cuatro

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Treinta minutos. Jane Potter no había parado de hablar durante treinta minutos seguidos y por alguna extraña razón, Regulus la estaba escuchando con gran atención sin perder detalle alguno. 

Black se había dedicado a observarla atentamente mientras le hablaba, analizando sus finas facciones. Era muy parecida a James, sólo que más bonita. 

Sus ojos cafés brillaban mientras hablaba con gran emoción y su oscuro cabello se acomodaba suavemente sobre sus hombros. Se detuvo a mirar sus labios un poco más del tiempo debido, se veían tan suaves y carnosos mientras se movían con rapidez. 

Realmente era hermosa. 

Hacía sólo quince minutos que habían concluido con su trabajo pero de pronto, la chica se había puesto a hablar sin parar sobre algún tema que él no entendía del todo. Lo cierto es que ya quería irse a descansar, pero no sabía cómo detener a su compañera sin ser tan grosero. 

—Lo siento —se disculpó la chica al notar que había hablado de más.

El chico se encogió de hombros. 

—¿Te han dicho que te tocas la barbilla cada que dices la parte que más te gusta de lo que estás contando? 

Jane sonrió al mismo tiempo que fruncía el ceño.

—¿Qué? —preguntó divertida.

Regulus sonrió apenas y se acomodó en su lugar. Levantó su dedo índice y lo puso en la punta de su barbilla.

—Haces eso, cuando cuentas algo que te emociona, pones tu dedo en la punta de la barbilla y lo llevas al ángulo de tu mandíbula, entonces ríes y llevas tu cabello detrás de la oreja pero no te gusta y lo sacas de allí —explicó. Jane se puso roja de vergüenza y trató de mantener sus manos quietas al sentirse tan expuesta.

—No, creo que nunca lo había notado.

—Bueno, también eres muy expresiva. Haces muchos gestos con el rostro mientras hablas.

—Yo... en realidad no lo sabía.

Regulus la miró con apenas una sonrisa, Jane miraba con atención los ojos de su contrario. Eran grises igual que los de Sirius, pero los de Regulus, de alguna manera, eran diferentes. 

—Ahora, antes de que vuelvas a hablar sin parar otra media hora quisiera irme a descansar. 

Ambos se pusieron de pie. 

—Sí, creo que es lo mejor. Aunque si prefieres, podría contarte sobre los cangrejos de fuego. Mi padre tiene un libro y lo leí todo hace como dos años...—

—Jane —la interrumpió sin sonar muy brusco— tal vez en otra ocasión. 

—De acuerdo— le dirigió una gran sonrisa. 

Tightrope ⇝ Regulus Black ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora