Epílogo

10 3 14
                                    

Narra Geraldine Curie.

1 día después.

El vacío en mi pecho parecía eterno, Anya estaba bien, ella y Abel estaban con nosotros en la casa del señor Tiziano, quien por cierto nos había dado el regaño épico, habían puesto en riego a muchas personas y sobre todo la ubicación de uno de sus escondites.

Joyce había asumido toda la responsabilidad y el ambiente era demasiado tenso, pero por mi parte había permanecido encerrada en la habitación. Mis ánimos no eran los mejores, sabía que posiblemente a Joyce le incomodaba. Pero hay veces en la que necesitas recoger tu sola tus piezas, ponerte como prioridad, el dolor de perder a alguien querido jamas de te abandona... solo vives con eso y por fin lo entendía.

Hoy serían los funerales de Kenner.

Quería asistir, sentía que debía estar ahí, aunque fuera tarde el merecía mi respeto.

-¿Gera, puedo entrar?- reconocí la voz de Anya.

-Adelante- dije acostada en mi cama.

Entró con una bandeja llena de comida.

-Joyce, te envió esto por si tenias hambre- me sonrió leve y dejó esta en el velador.

Asenti leve y luego la mire, era muy diferente a la Anya que crei conocer alguna vez una chica llena de energía, amable, extrovertida y risueña con muchas metas por delante, ahora parecía alguien cansada, observadora, meditaba bien las cosas antes de decirlas, además de ser muy reservada, sin embargo, sus expresiones siempre hablan lo que ahora ya no se atrevía a decir, había cambiado y es completamente normal, las experiencias en su vida la habían echo madurar de manera abrupta, no tuvo elección era luchar o rendirse y ella optó por la primera opción, la admiraba. Estaba mucho más delgada, su pelo ya no tenía el mismo brillo de antes, pero seguía siendo hermosa, Anya se repondria, tal vez no sería la misma persona de antes, pero seguría de pie.

Suspire leve y la mire a los ojos hace tiempo que quería decirlo,sin embargo, algo me lo impedía.

-Anya... yo te quería pedir perdón, no debí dejarte sola cuando más me necesitabas, no me comporte como una verdadera amiga- fui lo más sincera posible- me encerré en mi dolor y no pensé en nadie más... intente hablar contigo, pero en ese lugar no me permitían entrar- mordi mi mejilla- decían que no sería bueno para tu tratamiento, si hubiera sospechado que algo estaba mal quizás.

Me abrazó deje de hablar ya que nuevamente sentía un nudo en mi garganta, las lágrimas rebeldes cayeron por mi mejilla.

-No hay nada que perdonar... yo lo entiendo- acaricio despacio mi espalda para calmarme y luego me miro sonriendo leve- pero no cometas ese error otra vez.

La mire sin entender mucho.

-No te cierres en el dolor de nuevo, no aísles a quienes te quieren o mejor dicho a quien te ama...- continuo- Joyce esta muy preocupado por ti, lleva días sin poder dormir o se da vueltas cerca de aquí esperando que salgas- limpio mis lágrimas- yo también pasé por esto y créeme que ahogarse en culpa remordimiento y dolor no te ayudara de nada- suspiro leve - él no tiene la culpa y tal vez no sepa muy bien lo que sucedió entre Kenner y tú... pero estoy segura de que no querría verte así, cuando amas a alguien intentas lo imposible solo para verla feliz.

Baje la vista, el llanto seguía sin que yo pudiera detenerlo, sus palabras me habían dado justo en todo lo que sentía, respire profundo intentando calmarme.

Cuando por fin lo conseguí, ella me sonrió y yo intente devolverle el gesto.

-Si de algo te sirve, no estás sola- indicó la bandeja- ahora vas a comer porque saldremos de aquí.

¿Realidad? (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora