treinta

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Jane cerró los ojos con muchísima fuerza. Voldemort la sostenía de las muñecas con fuerza contra la pared. El rostro del hombre estaba muy cerca del de ella, su nariz rozaba contra su mejilla y Jane no aguantó más el llanto.

A él le encantaba. Verla tan vulnerable y aterrada por él. Sonrió con auténtica diversión pero enseguida frunció el ceño.

—Quiero que me mires a los ojos —le exigió molesto pero en voz baja— quiero ver tu terror.

La presionó más de las muñecas y ella soltó una exclamación por el dolor. Su respiración era agitada pero finalmente abrió los ojos y lo miró. Él lo disfrutaba, realmente lo hacía.

—Ya basta —murmuró entre llanto— por favor.

—Eres mía, Jane —murmuró, muy cerca de su oído, la chica sentía la piel de la mejilla del hombre contra la de ella— y harás todo lo que quiera o mataré a Regulus.

Jane mordió su labio inferior con todas sus fuerzas para contener los sollozos.

—No le hagas nada a Regulus. Haré lo que sea —su voz salió en un suspiro ahogado por el llanto— No lo lastimes, te lo suplico.

—Me encanta que supliques. Me encanta ver el miedo reflejado en tus ojos.

Ella volvió a cerrar los ojos con fuerza mientras ahogaba sus sollozos. El hombre la lastimó aún más y ella gritó por el dolor.

—Te dije que abrieras los ojos —habló molesto.

Ella lo hizo pero trató de evitar su mirada.

—Suéltame —le pidió— haré lo que quieras.

La liberó de su agarre y acomodó su saco.

—No soy un hombre muy paciente, Jane —comenzó con voz más tranquila— pero siempre consigo lo que quiero cuando lo quiero. Y lo que ahora quiero es que te pongas el collar que te regalé.

Ella seguía temblando y las lágrimas salían en completo silencio. Se limitó a asentir.

—Jane, cariño —acarició el borde de su mandíbula con la yema de sus dedos— quiero que me hables cuando te digo algo.

Tragó saliva y dejó salir un poco de aire.

—Sí, señor.

—Buena chica —la mano del hombre se deslizó por la mejilla de la chica hasta llegar a su nuca— No quiero dañar ese lindo rostro que tienes, Jane, pero mejor no tientes mi paciencia. Ahora ve por tu obsequio, te lo colocas y después te puedes ir con tu esposo. Nos veremos mañana.

Los labios del hombre rozaron contra la mejilla de la chica mientras se alejaba. Jane básicamente huyó, caminando a paso rápido pero sin llegar a correr.

Miró el ostentoso collar un largo momento con una mueca en la cara. Lo sacó del estuche y se lo colocó, era muy pesado y frío. Antes de ir en busca de Regulus, se limpio la cara lo mejor que pudo con las manos e hizo una serie de respiraciones para relajarse.

Seguía siendo una muy mala mentirosa, pero esta vez se iba a esforzar en ocultar lo que estaba sucediendo.

Cuando encontró a Black, corrió a abrazarlo. El hombre notó de inmediato la nueva joyería de su esposa y sintió cómo la sangre de sud venas le comenzaba a hervir. Estaba enojado, furioso pero trató de aparentar calma.

—¿Estás bien, Jane? —preguntó con cautela.

—Mhm —murmuró— me regaló este collar. Le dije que no lo quería pero insistió bastante.

—¿Segura que estás bien? —volvió a preguntar. Esta vez con un tono más insistente.

—Estoy bien, Reg. Sólo quiero regresar a casa, sabes que no me gusta estar aquí.

Besó la frente de su esposa y le dio un corto abrazo.

—Sabes que me puedes decir lo que sea.

Se miraron a los ojos.

—Te diré si algo anda mal —aseguró Jane. Y esta vez sonó muy convincente.

—De acuerdo —Regulus la tomó de la mano. Jane tuvo que ahogar un quejido de dolor. Estaba segura de que le aparecerían marcas en las muñecas y debía encontrar la manera de ocultarlas.

Seguramente un hechizo serviría.

Juntos regresaron a casa y cuando estuvieron completamente solos y se sintieron seguros, permanecieron acostados en la cama, abrazados tratando de fingir que todo estaba bien.

Aunque todo estaba mal.

Y este era sólo el principio del sufrimiento de Jane. Voldemort ya la tenía en sus manos y podía hacer lo que quieras con ella mientras la vida de Regulus estuviera en peligro.

Pero ahora sólo quería recostarse en el pecho de su amado, sentir su calidez y su aroma. Escuchar los latidos de su corazón e imaginar que todo estaría bien. Que lo que había pasado era sólo un mal sueño y pronto despertaría de la pesadilla.

Pero cuando Jane abrió los ojos, se dio cuenta de que no fue ninguna pesadilla.

Pero cuando Jane abrió los ojos, se dio cuenta de que no fue ninguna pesadilla

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Tightrope ⇝ Regulus Black ✔Where stories live. Discover now