Capítulo 30

213 39 55
                                    

Gabriel

Una sonrisa aparece en mi cara a medida que noto la conmoción en el rostro de ambos chicos.

Erick abre la boca sorprendido, sin poder creer que se encuentra delante de aquella persona que tanto lo ayudó.

Y Zabdiel... él parece pensar exactamente qué hacer conmigo en este preciso momento.

—Tú... —Escucho que dice el ojiverde, no tardo en mostrarle mi mejor sonrisa mientras tiendo mi mano hacia él—. Eres Aarón.

Asiento con la cabeza, a medida que el chico no demora en estrecharla.

Parece buena persona, y aunque estuve viendo bastante información de él antes de ingresar al País, todo lo que vi no fue más que opiniones externas, y actitudes que sé que ha tomado.

También sé el fondo de esto, la familia de Erick se encuentra actualmente secuestrada por estos idiotas.

Cuando separo mi mano del ojiverde, noto como Zabdiel me mira con los ojos entrecerrados.

El chico me tiende la mano y la acepto, notando como no demora en apretarla.

Sin embargo, con la mejor sonrisa en mi rostro, no demoro en responder de la misma manera.

—Es un placer por fin conocerlo, señor Aarón —Expresa el chico.

Se encuentra enfadado, lo noto. Sin embargo, por su mente seguramente está pasando la idea de dar vuelta este juego.

Ya que... aquella persona que ha estado buscando con tanto anhelo, por fin aparece frente a sus ojos.

Pero lamentablemente, Zabdiel, solo soy un peón más en esta jugada.

Un peón que hará todo para hacerte caer, ¿no lo crees?

—Yo... debo ir a clases, pero ¿podemos hablar luego? —Inquiere el ojiverde.

Le sonrío al instante, antes de guiñarle un ojo.

—Claro, ya tengo tu número —Admito.

Noto como asiente con la cabeza, y simplemente se marcha con una sonrisa en su rostro.

Le veo irse de espaldas a mí, y luego regreso la vista hacia el chico que no tarda en mirarme con seriedad.

En esos pequeños segundos, Zabdiel no parece fingir absolutamente nada, como si se dejara llevar por sus pensamientos.

Separo mi mano de la suya y noto como observa el maletín en mi otra mano con curiosidad.

—¿Qué quieres? —Inquiere curioso—. ¿cómo sabes de mí?

Sonrío.

—Lamentablemente, querido Zabdiel, esos no son asuntos que te correspondan —Aseguro.

Noto como parece entrar en una especie de shock por unos segundos, hasta que me acerco más a su oreja, para susurrar.

—Y créeme, nunca lo harán, porque en lo que a mi respecta, no eres nada más que un pedazo de mierda.

Sin más que decir, paso por al lado del chico, pechando su hombro.

El mismo no dice absolutamente nada, y aunque no lo mire, puedo saber a la perfección que se encuentra estupefacto por mi sinceridad.

Porque sí, no soy como Joel, voy a ser lo más sincero y directo posible con todos.

Cuando me subo al ascensor y aprieto el botón, noto como Zabdiel continua sin poder creer mi actitud.

Infiltrado || JoerickWhere stories live. Discover now