Capítulo VI

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Tenía muchos sentimientos en ese momento, se sentía confundida, asombrada, irritada y, ¿dolida?, todo eso le hizo sentir Kara en tan solo unos minutos, sintió deseos enormes de salir corriendo con su hija a su hogar, pero, no quería que la señora Danvers se sintiera ofendida por rechazar una cena suya, en realidad, no tenía pensado qué podía cocinar a esas horas, lo más lógico para ella sería solicitar comida por delivery. En cambio, todo lo preparado por la rubia mayor olía fantástico (eso la llevó a no defraudar a su estómago), no le extrañaba en absoluto, se notaba la buena mano que tenía para cocinar. Además de ello, lo principal, no quería que a su hija se le rompiera el corazón si la alejaba de la actriz, en ese preciso instante, estando a punto de comer junto a su estrella favorita. Pero, las madres lo hacen todo por sus hijos, hasta complacerlos en todo no estando del todo de acuerdo, ¿no? (al menos la mayoría), sin embargo, no podía negar lo incómoda que se estaba sintiendo en esos momentos, se tuvo que sentar frente a ojiazul, por alguna extraña razón sucedió así o tal vez no tan extraña después de todo.

La consternación que le causó por la severa acusación que le hizo no la dejaba concentrarse del todo, ¿yo coquetear con su hermana, sabiendo que está saliendo con Sam?, qué mente más trabajadora, pensó con sarcasmo sin poder detener una sonrisa con la misma expresión mientras se acomodaba mejor en la silla. Pasaron los primeros minutos y se vio obligada a levantar su mirada, por sentir que alguien la observaba con profundidad, era ella, sentía como sus ojos azules se clavaban en su interior como dos lanzas atravesando de forma mortal su pecho, no la quería ahí, para Lena era obvio. Las demás no eran ajenas a lo que sucedía, se encontraban sumergidas en un silencio que podría cortarse con un cuchillo, demasiado incómodo, excepto su bebé que parecía estar feliz y concentrada comiendo el pollo al horno que le sabía a gloria.

Alex se sentía un poco inquieta moviendo sus pies debajo de la mesa, quería que la tierra se abriera y la transportara directamente hacia Samantha, hace mucho tiempo que no tenía esa sensación, ni en sus casos más cumplidos en la corte. Miraba de reojo a su madre Eliza, pero era todo lo contrario a ella, parecía tener mucha tranquilidad, esta solo miraba a la pequeña una sonrisa llena de ternura, esa mirada la conozco, pensó masticando lo más lento posible para no abrir una posible conversación.

La señora Danvers conocía a la perfección las rabietas de su hija menor, así que dejó un momento sus cubiertos en el plato y terminó de masticar la comida, quería poner aprueba a la pelinegra y a su vez observar las reacciones de Kara.

La rubia se tensó un poco, conocía su postura, era la misma que tenía cuando iba a iniciar su interrogatorio y eso la transportó a la secundaria, en el momento exacto en el que interrogó al novio de Alex (cuando no tenía clara su sexualidad), solo que fue peor para su hermana mayor porque Jeremiah era muy sobreprotector.

— Bueno, Lena. Me gustaría conocer un poco más de ti, si no te molesta, claro — le regaló una sonrisa brillante. Alex casi se comienza a reír al ver el rostro asustado de Kara que, prácticamente se cubría su rostro con la servilleta.

— ¡Mamá!, no empieces con eso. Tal vez a la señor... A Lena no le gusta eso — levantó su sonrojado rostro y la miró fijamente suplicando que le siguiera el juego. No obstante, Lena le sonrió a la señora Eliza, ignorando por completo la mirada suplicante de la actriz.

— Kara, cariño, no tiene nada de malo, ¿verdad, Lena? — le colocó una mano sobre la suya para relajar a su hija menor, pero esta solo tenía el ceño fruncido, deseando tener rayos láser para quebrarle la copa de vino que tenía en su mano.

— No te preocupes, Kara. No tiene nada de malo contestar las preguntas de su linda madre — la miró con burla levantando ligeramente su ceja. Eliza sonrió más ampliamente entrelazando sus dedos más intrigada por saber de la pelinegra, desafiando a mi hija, esto me gusta, pensó con diversión. Alex se burlaba con la mirada a Kara y esta le dio una advertencia con sus ojos — Puedes iniciar cuando gustes — siguió cenando a la vez que vigilaba a su bebé, no quería que se manchara su ropa, más de lo que estaba por la presencia de harina.

El Renacer De Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora