí, acelerante sobre las alfombras y los escritorios, un objeto pesado golpeado contra las paredes y ventanas, los fuegos, era casi pérdida total

—. ¿Por qué no sonaron las alarmas?

Juan no dijo nada. Su rostro estaba tenso, tenía los brazos cruzados sobre el pecho, y no le decía nada a Gabriel mientras despotricaba.

—¿Gabi?

Al oír su nombre, Gabriel salió de la pequeña oficina para encontrar a Renato caminando con cuidado sobre los restos.

— ¿Qué hacés aquí?

—Recibí la llamada. Es mi distrito. —Renato le hizo un gesto para que regresara a la oficina. —Juan, gracias por dejarme saber.

Juan asintió, luego metió la mano en el bolsillo de su teléfono.

—Voy a llamar a Julián y subiré a ver qué puedo averiguar.

Cuando estuvieron solos, Gabriel no pudo evitar pasearse.

—¿Sacaste las cintas de seguridad?

—No —escupió Gabriel—. No hay ninguna. Alguien apagó las cámaras. Los aspersores no se activaron, la alarma silenciosa… tampoco.

En todo su tiempo haciendo esto, nunca había tenido un robo. Ni vandalismo o daños… nada. Esto lo enfureció, al ver la destrucción de la propiedad y de su tranquilidad de espíritu.

—¿Será alguien dentro del trabajo?

Gabriel había pensado en eso. Pero confiaba en su equipo.

#4 V&T Quallicchio [Adaptación]Where stories live. Discover now