Tightrope ⇝ Regulus Black ✔

veinticinco

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Incómodo. Todo era muy incómodo. 

James y Sirius estaban frente a Jane y Regulus. Los dos hombres miraban al menor de los Black fijamente, sin poder decir nada. Regulus también estaba incómodo y Jane ahogaba una risa. 

—Felicidades —habló Regulus primero, mirando a James— por tu boda. 

Regulus en serio lo estaba intentando y había tratado de quitar esa mirada de asesino serial sólo por un momento para no incomodar a los invitados. Aunque no resultaba del todo.

—Gracias —musitó. Sentía que algo le presionaba el pecho y no podía hablar. 

Nadie quería estar allí, pero lo hacían por Jane. La linda Jane, a la que nadie le podía decir que no. 

—Chicos —habló con advertencia hacia su hermano y Sirius. 

Sirius se aclaró la garganta, James miró al suelo tratando de ordenar sus ideas.

—Lo siento —habló Sirius, casi ahogándose con sus palabras— Regulus, eres mi hermanito y siempre lo serás. Lamento todo lo que te hice, no… no estuvo bien, yo sólo pensé estúpidamente que de esa manera dejaría de sentir tanto apego y cariño hacia ti. Pero me equivoqué —hizo una pausa y sonrió— Además, te vas a casar, aún no me creo que mi hermanito se va a casar de verdad. Y antes que yo.

Jane empujó un poco el hombro de su prometido, James hizo lo mismo con Sirius y ambos hermanos se abrazaron con muchísima incomodidad 

Fue un gesto muy liberador para ambos. Cuando se separaron, James extendió los brazos con una gran sonrisa y también envolvió al chico entre sus brazos. 

—Yo también lo siento, Regulus. 

Fue extraño para él, de alguna manera, se sintió como si estuviera con su familia. Había calidez en su pecho y tuvo que aguantar las ganas de llorar. Se seguía repitiendo que no merecía tanta felicidad. 

Se separó de James y volvió a lado de su chica. 

—Así que… cuñado —volvió a hablar James con una sonrisa. 

—Parece que sí. 

—Bienvenido a la familia. 

Regulus sonrió un poco más esta vez. 

—Bienvenida tú también a la familia, Jane… aunque técnicamente yo ya no soy parte —se burló Sirius y todos rieron. 

El resto de la tarde fue bastante tranquila, era un evento sumamente privado y por ello, había muy pocas personas. Jane y Regulus estaban un poco más alejados del resto, bailando lentamente y disfrutando del pequeño momento. 

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Lucius Malfoy se enteró del compromiso de Jane y Regulus. Y fue gracias a él, que más de la mitad de los mortífagos se enteraron de esto hasta que llegó a oídos de Voldemort. 

Sí, el mismísimo Voldemort se había enterado del compromiso de uno de sus más fieles seguidores y estaba bastante interesado por conocer a la afortunada. Por nada en particular, simplemente le causó un poco de curiosidad saber por qué todos hablaban de la misteriosa prometida de Regulus black. 

Regulus no podía dejar de maldecirse internamente. Jane no podía conocer a ese hombre, ese hombre no podía conocer a Jane. Ella era lo único puro y real que le quedaba y no quería arruinarla de esa manera. 

Pero tampoco podía decirle que no al hombre al que le había jurado lealtad, mucho menos cuando fue él mismo el que le pidió que le presentara a su prometida. 

Cuando se lo dijo a Jane, ella pareció realmente aterrada por esto. Básicamente se había quedado muda mientras su cuerpo temblaba y la respiración le comenzaba a faltar. 

—No tienes que hacerlo si no quieres —le había dicho Black mientras la sostenía con fuerza de los brazos para que no terminara en el suelo. 

Ella recuperó el habla luego de un momento, tomó las mejillas de su prometido y unieron sus frentes. 

—Está bien, puedo hacerlo —murmuró, sintiendo el terror aún recorriendo sus venas. 

—No dejaré que nadie te haga daño, ¿entiendes? Ni siquiera él. 

Asintió apenas, confiaba ciegamente en Regulus y si él decía que todo iba a estar bien, entonces ella le creía.