23. The Weasley's And The Portkey

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LOS WEASLEYS Y EL TRASLADOR

Los Black y Los Lupin despertaron a la madrugada para poder ir a la madriguera

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Los Black y Los Lupin despertaron a la madrugada para poder ir a la madriguera. Harry había tenido que ir el día anterior a casa de los Dursley a petición de Dumbledore, aunque a Sirius y a Olivia no les agradó mucho la idea, el azabache tuvo que ir a Privet Drive.

Sirius se encontraba en la cocina, con una gran cara de dormido, y si no fuera por Amaris (quien le daba unos fuertes cachetazos para que no se quedara dormido) ya se hubiera recostado a dormir encima de la mesa.

Regulus y Olivia estaban con la energía al cien por ciento. Nunca habían ido a una Copa Mundial de Quidditch, y podrían presenciar uno en quien sabe cuantos años.

Y Remus se encontraba arreglando las mochilas, sabía que todas las personas que se encontraban en la cocina no las habían hecho. Era como la mamá gallina de la casa, además de que siempre tenía un ojo puesto encima de Regulus, quien diría que Remus Lupin era un padre celoso.

— Cielo...— habló Regulus, al escuchar un sonido afirmativo de su novia, siguió hablando— ¿Algún día tu padre dejara de hechizarme?

La castaña casi escupe el café con leche que estaba tomando, e intentó contener la risa. Dio vuelta su cabeza para observar el rostro curioso y pálido de Regulus. Realmente si se parecía a Sirius en su juventud, aunque también tenía un gran parecido a Regulus, el hermano de su padrino.

— ¿Quieres preguntarle?— comentó divertida.

— ¿Qué?

— ¡Papá!

— ¡Ollie no!— exclamó temeroso, y bajo la atenta y divertida mirada de su novia y padre, observaron cómo el hombre lobo llegaba a la cocina.

— ¿Qué sucede, Lulú?— preguntó curioso, besando la coronilla de su hija.

— Reg...— comenzó a hablar, pero fue interrumpida por la mano del Slytherin en su boca, impidiéndole hablar. Frunció el ceño, enojada.

— ¡No era nada, Remus!— comentó nervioso, pero luego abrió los ojos ante las cejas levantadas del Lupin mayor, se había dado cuenta de un pequeño error— ¡Lo lamento!, Señor Lupin.

El hombre lobo asintió con una sonrisa leve, adoraba atormentar al adolescente. Se escuchó una gran carcajada, Sirius estaba riendo de la escena que había hecho su hijo. Realmente le temía a Remus, y como si no tuviera otra cosa, el hombre cada vez que veía que se acercaba a su hija lo amenazaba con su varita. El pobre adolescente salía despavorido por temor de que fuera petrificado otra vez.

✓ WOUNDS, Golden Trio EraWhere stories live. Discover now