Capitulo 40

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¿Que Es en realidad el amor?
Muchas veces me pregunté eso, varias de ellas solo me limitaba a pensar que el amor era aquello que te dan tus seres queridos, pero, ¿Realmente solo es eso? También pensé que el amor era algo que surgía a través del tiempo, que aquello que en el momento no se sintió, con el tiempo podría llegar el amor.

Si me hubieran dicho hace un mes que en estos momentos estaría compartiendo la mesa del desayuno con Warner me hubiera atacado de la risa, aún más si me hubieran narrado lo qué pasó anoche.

Meto un poco del desayuno que está frente a mi deleitándome con su sabor. – En realidad me moría de hambre. – Mi voz sale un poco rasposa por la cantidad de comida que había en mi boca.

El chico frente a mi suelta una pequeña risa. – Si, realmente se nota. – Lleva el vaso lleno de jugo a sus labios para poder darle un sorbo.
– Desde hace unas horas ya estaba el desayuno listo, más que tú querida Zoe no habías querido abrir esos hermosos ojos que tienes.

– Perdón, pero estaba sumamente cansada. – A mi mente regresan algunos recuerdos y mis mejillas se pintan de un color rojo intenso.

– Sobre lo qué pasó ayer...– Las palabras de Warner quedan en el aire cuando me atraganto con la comida, no puedo hablar de eso, no ahorita.
– ¿Estas bien?
Se para preocupado para ir a mi lado y tratar de que mi tos pare

– Tengo que ir al baño. – Esas son mis únicas palabras antes de pararme y salir corriendo al baño.

¡Que Cobarde!

– No puedes evadir el tema Zoe. – Me digo a mi misma mientras veo mi reflejo.

– ¿Estas bien, pequeña? – La voz de Warner se hace presente justo en el momento que giró la perilla para salir del baño.
¿Pequeña?

Abro la puerta y le dirijo una sonrisa. – De maravilla, volvamos a desayunar.

                                ...
El frío del exterior hace que las ventas del coche de Warner se empañen y mi reflejo se borre. 
Hace unas horas tomamos camino hacia el pueblo, claramente no iba a desaparecer y verme como una perdedora.

– ¿Estás segura de esto?

Volteo hacia el y asiento. – No puedo desaparecer y verme como una idiota.

– Claro que puedes, no te verías de esa manera, solo estás protegiéndote a ti misma y a tus sentimientos.

– Solo iré por mis pertenencias no pretendo armar un escándalo, aún no.

– Puedo entrar contigo, si quieres.

Niego rápidamente. – ¡No! Eso sólo empeorarían las cosas.

– Cierto.

Un cómodo silencio nos envuelve.

– Iremos a mi casa después de que recojas tus cosas.– Me mira y me dedica una sonrisa para después regresar su vista a la carretera.

– ¿A la casa de tus padres? Realmente no quiero ser una molestia, puedo regresar a la casa de mis padres sin problema. – Mentirosa, claramente habría un problema.

– No. –Niega  con la cabeza y sienta una pequeña risa. – Tengo una casa, me mude ahí hace unos meses. – Bueno ahora no tendré que darles explicaciones a mis padres. – Realmente la tengo desde hace muchos años, esa casa está llena de recuerdos, sobre nosotros.

Lo miro confundida. – ¿Que?

– Te lo contaré en su momento. – Lo miró confundía y asiento. – Hemos llegado ¿Estás segura de esto?

Inhalo todo el aire que sea posible y exhalo. – Ya no hay marcha atrás.

Abro la puerta del carro y veo la casa con nostalgia.

– Te esperare aquí, cualquier cosa entraré sin pensarlo.

Asiento y salgo del carro.

Sin darle tanto rodeo me dirijo a la casa y sin pensarlo abro la puerta.

La casa está vacía y no puedo más que agradecer.

– Bueno, esta será la última vez que pise esta casa.

Me dirijo al dormitorio para sacar toda mi ropa al igual que mis pertenencias.

Los recuerdos me invaden y una ola de nostalgia llega a mi.

Camino hacia la mesita de noche que está a lado de la cama, veo la foto que lo adorna y mis ojos se nublan.
– Maldito, tenias que arruinar todo así. – Bajo la foto dejándola boca abajo.

Una vez terminando mis maletas me dispongo a bajar las escaleras lo más rápido posible.

Cuando estaba por abrir las puertas y salir veo la cara de Liam y eso hace que mi corazón salte.

– Mierda. – Mi voz hace que el levante la mirada.

– ¿Zoe? – Corre a mi y me da un gran abrazo. – ¿Donde estuviste? Por dios te extrañe tanto.

– Quita tus asquerosas manos de mi. Mi voz sale tan fría que me sorprende.

Se aleja de mi y me mira incrédulo.
– Zoe, querida ¿Que pasó? Hace días no te veo y cuando por fin lo hace y me hablas así. – Sus ojos se dirigen a mis maletas. – ¿Por que las maletas?

Suelto la risa más hipócrita que pueda. – ¿Tienes todavía el descaro de preguntarme eso? ¡¿Cuando pensabas decirme que tenías a alguien más?!

Su cara palidece. – ¿Como te enteraste?

Lo miro y volteo la cara sin poder míralo.

– Yo se lo dije, ¿Tienes algún problema con eso?

Le pertenezco al alpha Donde viven las historias. Descúbrelo ahora