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Regulus no era una blanca palomita, todos lo sabían, incluso Jane. Él era un hombre con fieles creencias a la pureza de la sangre, además de que había tomado especial interés en las artes oscuras durante el último año.
Había asistido a algunas reuniones y había creado nuevas amistades pero trataba de mantener en secreto sus actividades extracurriculares de Jane. Ella lo protegía de su hermano, pero él la protegía de su nueva vida.
La quería tanto que nunca se perdonaría si le pasaba algo por su culpa.
El azabache caminaba tranquilamente por el pasillo rumbo a su sala común. Siempre con ese increíble porte de elegancia pero con una mirada que te decía que si te acercabas, no iba a dudar en lanzarte una maldición.
Era un chico bastante respetado, después de todo, el apellido Black no lo llevaba cualquiera.
Era un día cualquiera y Regulus tenía la mente ocupada en Jane, sus pensamientos vagaban y apenas se daba cuenta de lo que ocurría a su alrededor. Fue a causa de su descuido que no logró reaccionar cuando dos sujetos lo tomaron de los brazos y lo llevaron a un salón vacío.
Intentó safarse, pero dos personas que aún no había visto, lo sostenían con increíble fuerza.
Le quitaron su varita y rápidamente lo inmovilizaron contra una pared.
Entonces se dio cuenta de que las personas que lo sostenían, eran su hermano y ese sujeto que no recordaba su nombre, ¿Peter? Tenía bastante fuerza para ser tan pequeño.
Cuando sus ojos se dirigieron a Sirius, este le sonrió sombríamente. Regulus se negaba a admitir que estaba asustado, sobretodo a causa de su hermano.
Alguien lo tomó de la barbilla con muchísima fuerza y sus ojos dieron con los de James. El hombre lo miraba con increíble odio, nunca había sentido una mirada tan pesada.
Comenzó a sentirse más que nervioso y por más que quería liberarse, no era capaz de vencer a tres él solo.
—Hola, Regulus —saludó James sin dejar de apretar la barbilla del chico. Seguramente sus dedos le quedarían marcados.
—Potter... ¿a qué se debe tu maravillosa presencia? —bueno, tampoco se iba a dejar ver débil frente a ellos.
Lo soltó, empujando su rostro.
—Alguien me ha dicho algo... curioso. Hice un trato a cambio de esta información y antes debía asegurarme de saber si era cierto o no.
—¿Desde cuándo haces tratos?
James frunció el ceño.
—Desde que mi hermana está involucrada.
Regulus trató de mantener una expresión neutral, pero sabía por dónde iba todo aquello y lo cierto es que comenzaba a preocuparse. No por él, sino por Jane.
