Caputulo 59

4.3K 309 22
                                    

Warner. 
Pasó delicadamente mis dedos por el rostro de Zoé, no logrando ni una sola reacción de su parte. Habían pasado ya unos días desde aquella unión y que había inyectado una dosis demasiada alta de mi veneno en su cuerpo, y ella aún no despertaba. Sabía que era un proceso tardado, y diferente para cada persona, unos podrían tardar tan solo unas horas para que su cuerpo asemeje el cambio, otras tardaban días, semanas, incluso meses.
Pero había algo que me preocupaba, nuestra sangre era mucho más pura que la de otros, por algo éramos la familia que gobernaba, era algo así como una monarquia. Así que cuando nosotros convertíamos a alguien sus cuerpos eran demasiado débiles para soportarlo, y eran pocos los que sobrevivían a la transición.
Respiro profundo dejando caer mi cuerpo junto con el suyo, cuidando de no aplastarlo. Sabía que ella no era delicada, sabía que ella podía con esto.

Vuelvo a pasar mis dedos sobre su rostro, se había hecho aún más pálido de lo ya era, y su aspecto empezaba a ser demacrado pero aún así, lucia completamente hermosa. Con delicadeza agarro un mechón de su cabello pasándolo atrás de su oreja como ella siempre lo hace. La había observado durante tantos años que sabía con perfección cada una de sus costumbres y manías. Sabía que cada mañana tomaba una taza de café con leche más caliente que el infierno, también pasaba cada diez minutos un mechón de su cabello tras su oreja, que cada noche tenía que tomar leche con vainilla para poder dormir. Y así podría seguir la lista con miles de acciones que inconscientemente ella hacía, pero que yo, muy consiente, me había grabado, una a una.

–Despierta ya, pequeña Zoé. Que te necesito.

Zoé.
Dolor. Un dolor tan fuerte que me hacía delirar. Era lo que sentía en ese momento, no era del dolor que solo punzaba la zona, no. Era el tipo de dolor que ardía, que te hacía sentir el infierno dentro de ti. Eso sentí los primeros días, estaba consiente pero al mismo tiempo no lo estaba, era como si algo dentro de mi me atara al dolor pero no me permitiera ni abrir mis ojos ni hablar. Eso duro unos dos días, al tercero dejé de sentir y al sexto, después de lo que parecía una eternidad abrí mis ojos.
Sentía los dedos de Warner acariciar mi pelo. En realidad todos los días lo sentía y eso me hacía muy feliz, supe que el siempre estuvo aquí, cuidándome.
Abrir mis ojos por completo y me arrepentí al momento. Ahora todo era mas brillante, había más color en todo, y claro, después de pasar unos días sin visión eso me molestó un poco.
Apreté los ojos y volví a abrirlos, acostúmbrame a la luz.

–Despertaste.–Su voz me hizo voltear hacia el y sonreír. Que salió más como una mueca pero se intentó.

–Eso parece.

Sin mucho más que decir me atrajo a sus brazos y yo gustosa me acurruqué contra su pecho. Su olor, Dios. Su olor ahora era más potente, más delirante.
Empecé a olfatear como un perro su pecho llenando mis pulmones de su delicioso aroma.

–¿Te convertí en un perro en vez de un vampiro?–Susurro divertido, apretándome aún más contra el.

–Cállate, ¿Por que hueles tan bien?

–Por que me baño.–Sin poder evitarlo los dos soltamos una carcajada.–¿Como te sientes?

–Quitando el hecho de que veo todo ahora más brillante, que ahora tengo un súper desarrollado sentido del olfato y que tengo demasiada hambre pero no se de que, estoy perfectamente.

Se inclina hasta que sus labios chocan con mi frente dando un beso Justo ahí.–Sabía que podías con esto.

Lo miro confundida.–Claro que podría, ¿por que dudabas de ello?

–No, no dudaba. Solo me preocupe. Hay algo que no te dije.–Me incorporó sobre mi brazo para poder mirarlo.–Soy sangre pura, nuestro veneno es más letal que el de cualquier otro vampiro. Las posibilidades de que un humano resista son un poco bajas, son contados los humanos que pueden vivir después de eso. No te lo dije por que tenías que estar relajada, tenías que estar confiada en que sobrevivirás. Soy un egoísta por no decírtelo, pero no quería que te preocuparas, quería que esto fuera un poco menos extraño.

¿Que mierda? Confiaba en el, claro que Lo hacía, pero también tenía el derecho de saber que mi vida corría riesgo en algún momento.
Suspire llevándome mi mano a la sien y proporcionándome un ligero masaje en esa zona.

–Tenías que habérmelo dicho, Warner.

–Lo se, mi amor. Y en serio perdón, pero no quería preocuparte.

Sabía que lo había hecho con buena intención. Sabía que el solo quería lo mejor para mi.

–La próxima vez que mi vida corra peligro quiero saberlo, ¿Vale?

–Tu vida jamás volverá a correr peligro, me encargaré de eso.

–Vale, ahora,–Volteo al pequeño frigibar que teníamos en la habitación.–Tengo hambre, y mucha. – El sonríe y sale de la cama para ir al pequeño refri y sacar una bolsa médica llena de sangre. Mierda. Olvidaba el pequeño hecho de que ahora mi mayor fuente de vitaminas sería la sangre. –Dime por favor que ningún ser humano salió herido para que esa bolsa esté llena de sangre.

–Sabía que tu dieta sería a costa de cero sangre humana, así que conseguí un poco de venado. No sabe muy bien, a mi gusto, pero tal vez a ti te guste.–Me tiende la bolsa y lo miro dudosa, pero sin pensarlo mucho más la acepto y me la llevo a la boca.

Tenía razón, no estaba demasiado buena. Tenía un sabor extraño, demasiado agria para mi gusto. Pero mi sed y hambre era mayor así que me la acabe en un santiamén.

–No sabe muy bien. Tenías razón, no es nada buena. Y ni siquiera me sació ni un poco.

El sonríe quitándome la bolsa de mis manos para dejarla en la mesita de noche que estaba junto a la cama. Sin saber muy bien lo que hacía lo observé llevar su muñeca a su boca para después morder un poco y ofrecérmela cuando su sangre se hizo presente.

–Prueba un poco. No es de humano pero asimila un poco el sabor.

Miro la muñeca con duda.–¿Estás seguro? ¿No te haré daño?

–Claro que no, nena. Nuestro cuerpo resiste mucho más que el de un humano.

Lo miro y sin más acepto su muñeca para dejar que su sangre pinte mis labios y saco mi lengua para que el sabor llegue a mis papilas gustativas. Gimo cuando el sabor se expande por toda mi boca. Pego completamente su muñeca y empiezo a succionar con fuerza. Sabía a gloria, y me saciaba de mil maneras.
No mido mucho el tiempo que pase ahí, alimentándome de él, pero cuando mi hambre se apago despegue su muñeca de mi boca para voltearlo a ver.

Tenía sus pupilas tan dilatadas que me asustaba, pero sabía muy bien que era lo que hacía que sus pupilas estuvieran así. Y allí medio acostado dejando que me alimente de el fue la imagen más sexy que había visto jamás.

–Eres una diosa, Zoé.

–¿Lo soy?– dije acercándome más.

–Oh Zoé, estoy dispuesto a adorarte ciegamente por toda mi eternidad.–Me jala hacia el, y mi cuerpo cae sobre el suyo, dejándome a ahorcadas.

–Entonces hazlo, adórame como solo tu sabes hacerlo.–Le digo antes de besarlo intensamente. Y Justo esa mañana comprobé las palabras de Char, los vampiros podían resistir horas, y horas, incluso días...

****
Me di cuenta que ya se me hizo costumbre publicar capítulos en la madrugada de los domingos. ¿Será que ahora publicaré ese día?
Ya falta muy muy poquito para el final y estoy tan feliz.
Gracias por leer <3

Le pertenezco al alpha Where stories live. Discover now