Capítulo IV

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La semana empezó a pasar con una suavidad acogedora, una que Lena hacía mucho no sentía, tal vez los días pasaban así siempre, pero estar encerrada en una oficina pendiente de correos, contratos, nuevos productos, le hacían perder considerablemente la noción del tiempo. No olvidaba que había prometido a Lori llevarla a la mansión para que pasara haciendo galletas con la señora Danvers y, principalmente que compartiera con ambas rubias, pero decidió esperar un poco más para ello, no quería que pensaran que lo hacía por un interés más allá, exactamente por la fama de la actriz. Que, por cierto, desde aquel día que indagó un poco y enteró sobre su accidente, no sabía cómo decirle a su pequeña, no por nada malo, sino porque ella resultaba tan enérgica que, a veces no medía los juegos que hacía, le daba miedo que le hiciera algo de daño. Por su parte, tampoco podía dejar de pensar en ella (no solo por el suceso tan horrible), desde que la vio en una foto de Internet, claro, es algo complementamente normal, ¿no?. Para despejar sus propios pensamientos, aprovechó para iniciar las vacaciones de forma oficial. Comenzó a mostrarle maravillosos lugares que ella conocía a su bebé, como el Times Square, Central Park, Top of the Rock, Empire State Building, Liberty Statue, 5th Avenue y principalmente Broadway. Todo eso fue durante la semana, donde pasaron comiendo los deliciosos y famosos hot dogs de New York, recordaba con mucha vehemencia como los ojos de su pequeña brillaban de felicidad, tras su visita a Broadway era un sueño hecho realidad para la pequeña Luthor. Esa noche pudo conseguir unos boletos a la obra del momento, uno de los éxitos de Disney, El Rey León, verla tan emocionada dando pequeños brincos cuando aparecía Simba, Timón y Pumba, "Hakuna Matata", se repitió varias veces esa noche en su mente.

Era viernes, el reloj marcaba las 12:00 M. D. iban por medio Central Park comiendo una hamburguesa con fresco no gaseoso. La pelinegra no apartó en ningún momento ka mirada de su hija, mientras la miraba sonreía con diversión y le dio un último mordisco a esta para botar la envoltura a un basurero cercano, si mi madre nos hubiera, me mataría por darle una mala atención a Lori, pero después de hoy habrá más verduras y frutas en la cena, pensó con diversión sacando una toalla húmeda del paquete, ser mamá significaba estar preparada en todos los sentidos de la palabra.

— ¿Te gusta New York, mi amor? — le preguntó agachándose para limpiarle las manitas y boca, porque también había terminado la suya. Lori se quedó quieta dejando que lo hiciera, pero tenía una pequeña sonrisa.

— Sí, mamá, me gusta. Cuando sea grande quiero ser una gran actriz — le dijo con su tono infantil, pero ilusionado. Lena la miró unos largos segundos y le acarició la mejilla.

— Tú serás lo que tú quieras ser, amor. Siempre te apoyaré en lo que sea — le dio un sentido beso cargado de amor en su frente. Lori abrazó su cuello antes de que se levantara y le dio ella un sentido beso en su mejilla. Luego de dejar la respectiva basura en su lugar siguieron su recorrido.

Apesar de que no tenían tanto tiempo en esa ciudad, ya alcanzaba a olvidar todo lo que la atormentaba a ella misma, caminaba por las calles de la mano con hija tranquila, sin embargo, siempre notó alguna que otra mirada puesta en ella, pero no lograba distinguir si era porque la veían atractiva o porque la reconocieron en alguna local, de igual forma, los ignoraba siguiendo su camino. Ya habían atravesado varias veces el mismo famoso parque (como lo hacían precisamente), no obstante, la ojiverde aprovechaba cada ocasión en que lo hacían para tomarle una foto, como si fuera la primera vez, también se tomaban los cientos de "selfies", estaba pensando en comprar un álbum para colocarlas ahí, no tenía por qué ser solamente digital. Ya conocían casi en totalidad el verde lugar, el maravilloso aire fresco les llenaba los pulmones con su frescura, a pesar de la contaminación, como la hay en cualquier otro lugar.

— Mamá, ¿puedes comprar un tarrito de burbujas de jabón? — le pregunta luego de ver al vendedor cerca de ellas. La pelinegra le sonríe y ambas se comienzan a dirigir hacia él.

El Renacer De Una EstrellaWhere stories live. Discover now