Tightrope ⇝ Regulus Black ✔

veintisiete

═════ ❝ 「 ❃ 」 ❞ ═════

Jane trataba de pasar el menor tiempo que le fuera posible en la casa de los Malfoy. Pero para organizar una boda requería de estar allí en todo momento. Y lo odiaba, en lugar de sentir la emoción que alguna vez imaginó por casarse, sólo sentía un enorme terror junto con unas horribles náuseas.

El único lado positivo que logró sacar Jane de todo aquello, era que pasaba mayor tiempo junto a Regulus o al menos se veían en los pasillos cuando Black no tenían algún encargo qué hacer. 

El mayor problema de Jane era cuando 'ese' hombre se le acercaba. Su sola presencia le congelaba la sangre, pero era fuerte y valiente y no salía huyendo por más que deseara hacerlo. Además, no entendía por qué le había pedido hacer su boda en ese lugar pero sin duda alguna no se iba a poner a discutir con el hombre más temido de todo el mundo mágico, aún apreciaba su vida.

Trataba de ignorarlo o poner alguna excusa para irse pero ese hombre no se rendía tan fácilmente y mucho menos cuando estaba tan interesado en algo. Cualquier excusa que ella ponía, el hombre lo reemplazada mandando a alguno de los mortifagos más cercano a hacer lo que Jane tuviera que hacer para que la chica se quedara con él. Era un completo demente. 

Tampoco le había dicho nada a James ni a sus padres y eso la desanimaba muchísimo más. Había tenido la ilusión de que James la acompañara hasta el altar, pero era mucho peligro para él y no quería exponerlo ni a él ni a Lily o a los demás miembros de la orden y seguía fingiendo que había perdido todo contacto con ellos.

Habían pasado dos meses de organización, Jane y Narcissa estaban en el jardín trasero para verificar el lugar de las mesas y los adornos.

—¿Ya está listo tu vestido? —preguntó Narcissa mientras le ordenaba a un jardinero alinear los arbustos.

—Hace una semana fui a que me tomaran las medidas. Estará listo en tres semanas.

—Estoy segura de que lucirás hermosa. Yo mandé a hacer mi vestido con ese diseñador y es de los mejores.

Jane había ido sola. Nadie sabía sobre su boda y no podía pedirle a nadie que la acompañara. Era muy triste.

—Sí, creo que fue una buena opción. Las telas eran magníficas y los diseños aun mejores.

Narcissa no logró decir nada más pues Voldemort venía en su dirección. No quería dejar a Jane sola con ese hombre pero en ese momento no había muchas escapatorias. El hombre paró frente a ellas, lucía un impecable traje negro y su cabello estaba perfectamente peinado.

De alguna manera, siempre lucía muy bien ese hombre. Lo que lo hacía lucir mil veces más aterrador.

—Jane —habló con voz grave y autoritaria en un tipo de saludo, ignorando por completo la presencia de Narcissa.

Los ojos del hombre permanecieron fijos en la pelinegra. Jane lo miró sin alguna expresión en particular y asintió con la cabeza en un intento de saludo cortés. 

—Tengo entendido que la boda será en tres meses.

—Así está planeado —contestó con simpleza.

Los ojos del hombre se dirigieron a Narcissa, casi la mata con la mirada y fue el turno de la mujer para retirarse ante tal mirada tan fría y espeluznante.

—Yo... tengo que ir a ver a Lucius —se excusó y básicamente salió corriendo.

—Por favor, camina conmigo —extendió su brazo. Jane lo dudo y el estómago le comenzó a arder. Se acercó con cuidado y pasó su mano por el brazo del hombre. Su colonia era agradable.

Caminaron a paso lento por el jardín. Jane no estaba muy segura de cuánto tiempo más iba a poder contener las náuseas pero ya sentía la bilis a mitad de su garganta.

—Disculpe que le pregunte, señor —habló Jane, poniendo todo su esfuerzo por ser valiente y no bajar la mirada. Tom la miró sin dejar de caminar— sé que no es de mi incunbencia, pero, ¿no tiene cosas más importantes qué hacer en lugar de estar aquí?

El hombre sonrió apenas un poco, pero parecía una sonrisa falsa, sólo para aparentar. Jane lo sabía, ese hombre era un experto para manipular y conseguir lo que deseaba, pero ella no caería tan fácilmente en sus provocaciones.

—Jane, cariño... —la nombrada sintió cómo todas sus entrañas se removían al escuchar ese apodo saliendo de su boca— Soy un hombre que sabe admirar la belleza de las cosas y de las personas. Tu eres un ser sumamente exquisito y podría seguir mirándote todo el tiempo que me plazca.

A la chica se le secó la boca de inmediato y prefirió no decir nada más, porque si abría la boca para decir una sola vocal, no aguantaría más las náuseas.

Fue una larga caminata por el amplio jardín de los Malfoy. Parecía casi interminable pero por fortuna llegaron a la entrada principal y fue cuando Jane separó su brazo de aquel hombre.

Su alivio no duró tanto cuando Tom se paró frente a ella y se inclinó sólo un poco al mismo tiempo que ponía el dorso de su mano en la mejilla de la chica y le daba un beso en la otra.

Jane se puso tensa y no logró moverse. El hombre dio media vuelta para adentrarse a la mansión, dejando sola a la chica.

Jane no quería morir, le aterraba el simple hecho de pensarlo y por ello, no podía hacerle frente a ese asqueroso hombre. Mientras no se sobrepasara, podría soportarlo un poco más. Además de que no le quería decir nada a Regulus, sólo para evitar cualquier tipo de problema.

Voldemort podría matar a su prometido y eso sería mil veces peor que el miedo que sentía ella por morir.

Tragó saliva ruidosamente y luego liberó el aire que había contenido. Sus ojos se llenaron de lágrimas por la furia que sentía en ese momento pero las limpió ante de que se derramaran. 

Alisó su vestido con las manos y fue a buscar a Narcissa para continuar con la organización de la boda.

Sentía tanta impotencia y furia recorriendo sus venas, pero haría lo que fuera por Regulus y por estar junto a él siempre. Ella ya no era una niña y podía tomar sus propias decisiones. Y ella sabía perfectamente que quería estar junto a ese hombre y apoyarlo siempre.