Cap 12

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Mientras Anya y Dean se besaban, Abel continuaba escondido entre esa "montaña" de ropa y sabanas, observándolos... a través de un pequeño orificio en la sabana que lo cubría. Su pecho se apretaba y la impotencia crecía, ¿le había visto la cara de estúpido? Al parecer sí, porque ella lucia tan cómoda en sus brazos, tan entregada a él, que lo que había logrado recuperar ahora parecía insignificante.

Por su mente pasaron tantas ideas, teorías, ninguna aclaraba lo que estaba presenciando ni calmaba su dolor, la ira y decepción recorrían su cuerpo como un veneno, lo estaba matando lentamente y es que siempre el amor es un arma de doble filo y ahora esta lo apuñalaba sin piedad.

La sensación de que lo que sentía era correspondido se desvaneció en el aire, los planes y sueños, de salvarla, tener un futuro juntos... no existían.

El tiempo parecía ir tortuosamente más lento, ¿los segundos se habían detenido?
Aunque intentara no verlos su mente era masoquista o quizás esperaba ver que Anya lo alejara o golpeara, no dejaba de verlos esperando que le gritara a Dean que se fuera, esa era la verdad, aun con el corazón hecho pedazos su ilusión seguía ahí.

La mano de Dean acariciaba su espalda, y el beso sin dudas era apasionado, su mano libre se dirigió a su cuello apegándola más a él, quería ver la expresión de ella, pero solo veía su espalda y al perecer su cuerpo no estaba tenso, porque sin protestas obedecía la exigencia de los movimientos, era tan extraño sentir que tenían algo especial, como una necesidad mutua y dañina entre ellos, algo que no se podía definir como amor, tampoco se podía negar. Simplemente era inexplicable, pero eso no lo volvía menos real.

Entonces lo comprendió, por mucho que él amara Anya y le entregara todo lo que tenía, su cuerpo, inclusive su vida si era necesario. Por más que quisiera entregarle un mundo de posibilidades, un nuevo futuro, aunque luchara día a día por hacerla feliz... jamás podría borrar la marca que Dean había dejado en ella, porque ese era su "debilidad" no porque haya sido el mejor, sino porque había dejado tantas cicatrices, tantos traumas y al mismo tiempo tantos deseos que sacarlo, juntos era la clara definición de un "amor tóxico" y sentía no sería posible.

Estaba tan perdido en esa revelación que no presto atención a que ya no se besaban, sin embargo, Anya seguía sentada sobre él, con sus piernas a los lados de su cintura. Dean se acerca diciéndole algo al oído, por mucho que intento escuchar no lo logro, pero lo que haya dicho la dejo tensa casi paralizada.

Y no sabía cómo, pero él parecía estar viéndolo directamente a los ojos, se vio obligado a apartar la mirada.

Solo oyó los pasos alejarse, el sonido de la puerta al cerrarse y luego el silencio absoluto, volvió a observar y Anya ahora se encontraba sentada de lado en esa silla, mirando a la nada.

No había rastros de él, ¿era seguro salir?, ¿O era una trampa y Dean seguía ahí?

...

Narra Geraldine Curie

Mi mirada está enfocada en él, que no veo al ciclista venir y termino cayendo debido al impacto, mis manos terminan raspadas con incrustaciones de piedrecitas y suciedad, al igual que mis rodillas.

La gente se aglomera a mi alrededor para saber que ocurre, una señora me tiende la mano, su edad es avanzada, lleva su pelo recogido, tés clara con los relieves en su piel por el paso evidente de los años.

-Mi niña te caíste muy duro, ¿estás bien?, ¿te duele algo?- cuestiona con tono afable.

Me incorporo tomando su mano.

-Si... creo que sí-le sonrió levemente, pero cuando intentó quitarme la suciedad de mi rodilla mi hombro derecho duele, enviando esa sensación de hormigueo a todo mi cuerpo.

¿Realidad? (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora