Cap. 20 (+18)

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Cap. con contenido algo explicito desde ++++ si no quieres leerlo puedes saltarlo,  no alterara la historia.

Narra Anya Volkod.

Después de mi ducha me coloco el típico buzo que usamos los pacientes.

—Se te ve bien, creo que a ningún paciente le queda sexy ese buzo, pero siempre eres la excepción.

Es algo extraño verlo tan calmado cuando es el quién ha estado causando tantos disturbios desde que volvió... 

--¿A qué vienes ahora?-- pregunto a la defensiva. 

--Solo venía a recordarte que nos queda poco tiempo... y es mejor que te vayas despidiendo de tu amiguito ese.

--¿Cuánto tiempo?

--Debes estar lista, será en cualquier momento-- mira la hora en su reloj--déjale un saludo a tu madre de mi parte--sonríe de lado y se va sin decirme nada más.

Empiezo a organizar mi ropa, junto a mis cosas, la hora de visita aún no termina, pero mi mamá aún no regresa de hablar con Abel.

Es temprano así que decido salir a caminar un rato, antes era mi rutina habitual, pero últimamente dejaba que me ganara el miedo.

A diferencia de otros días hay pocas personas fuera, los guardias dan vueltas y vigilan que todos estemos donde corresponde, las enfermeras se mantienen a una distancia prudente cuando los pacientes tienen un buen comportamiento, las hojas y flores de los árboles están floreciendo, no quedan rastros de las hojas secas... a lo lejos distingo a un grupo de enfermos y paramédicos conversar.

Intento escuchar un poco por lo que me gano cerca de unos arbustos y me siento para que estos me oculten.

--Es extraño, las muertes que están ocurriendo no son normales... y tampoco me parecen suicidios, es imposible que consiguieran las pastillas o se les ocurriera especialmente a que hora morir sin que nos diéramos cuenta.

Mi cuerpo se tensa, toco las flores que están a mi alrededor intentando disimular

—No son suicidios, al menos a mí no me lo parecen, el problema es como encontrar pistas, no tenemos nada menos si el médico forense está encubriendo todo.

—Si, pero para que eso ocurra debe haber alguien superior cubriéndolo... y si queremos estar a salvo es mejor hacer como que no vemos lo que ocurre.

—Yo ya renuncié, estoy esperando la firma del director...

Me alejo de ahí y fue en el momento justo porque lía venía conversando junto a la nueva doctora Ingrid, a ellas se acerca Dean, dejándolas a ambas hipnotizadas... esa era su cualidad lo atractivo de su maldad era que podía hacer cosas buenas y mostrarse de una manera diferente contigo solo para que cayeras en su juego.

Al parecer lía e Ingrid son sus nuevas víctimas.

Me dirijo al comedor, ya que el hambre por fin hace su aparición, generalmente evitaba ir en la hora de almuerzo debido a que el ruido o a veces en inmenso silencio me hacían sentir aún peor en cuanto a ánimos.

Una de las cocineras me saluda con amabilidad y me entrega una pequeña bandeja, con un sándwich y un jugo además de unos frutos secos, tampoco puedo reclamar porque la hora de almuerzo ya paso y yo no asistí en el horario que correspondía.

Le agradezco y decido pasar a las mesas del fondo, la verdad es que odiaba venir al comedor porque me recordaba mucho a Geraldine, cuando comíamos juntas y reíamos junto a Joyce, ambos eran perfectos juntos, y ahora solo me pregunto cómo estarán, Joyce está en prisión siendo inocente... y Geraldine de seguro lo odia por mentirle, es injusto que ellos también sufran por culpa de Dean.

¿Realidad? (Libro 2)Where stories live. Discover now