39. Broken Masks

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MÁSCARAS ROTAS

Harry soltó la Copa, pero agarró a Cedric aún con más fuerza

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Harry soltó la Copa, pero agarró a Cedric aún con más fuerza. Levantó la mano que le quedaba libre y cogió la muñeca de Dumbledore, cuyo rostro se desenfocaba por momentos.

Le dijo algo que no llegó a escuchar, Olivia no entendía cómo es que aún estaba parada en su lugar. Todo se movía a su alrededor, estaba mareada y podía oler el pasto mojado por el rocío.

El rostro de Cornelius Fudge apareció sobre Harry vuelto del revés. Parecía blanco y consternado.

— ¡Dios... Dios mío, Diggory!— exclamó— ¡Está muerto, Dumbledore!

Aquellas palabras se reprodujeron, y las sombras que los rodeaban se las repetían a los de atrás, y luego otros las gritaron, las chillaron en la noche: «¡Está muerto!», «¡Está muerto!», «¡Cedric Diggory está muerto!».

Fudge intentó que Harry soltara el cuerpo sin vida de Cedric, fallando en el intento. Entonces Dumbledore se acercó más a él, intentando convencerlo.

Dumbledore se inclinó y, con extraordinaria fuerza para tratarse de un hombre tan viejo y delgado, levantó a Harry del suelo y lo puso en pie. Harry se tambaleó. Alrededor de ellos, la multitud daba empujones, intentando acercarse, apretando contra él sus oscuras siluetas.

— ¿Qué ha sucedido? ¿Qué le ocurre? ¡Diggory está muerto!

Había chicas que gritaban y lloraban histéricas, entre ellas estaba Olivia.

La Lupin sintió que alguien tomaba su mano, seguía petrificada en su lugar. Y comenzó a seguir los pasos de la persona desconocida, caminando hacia el castillo.

— No te preocupes, cariño.— habló el desconocido— Ya estás conmigo, no dejaré que ese idiota siga contigo.

Dicho eso, siguió llevando a la castaña que seguía en su mundo rumbo hacia el castillo. Cuando llegaron, todo estaba completamente oscuro, y justo en ese momento Olivia se dio cuenta de quien la estaba tomando de la mano.

— ¡Suéltame!— exclamó con voz temblorosa, e intentó escapar— ¡Por favor!

La persona se dio vuelta con rabia en su rostro, estaba furioso. Le dio una bofetada, que le dio vuelta completamente el rostro.

— ¿Quien te crees?— preguntó— ¡¿Eh?!

— Por favor, no he hecho nada malo.— sollozó la castaña— Por favor.

— Suplicar no hará nada.— respondió— ¡Camina!

Y tomándola ahora del brazo, la hizo caminar más rápido, llegando a una puerta. El despacho de Moody, tocó la puerta y fue abierta por Ojoloco.

— Vaya, creo que tu prometida se dio cuenta.— comentó divertido.

— Vete a la mierda.— insultó Aleksander— ¿Dónde está?

Moody abrió la puerta, dando a revelar a Harry, el cuál había quedado en shock por lo que había contado el ex auror, pero se levantó rápidamente con su varita al ver a Olivia en brazos del rubio.

— ¡Déjala ir!— exclamó. Aleksander se carcajeó, mientras colocaba a la castaña frente a él y apuntando su varita en su cuello.

— Baja tu varita o ella sufre las consecuencias.— habló tranquilamente— Aunque sería una gran pena que ella sufriera.

Aleksander hablaba con la cabeza apoyada en su hombro, y dicho eso último pasó su lengua por su cuello. Una tortura para Olivia.

Causándole más temblores a Olivia y asco a Harry.

— ¿Tú fuiste el que...?

— ¿Quien le hizo eso en los Torneos?— preguntó con diversión el rubio— ¡Pues claro que si!

— Nuestro señor le prometió su mano.— habló ahora Ojoloco— Pero su dulce florecita no está muy de acuerdo.

Olivia se intentó safar del agarre otra vez, provocando un enojo del rubio.

-1 ¡Quédate quieta, maldición!— exclamó harto y entonces la tiró con fuerza al piso— ¡Crucio!

El grito de Olivia fue tan fuerte que retumbó por todo el despacho. Harry hizo el amague para atacar pero Aleksander fue más rápido, lo petrificó.

— ¡Crucio!— otro grito aún más fuerte que el anterior.

Moody se carcajeó al igual que Aleksander, se reían del sufrimiento de la pobre adolescente.

Un ruido se escuchó, pero solo Harry lo escuchó. No podía moverse por completo, y se sentía mal de no poder ayudar a su hermana.

— ¡Crucio!— ese fue el último grito que dio Olivia, antes de comenzar a convulsionar en el sucio suelo.

— ¡Idiota!— exclamó Moody, golpeando a Aleksander— ¡Nuestro señor la quería cuerda, no muerta!

— ¡Cierra la boca! ¡Ella es mi esposa!— exclamó Aleksander, mirando cómo la castaña continuaba convulsionando en el suelo.

Un ruido en la puerta se escuchó, estaba a punto de ser abierta. Los habían descubierto.

Aleksander se giró hacia Moody, y asintió. Ambos tenían un plan por si algo así sucedía.

Se acercó rápidamente hacia Olivia, intentando llevársela. Pero la puerta se abrió antes, para ese entonces Aleksander escapó por la chimenea mediante polvos flu dejando a la castaña al lado de Harry, quien seguía petrificado.

Moody levantó la varita y abrió la boca.

— ¡Desmaius!

Hubo un rayo cegador de luz roja y, con gran estruendo, echaron la puerta abajo. Moody cayó al suelo de espaldas. Harry, con los ojos aún fijos en el lugar en que se había encontrado la cara de Moody, vio a Albus Dumbledore, al profesor Snape y la profesora McGonagall mirándolo desde el reflector de enemigos. Apartó la mirada del reflector, y los vio a los tres en el hueco de la puerta. Delante, con la varita extendida, estaba Dumbledore el cual despetrificó al azabache.

— ¡Livvy!— exclamó Harry, arrodillándose al lado de Olivia— ¡Mírame, no te duermas!

Olivia comenzó a cerrar los ojos del cansancio, sentía su lengua adormecida. No podía moverse. Entonces, se desmayó y lo último que escuchó fue el grito de Harry llamándola.

Se adentró en la oscuridad, la cual la recibió como siempre lo había hecho. La oscuridad era una vieja amiga, quien tenía sus brazos abiertos para Olivia.

Porque Olivia siempre aceptaría cada abrazo y susurro que le daba. Se sentía como si volara, como si estuviera flotando en alguna superficie acuosa.

Dejó que la oscuridad se la llevara, sería un hasta pronto para sus seres amados.

✓ WOUNDS, Golden Trio EraWhere stories live. Discover now