Capitulo 52

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Mis lágrimas no paraban de salir de mis ojos, estos empezaban a arder

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Mis lágrimas no paraban de salir de mis ojos, estos empezaban a arder.
Infló mi pecho tratando de calmarme y actuar como si nada, pero es imposible. Mas lagrimas se acumulaban y amenazaban por salir. Quería gritar, y liberarme de todo.
Mierda, como fui tan estupida, siempre que me hacía creer que me quería, que todo lo que hacía era para mi bien... nuestro bien.
Que estupida.
Todas esas veces que me gritaba, que me reclamaba algo me cayeron como un balde de agua fría. Mierda.

Llevo el dorso de mi mano a mi cara para limpiar con fuerza mis lágrimas. Inhalo bruscamente y trato de poner mi mejor cara.
Niego con la cabeza quitando los pensamientos, anhelado borrar lo que acaba de pasar.
Nada a pasado, ni nada pasará.

Volteo a mi lado donde hay un pequeño espejo, veo mi reflejo haciendo una mueca de asco, los dedos de Liam habían apretado tanto que me había dejado rojo.
Suelto una risita llena de amargura, mi estado tan demacrado hace que mis bellos se ericen.

¿Que te pasó, Zoe? ¿Que pasó con esa chica que llegó al pueblo donde vivía su padre?

Veo mi reflejo una vez más, y ahí, en ese justo momento prometí que jamás, ningún hombre me volvería a lastimar, que jamás lo iba a volver a permitir.
Gracias por destruirme, Liam. Gracias por demostrarme lo que no merezco.

–¡Conseguí sandwiches!–El grito  desde la puerta hace que quite mi mirada de mi reflejo.–Que pesados son aquí, ¡no querían que me llevara nada!

–¿Por eso tardaste?

Ella asiente.–Por eso tarde.–Concuerda conmigo.–Toma, esta delicioso.
Me pasa el sándwich dejándolo en mis piernas, me dedico una sonrisa y se la devuelvo.
Deseosa agarro la comida y le doy una gran mordida.–Warner me matara si sabe que te dejé sola.

–Ya estás aquí, no sabrá nada.

Ella suspira.–Lo bueno es que fui y regresé y todo está en orden.

Si claro, en orden...
–Sip, todo en orden.

Al día siguiente que salimos del hospital me sentía del asco, me dolía en cuerpo entero y sentía que todos mis huesos tronaban en cada paso que daba.
Iríamos directo a casa...
Casa donde íbamos a construir una familia Warner y yo.

–Estas muy pensativa desde ayer, ¿Pasa algo?–La caricia de La mano de Warner en mi pierna me relaja al instante.

Niego y sonrió un poco forzada.–Solo estoy pensando en algunas cosas.

–¿Puedo saber que cosas?

Niego al instante,–Nada importante, tranquilo.

Escucho su suspiro.–Zoe, sabes que estoy contigo ¿Verdad? En las buenas y en las malas, siempre.

Dejo mi mano a la suya para dar un apretón.–En las buenas y en las malas.

–Siempre.–Agarra mi mano y le da un beso.

Por siempre.

El departamento está en sumo silencio haciendo que me tranquilizara, Warner había dicho que mis padres querían verme y a mi no me apetecía para nada verlo ahorita.

–Les dije que vengan mañana, hoy quiero que descanses.

–Muchas gracias.–Musito,–¿Me ayudas a ir a la habitación? Quiero recostarme un rato.

–Si, vamos.–Su brazo me rodea para sostenerme y caminar a mi lado.–¿Aún te duele algo?

Hago una mueca al momento de subir los escalones.

–Solo siento que me pasa un camión encima cada que camino.

Al escuchar su risa, hace que el ambiente se relaje.–¿Quieres un masaje?

Volteo hacia el, hago un puchero y asiento.–Por favor.
Llegamos al cuarto y me ayuda a sentarme en la cama donde me recuesto.

–Acuéstate, iré por un aceite.

Suspiro relajando mi cuerpo cuando escucho sus pasos dirigiéndose al baño. Cierro mis ojos al sentir sus manos empezando a masajear mi brazo.
–Me dices si te duele algo, ¿Bien?

Yo solo me limito a asentir y relajar los músculos de mi cara, disfrutando de sus manos al rededor de mi cuerpo. No me doy cuenta cuando el sueño empieza a llegar a mi, hundiéndome en el.

Abro mis ojos, desconcentrara por el frío tan intenso que siento, la pequeña frazada esta tirada en el piso. Volteo a mis lados buscando a Warner, pero no lo veo por ningún lado.
Me muerdo la lengua para resistir el dolor que se hace presente cuando me trato de incorporar.
Vamos Zoe, un dolor no te va a matar.
Me paro de la cama ayudándome de la mesita de noche.
Con dificultad camino a la puerta, el masaje de Warner hizo que me relajara, más no que el door cesara.

Camino un poco hasta llegar a la puerta que seguía. Mi corazón se parte en pedazos chiquititos cuando veo el cuerpo de Warner arrodillado frente a la cuna.
Siento las lagrimas amenazando en salir, importándome poco el dolor camino hacia el para arrodillándome, como pude, junto a él y pasar mis brazos por su cuerpo.

–Lamentó no haber protegido a tu hijo.–Digo en un hilo de voz, que era amortiguado por mis sollozos.–Lo lamento tanto, Warner.

No pasan ni dos segundos cuando sus fuertes brazos me rodean apretándome a él, como si me pudiera guardar en su pecho y protegerme.

–No fue tu culpa, nena, basta de echarte la culpa.

–Es que...

–Nada, tu nada.–Acaricia mi cabello.–Te prometo que matare con mis propias manos a quien haya echo eso.

Yo no digo nada, solo dejo que me acurruque en sus brazos. Volteo mi cara para besar su brazo, lo siento temblar en el momento que lo hago. Me deshago de su agarre para conducir mi mano a su mejilla, obligándolo a inclinarse,  y dirigir sus labios a los míos.

Se separa un poco, escaneándome. Extiende esos labios carnosos en una sonrisa encantadora, agarra mi nuca, subo mi mirada a sus hermosos ojos.–La luz de la luna se ve bien en ti.–Me dice antes de darme un beso lleno de ternura, pasión, y sobre todo amor.

Volví.
¿Díganme que les pareció el capituló? Amo leer sus comentarios jsjs

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