Epílogo

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Zabdiel

Miro el televisor mientras siento una parte de mi alma desaparecer.

Mi corazón parece dejar de latir unos segundos, y el simple recuerdo de su última sonrisa me persigue.

No puede ser cierto.

Noto como mis padres observan la pantalla completamente sorprendidos, y me quedo en silencio absoluto.

Ninguna palabra sale de mí, ya que... esto no puede ser cierto, ¿o sí?

Trato de forzar una sonrisa, mientras la primera lágrima cae por mi mejilla.

Muerto.

—Este lamentable hecho ocurrió hace unas pocas horas en plena ruta, según se informa habría sido a causa de que uno de los vehículos implicados derrapó a causa de la velocidad, causando dicho accidente —Expresa la periodista en el televisor.

Noto como la imagen de Theo junto a su familia aparece.

Niego con la cabeza, sintiendo mis piernas temblar.

Miro a mamá en busca de algún consuelo de su parte, aunque la misma parece solamente estar fija en lo que dicen las noticias, mirando todo con seriedad.

Me levanto del sillón, mientras agarro el teléfono a mi lado.

Busco el chat de Theo entre lágrimas, y comienzo a sollozar mientras trato de escribir algo.

No lo logro.

Siento un brazo tocarme el hombro en forma de aliento, y miro a mi padre sin poder la noticia.

El hombre sonríe con tristeza.

Continuo llorando, y no tardo en acercarme a él para abrazarle.

Noto como responde a aquello, y me deja hacerlo.

Mamá se suma tocándome el hombro, y solamente me queda llorar.

Pero... ninguna de esas lágrimas lo traerá de nuevo, y eso es lo que más duele.

Luego de ese momento, toda mi vida que creía ser llena de colores, se vuelve completa oscuridad.

Es como si, de un momento a otro, todo comenzara a perder una razón de ser, y la escala de grises fuera también parte de mí.

Nada me genera alegría.

Le extraño.

Cuando me encuentro en el cementerio, mi rostro no logra expresar nada.

Es como si me hubieran quitado todas las emociones.

Mi madre a mi lado me toca nuevamente el hombro, dándome apoyo, y le observo de reojo un momento.

Al igual que todos los presentes, está vestida de negro.

No le vi derramar ni siquiera una lágrima por ellos.

Miro las tres tumbas en la parte privada del cementerio, y suelto un suspiro exhausto.

¿Por qué debieron acabar así?

Cuando nos despedimos y comenzamos a alejarnos de las tumbas, noto a algunos reporteros afuera tomando fotografías.

Continuo inexpresivo hasta llegar al vehículo.

Cuando estoy allí, sentado entre medio de mis padres, me doy encuenta que mi mano ha estado en forma de puño en todo momento.

Miro a mi padre, y noto que este no tarda en subir las ventanas negras del automóvil.

Infiltrado || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora