Capítulo XXII

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Un par de besos más tarde Kara invitó a sentarse a Lena para que empezaran a degustar el almuerzo. La CEO no dejaba de sonreír mientras la rubia le corría la silla para que se sentara, no podría creer que ambas estaban sintiendo lo mismo, para ella parecía un sueño porque no lo creía posible. Pensaba que Kara solo la quería como amiga y nada más que eso, claramente se había estado equivocando. Todo este tiempo soñó tantas veces un posible desenlace, pero jamás se lo imaginó así, donde ambas se declararan a la vez, ni que Kara fuera la encargada de dar el primer beso, ese que desde hacía tiempo venía deseando. Miró a su acompañante y suspiró al recibir un pequeño beso en su mejilla de parte de esta.

— Espero que te guste el almuerzo — le dijo la rubia abriendo la botella de vino rosado con una sonrisa tímida, ya que el almuerzo era estilo mediterráneo. Lena asintió sintiéndose más que complacida dándole una sonrisa amplia y sincera. Por supuesto, ella siempre había sido amante de las comidas mediterráneas, solo que ahora tenía una inclinación muy fuerte por las comidas rápidas, sin embargo, le encantó que Kara se tomara el tiempo para pensar en todo, la hacía sentir muy especial, ya que nadie lo había hecho, apartando a sus familiares, claro.

— Está perfecta, cariño — le dijo la CEO atreviéndose a llamar de esa forma y el corazón de la ojiazul saltó de alegría robándole un beso al instante, siendo correspondido de la misma forma — Tendré que decirte así más seguido para conseguir más besos — bromeó sintiéndose embobada y la rubia comenzó a reírse dándole otro pequeño beso separándose de ella para llenar la copa de vino. Lena sonrió con ensimismamiento, hasta que se dio cuenta que seguía sin saber cómo Kara había logrado hacer todo eso en la sala de juntas sin que ella se diera cuenta, pero no tardó mucho tiempo en que su mente lo dedujera con rapidez, Jess, claro, ella fue, pensó tomando la copa de vino que le ofrecía el amor de su vida y finalmente esta se sentó.

— Ten un buen provecho, cariño — le dijo ella también con mucha dulzura cargada en su voz, ¿por qué iba a rehusarse a llamarla así?, estaba más que segura de que empezarían algo muy importante juntas, una historia, una familia junto a Lori y por qué no, un segundo integrante como ella lo había pensado con anterioridad. Lena la miró con profundidad y no evitó soltar una pequeña risa (seguía sin creerlo), comenzó a partir el pollo con el cuchillo y el tenedor. Después de que el almuerzo estuviera un poco avanzado entre risas y pequeños besos robados sabían que llegaba la hora de que hablaran sobre lo que pasaría de ahora en adelante con ellas — Len, ahora que sabemos nuestros sentimientos y que son correspondidos gracias Dios. Me gustaría que sepas algunas cosas importantes — le dijo tomándola de la mano acariciándole el torso de su mano y la pelinegra prestó toda su atención en ella, seguían contactadas, porque en ese justo momento estaba pensándolo — Sabes que yo amo a Lori como si fuera mi propia hija, estoy enamorada de ti y no tengo ningún problema en que seamos las tres. Me gustaría que lleguemos a conformar una bella familia — le dijo sinceridad mirándola a los ojos con un brillo especial y Lena comenzó a sonreír ampliamente con el corazón latiéndole con fuerza, no necesitaba que le confirmara el amor que siente por su hija porque ya lo sabía, pero escucharla de sus propios labios era diferente, inexplicable la calidez que comenzaba abundar en su pecho.

— Cariño, no sabes lo mucho que significa para mi el amor que le tienes, nos tienes. Lorian y yo estaremos más que ilusionadas por conformar una familia contigo. Yo lo quiero todo a tu lado — le dijo también con sinceridad en sus palabras, sentía como sus ojos empezaban a humedecerse, ella conocía casos en donde las relaciones con niños de por medio no funcionaban (en su mayoría), pero conocía a Kara, sabía que sus intenciones eran las mejores del mundo, ¿cómo podría dudar de ello?, jamás lo pondría en tela de duda. La rubia abrazó a la CEO sonriendo completamente emocionada dándole varios besos en su mejilla — Pero, ¿cómo haremos?, ¿te irás a New York de nuevo? — no le gustaba romper los momentos mágicos, pero tenía esa duda en ella, ¿cómo harían a la distancia?.

El Renacer De Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora