Capítulo 3

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Erick

Recostado en la cama, observando el techo del pequeño apartamento y viendo varios recuerdos pasan por mi mente, comienzo a sentir cierta nostalgia.

No sé realmente si se trata del hecho de que este lugar no se encuentre en las mejores condiciones, o si el haber pasado por todo aquello en el penthouse me haya afectado, pero estando aquí, solo, no demoro en sentir mis ojos vidriosos.

Me pregunto cómo estará mi familia.

Me muevo hacia un lado sintiéndome incómodo y me dispongo a hacer una mueca.

Realmente no me siento cómodo aquí.

Además, tengo hambre.

¿Qué es lo que quieren estas personas con nosotros?

¿Dinero?

Si fuera así ya lo hubieran pedido.

Realmente no lo entiendo.

Aquel chico que me rescató, Joel, se fue y no ha regresado.

¿Qué demonios le sucede? ¿Cree que puede dejarme así en este lugar?

Ni siquiera me dio indicaciones de qué hacer aquí.

Cuando me fijé en la pequeña e insignificante nevera, no tenía absolutamente nada.

Esto me da pena.

A pesar del dolor en el estómago que comienzo a sentir, comienzo a sentir mis párpados más pesados.

Sin embargo, me despierto completamente al sentir golpes leves en la puerta.

Miro hacia allí, sintiendo mi corazón realmente acelerado.

Todas las luces se encuentran apagadas, excepto una que se encuentra al lado de la cama, aunque es tan poca la energía que irradia que a penas puedo divisar mi entorno.

Me encamino hacia allí, agarrando una pequeña escoba.

Mi corazón sigue acelerado a pesar de que los golpes hayan cesado.

Pero... todo aquello parece aumentar cuando abro la puerta y no hay absolutamente nadie.

¿Fue mi imaginación? O mucho peor ¿es esta alguna película de terror que ocurre en un motel de bajo presupuesto?

Mi mente divaga un segundo hasta que miro al suelo, allí noto una caja con una nota escrita.

"Come algo o te sentirás mal. Espero que pronto podamos conocernos —C"

Alzo el ceño y miro hacia ambos lados, aunque lo único que encuentro es un pasillo desolado.

Vuelvo mi vista a aquella caja y sin más la agarro del suelo y me apresuro a cerrar la puerta con seguro.

Ya estando nuevamente adentro, me encamino hacia la cama y pienso un momento si abrirla.

Por su tamaño, considero que una bomba no es muy posible que tenga allí.

Suelto un suspiro antes de armarme de valor y abrirla.

Al hacerlo, mi estómago parece rugir y mi mente expresar un sencillo: No.

Miro la pizza allí presente, a decir verdad casi nunca como, ya que toda la comida que nos preparan las empleadas es alguna realmente costosa y de calidad.

Casi nunca cocinan este tipo de cosas.

Además, al hacerlo simplemente estaré aceptando comida de algún extraño.

Infiltrado || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora